1. LA TORRE CAMPANARIO
El campanario consta de ocho ventanales, dos en cada cara. Una terraza con balaustradas y bolas remata el conjunto.
Hasta la última reforma de la torre, llevada a cabo en 2018, había un pequeño tejado a cuatro aguas rematado con una cruz de hierro de forja que, después de la citada intervención, ha sido suprimido y sustituido por un solado de planchas de travertino.
La subida a la torre se realiza a través de diferentes tramos. El ascenso si inicia mediante una espaciosa escalera que da acceso a la tribuna.
Desde aquí parte otro tramo de escalera de caracol que se sitúa en la esquina noroeste. Esta escalera da acceso a una sala que viene a coincidir con el primer cuerpo. De aquí parte un último tramo de escaleras perimetrales al muro que dan acceso directo al campanario. En la reforma de 2018 se ha instalado una escalera de caracol de forja para ascender a la terraza superior, que sustituye a una anterior de mano.
En la terraza superior se conserva la estructura de hierro de la campana del reloj, probablemente instalada en el año 1934 para la campana del Reloj, fundida ese mismo año.
En las fotografías antiguas puede apreciarse un pequeño murete, actualmente desaparecido, denominado antepecho, situado en la parte inferior de los ventanales. La finalidad de este elemento no era de seguridad, como puede pensarse en un principio, sino acústica, para reforzar la expansión sonora del sonido de las campanas.
1.1 Estado original de la torre
Las numerosas señales y elementos conservados en el campanario, así como fotografías antiguas, nos ayudan a conocer la evolución del campanario. Antes de la guerra civil contaba con cinco campanas, cuatro de ellas litúrgicas y una para el reloj, ubicadas en espacios separados: en el campanario las litúrgicas y la del reloj en la estructura de hierro de la terraza superior. Existía también la matraca, ubicada en el interior del campanario.
Las campanas litúrgicas, como viene siendo habitual en las parroquias toledanas, se componían de dos parejas (una de esquilones y una de campanillos), cada una de las cuales se componía de un “macho” (la grave) y una “hembra” (la aguda). Esta diferente tonalidad dentro de cada pareja permitía armonizar los sonidos y componer repiques en los toques. Las campanas se encontraban en el ventanal derecho (mirando desde fuera) de la cara este y en el izquierdo del lado sur.
La Gorda muy probablemente fuera la de la cara este, cuyo emplazamiento actualmente sigue ocupando. Los campanillos se encontraban en el ventanal izquierdo del lado oeste y el izquierdo del lado norte. Muy probablemente, por la inmediatez con la gorda, éste último fuera el pequeño de los campanillos. El ventanal derecho del lado sur y el izquierdo del lado este estaban cegados. En el rincón sureste se situaba el cuarto del reloj, cuya esfera se encontraba en el ventanal que da al sur.
En la guerra civil se destruyeron todas las campanas, sobreviviendo únicamente la del reloj (1934) y la Gorda (1912). Quedó también en la torre la matraca y la maquinaria del reloj, así como el cuarto que lo albergaba.
Entre los años 50 y 60 se fueron reponiendo las campanas que se perdieron durante la contienda. En esas décadas se fundieron dos campanillos, el de San Isidro (1953), llamado popularmente la campana pequeña, y el conocido propiamente como “el campanillo” (1965). El primero se situó en el ventanal izquierdo del lado oeste, y el segundo en el ventanal izquierdo del lado norte, en los mismos espacios que ocuparon antes de la guerra civil los bronces de menor tamaño de la torre.
En estos años se llevó a cabo una interesante intervención: en 1964 se hizo un nuevo yugo de madera para la campana Gorda. Aunque este fue sustituido con la mecanización por otro de hierro, todavía se conserva en una de las estancias de la torre.
Es un interesante ejemplar en el que se aprecian ciertos elementos de industrialización, y que mantiene las proporciones de los yugos tradicionales. Así permaneció el campanario hasta que se electrificaron las campanas. Desconocemos en qué momento tuvo lugar, pero debió ser entre la década de los 80 y los 90.
1.2 Estado de la torre a finales del siglo XX
Entre los años 80 y 90 se llevaron a cabo una serie de reformas y actuaciones bastante importantes en la torre que se han mantenido hasta la última reforma de 2018.
En primer lugar, se llevó a cabo el desmontaje del reloj y el desmantelamiento de toda la instalación. Se suprimió el cuarto del reloj y se abrieron los ventanales cegados. La campana del Reloj fue descolgada de su estructura metálica y puesta en el ventanal izquierdo de la cara sur, pasando a integrar el conjunto de las campanas litúrgicas. En el año 2006 se colocaron dos campanas nuevas en los ventanales abiertos.
