Esto del cambio horario es una jodienda. Aquí estoy, a las seis de la mañana con los ojos más abiertos que un búho marcando señas mientras juega al mus.
Estos días han comentado en la televisión que pudiera ser que esta vez sea el último cambio horario. Pero como no es la primera vez, que este vecino del mundo oye el mismo comentario, lo deja ahí con la esperanza de que esta vez sí…
Últimamente se habla, con respecto a Netflix, de que está intentando acabar, y nunca mejor dicho, con los que comparten clave con los que realmente pagan la cuota, esa gota malaya que mes tras mes golpea su tarjeta de crédito. Personalmente este vecino del mundo era prácticamente nuevo en ésto, pero ya esa gran plataforma me advirtió, de eso hace dos días, con un aviso de medianoche, de que en cuatro días me cortaban la respiración asistida…
No puedo dejar de tener la sensación, como en tantos momentos de esta vida, de que el camello de turno (y en la práctica camellos podemos encontrar incluso disfrazados de consejo amigo) ya te ha inoculado su vicio, y ahora, como se dice en mi pueblo: Búscate la vida…
Y de eso, de buscarse la vida, creo que realmente todos hemos recibido varios cursillos en la práctica, desde que la pandemia nos atacó, o nosotros despertamos al monstruo, duda que todavía no he podido despejar, y como me hubiera contestado la madre que me parió: “Y lo que te rondaré morena”.
*FOTO: DE LA RED