1.3 Estado actual de la torre
Durante los últimos meses de 2018 se llevó a cabo la restauración del interior del campanario. En esta obra se rehízo el solado del campanario y se habilitó la sala del penúltimo cuerpo como sala de exposición de objetos de la torre, en la que se expone el primitivo yugo de la campana Gorda. También se hizo nuevo el cerramiento del campanario, sustituyendo el primitivo tejado a cuatro aguas por un solado.
En esta intervención se incluyó un campanillo nuevo, de muy pequeño tamaño, ubicado en el ventanal izquierdo de la cara norte. El campanillo que había en ese ventanal desde el año 1965 fue colocado en la estructura de hierro de la campana del Reloj. Así mismo, la matraca, que siempre ha estado colocada en el machón central de la cara oeste, ha sido ubicado en el ventanal derecho del lado norte con el objeto de no dejar vacío el ventanal.
3. LOS TOQUES
Los toques tradicionales han podido ser conocidos gracias al sacristán Samuel Sesmero que tocó a mano las campanas hasta su electrificación. Estos toques se realizaban con las únicas campanas que había hasta la electrificación: La Gorda (07), la “campana pequeña (3) y el “campanillo” (2).
La relación de toques que nos proporcionó es bastante completa y bastante bien conservada. Por un lado, estaban los toques de Misa y sus variantes en días de Domingo y diferentes festividades, tiempos litúrgicos (toque de Misa de Adviento) e incluso bodas.
Los toques fúnebres se han conservado también de una forma bastante completa. Empezaban con el toque del Viático, y seguían con el toque a “tránsito” que indicaba según un número de campanadas el sexo del fallecido. Los toques de entierro eran según clase (de primera, segunda o tercera clase).
Diariamente se tañía a las Ave Marías al amanecer, mediodía y anochecer, y después de este último a las Ánimas. Estos toques se realizaban haciendo señales (campanadas seguidas con la “Gorda”, la única que tenía cuerda hasta el pie de la torre), repiquetes (con las pequeñas o con las tres), volteando, o doblando (balanceando la Gorda en los entierros de primera y segunda).
Con la electrificación y la inclusión de más campanas los toques han variado sustancialmente. Las campanas de Quintana –4 y 5- son las encargadas de tocar a las oraciones, la 2 y la 3 tocan en las Misas de domingo volteando (antiguamente parece que eran repicadas). El toque que se mantiene igual que antes es en las grandes fiestas (Corpus, Cristo de la Salud, Virgen del Egido) se voltean todas las campanas de la torre. Otros toques, como el de Viático, han desaparecido.
De todas estas campanas, las que nos interesan para el toque manual son la “Gorda”, la “Pequeña” y el “Campanillo”, pues con ella se realizaban tradicionalmente los toques manuales, la del Reloj se usaba hasta no hace mucho para marcar las horas y las dos posteriores son muy recientes e instaladas cuando el toque ya era totalmente mecánico.
• Oraciones: se realizaba al amanecer, al mediodía y al anochecer (tocar al Ángelus es una denominación moderna). Se tocaban 9 campanadas con la Gorda espaciadas en 3 grupos de 3 campanadas cada uno seguido de un volteo del campanillo.
• Ánimas: se realizaba una hora después del anochecer. Se tocaban 7 campanadas con la “Gorda” seguido de un volteo del campanillo.
• Misa Mayor en domingos: el primer toque se realizaba ejecutando un repiquete.
• Solemnidades importantes: se tocaba en las festividades de Resurrección, Navidad, Corpus Christi, Santo Cristo de la Salud, Virgen del Egido, Gloria Jueves Santo, tanto para las misas como para las procesiones que se hacían esos días. Se ejecutaba volteando todas las campanas.
En el caso de toque para señal de la misa de estos días, el volteo se realizaba en el primer toque, siendo el segundo y tercer toque iguales al de las otras categorías de misas. Durante las procesiones que tenían lugar estos días, se tocaba largo rato.
• Alzar: se tocaba principalmente en misas solemnes, aunque antiguamente se hacía en casi todas. Se “repicaban” todas, o bien se volteaban.
• Adviento: el toque de misa del tiempo de adviento variaba, no era ni triste ni alegre. Se tocaba todos los días de este tiempo litúrgico con la “Gorda” y otra (la “pequeña” o el“campanillo”) y el ritmo era tin tan tin tan tin tan (Imaginamos que solo se tocaba así el primero de los toques que precedían a la misa).
• Jueves Santo -después del Gloria- y Viernes Santo: matraca.
• Bodas: se indicaba si la misa era de bodas haciendo una pequeña variación en la secuencia de campanadas de la Gorda del segundo toque, tantan tantan, en vez de tan tan tan tan. El primer toque correspondía al toque de misa de la categoría litúrgica del día en concreto.
• Arrebato: tocar deprisa y desacompasado, sin orden, todas las que se pudieran para dar señal de alarma.
• Viático: siete campanadas sueltas con la “Gorda” seguido de un repiquete.
• Tránsito: anunciaba la muerte de una persona. Se daban 12 campanadas lentas con la Gorda para un hombre y 13 para una mujer. Su número está en relación a la costilla de Eva. Si moría un niño se tocaba con dos (la “Gorda” y otra), tocando lento al principio y terminando con un repiquete.
• Entierros: son los llamados toques de muerto. Había de tres clases (primera, segunda y tercera), según el estipendio que se pagara a la parroquia y al campanero.
◦ Primera clase: acudía al entierro el Sacerdote acompañado de diácono y subdiácono, vestidos con el terno negro completo (capa pluvial y dalmáticas) y el sacristán con sotana y roquete. El toque consistía en doblar con la campana mayor, es decir, balancearla sin que llegue a voltear (¿dejándola en pino o solo balanceándola?) y contestando con las otras dos tin tan. Para este toque se necesitaban dos personas, que en ocasiones eran los empleados de la familia del finado, que tocaban durante largo tiempo.
◦ Segunda clase: acudía el sacerdote con capa pluvial y el sacristán con sotana y roquete. Se tocaba a medio volteo la campana “Gorda” y respondía una de las pequeñas.
◦ Tercera clase: el sacerdote iba vestido solamente con roquete y estola y el sacristán acudía de calle. Se tocaban la “Gorda” y otra campana, lentamente: tin.....tan.....tin.....tan.....
Si fallecía un sacerdote o se tenía noticia de fallecimiento del Papa se tocaba como a muerto de primera clase.
4. CONSERVACIÓN Y PROPUESTA ANTE UNA EVENTUAL RESTAURACIÓN
Debido al desconocimiento general sobre el tema, en buena parte suscitado por la ausencia de campaneros (que han sido sustituidos en los últimos años por autómatas eléctricos), a continuación se expone una pequeña guía de consideraciones y exigencias que deben cumplirse ante una eventual restauración o intervención del campanario, con el fin de evitar la destrucción de patrimonio material (piezas de bronce, yugos y estética de la torre) e inmaterial (imposibilidad de ejecutar los toques tradicionales del campanario).
En primer lugar, se exponen unas nociones básicas sobre las campanas del Arzobispado de Toledo, seguido de recomendaciones particularizadas para el campanario de La Puebla de Almoradiel.
4.1 Las campanas en la archidiócesis toledana
La morfología de las campanas, esto es, su aspecto externo, varía según la provincia eclesiástica en que nos encontremos. Esta morfología viene determinada en su mayor parte por la forma que presente el yugo que sujeta la campana.
Esta morfología del yugo determina también de forma decisiva el tipo de toque que se puede realizar con la campana (repique, medio vuelo o volteo) y el sonido que genera la misma (especialmente en los volteos y medios vuelos).
El yugo no es ni más ni menos que el contrapeso que tienen las campanas para poder ser osciladas.
Se piensa que este tipo de toque (el paso del repique con cuerda al volteo u oscilación) surgió a finales de la Edad Media en el sur peninsular (archidiócesis sevillana) extendiéndose después al levante y centro peninsular. En el sur y el levante este tipo de toque se adquirió en la forma de volteo de la campana, lo que genera un ritmo ternario (2 golpes y un silencio) en cada vuelta completa. Por su parte en el centro peninsular, especialmente en la provincia eclesiástica de Toledo (la actual Castilla-La Mancha, Madrid y sur de Castilla y León) el toque de campana en movimiento evolucionó a dos variantes: el volteo como en el sur y levante y el medio vuelo. Si el volteo genera un ritmo ternario (dos golpes y silencio) el medio vuelo genera un ritmo binario de dos golpes consecutivos rítmicos.
Para poner en práctica estos toques surgió el denominado yugo “toledano” que a continuación pasamos a describir.
4.2 El yugo toledano
Se denomina yugo toledano a una morfología de yugo propia del centro peninsular surgida en la archidiócesis de Toledo.
De forma general un yugo se compone de las siguientes partes:
• Eje: Los ejes son dos piezas de hierro insertas en acanaladuras realizadas en la parte inferior de cada lado del brazo, de forma que no entren en contacto con el bronce e impidan la transmisión de la vibración al muro. Sujetan la campana a la torre y suelen asentarse sobre unos cojinetes que tradicionalmente eran de madera, estando estos empotrados en la pared de la torre.
• Brazo: El brazo es la pieza de madera donde se sitúa el eje de giro. Esta pieza es la principal de todo el conjunto, pues lleva fijada en los ejes.
• Cabeza: es la parte superior del yugo y sirve en buena medida de contrapeso. Su tamaño y forma son muy variables.
Adicionalmente, los yugos pueden poseer una palanca inserta en el brazo para oscilar o voltear la campana. En el caso de Toledo, todos los yugos originales poseen esta palanca que permitía a los campaneros manejar las campanas durante los toques.
El tipo de yugo determina el contrapeso que posee la campana. En el caso de los yugos toledanos se trata de yugos relativamente pequeños para el tamaño de la campana, que contrapesan poco por sí mismos y se sirven de parte de la campana para que ella misma sirva de contrapeso. Para conseguir que parte de la campana contrapese el yugo se desarrollaron ejes acodados, en forma de “L”, que son típicos de la diócesis toledana.
Además de presentar los ejes acodados, el yugo toledano tiene rebajado el brazo, de forma que la campana queda embutida dentro de esta pieza del yugo, lo que otorga mayor robustez al conjunto.La cabeza suele ser en general estrecha y estilizada, otorgando esbeltez al conjunto, y más que para contrapesar sirve para manejar la campana en los volteos junto con la palanca.
Los abarcones que sujetan la campana suelen estar fijados mediante tornillos a una pieza de madera más pequeña dispuesta transversalmente a la cabeza en la parte superior.
Así mismo, estos yugos suelen tener refuerzos metálicos semicirculares en el brazo para prevenir que la madera del yugo se raje por el peso de la campana o por secarse demasiado la madera.
Este tipo de yugo permite un control muy preciso de la pieza durante los volteos, permitiendo tocarla a volteo completo y dejando la campana invertida boca arriba sin mucho esfuerzo.
Así mismo permite reducir las dimensiones del vano del campanario para instalar la campana, al estar situado la línea de giro dentro del perfil de la propia campana.
Esta línea de giro no representa el punto exacto en que queda el 50% del peso por encima de ella y el 50% por debajo: de ser así, con un simple impulso la campana podría pasar bastante tiempo volteando sin volver a impulsarla. En realidad, representa el punto en que la descompensación de peso entre la parte inferior y superior es más o menos del 20-25 % del peso a favor de la parte inferior. Esta descompensación es la que permite precisamente dejar parada boca arriba la campana sin mucho esfuerzo, y es la que otorga al volteo de las campanas de estilo toledanas 2 golpes más rápidos y alegres que las valencianas. El ritmo sería así más parecido a 2 golpes y dos silencios que a 2 golpes y silencio como es el caso de las campanas de estilo valencianas.
El yugo de estilo toledano además permite una oscilación de la campana sin que esta llegue a dar la vuelta completa, generándose un ritmo binario alegre. En el caso de los yugos valencianos, esta oscilación se usa para dar los toques de muerto, ya que el elevado contrapeso de sus yugos hace que el ritmo de este toque sea muy lento y suene a “campanadas” de difunto.
Todos estos motivos serían más que suficientes para argumentar a favor de conservar este tipo de yugo en las iglesias en las que ya estaba presente. A ello se suma la alteración estética que supone su sustitución, modificando notablemente la imagen del campanario.
A continuación, adjuntamos unas indicaciones sobre las proporciones estándar de los yugos toledanos para su correcto equilibrado, y unos esquemas ilustrativos sobre este tipo de yugos:
Para concluir incluimos una serie de recomendaciones sobre la conservación de las campanas. En primer lugar, planteamos una serie de consejos sencillos como medidas preventivas para mejorar las condiciones de las campanas relativos a los badajos y la protección contra aves; en un segundo lugar pasaremos a cuestiones de mayor complejidad, con unas orientaciones básicas sobre la restauración de las campanas
El ideal que habitualmente planteamos en las propuestas de restauración es dejar el campanario de forma que se pueda tocar manualmente, tal y cómo se hacía antaño. Por eso, todas las intervenciones deben estar orientadas a respetar la instalación tradicional, conservarla y restaurarla.
1.-Redes anti-palomas:
Las campanas y la torre están bien cuidadas. Siempre que sea posible evítese colocar este sistema, pues impediría la ejecución de los toques de volteo. En caso de proceder a instalar estas redes, colóquense de tal forma que permita voltear las campanas. En cualquier caso, el método mas efectivo para prevenir plagas de palomas y sus deposiciones (palomina) es subir a la torre con frecuencia y realizar labores menores de mantenimiento (barrido del suelo, eliminación de nidos etc).
2.- Colocación de electromazos y badajos:
Las campanas San Isidro (Campana 2.3), Del Reloj (2.6) y Gorda (2.7), presentan electromazos y/o badajos que no golpean en el punto correcto de la campana. Por lo que corren PELIGRO INMINENTE DE ROTURA. Han de ser ajustados correctamente. Además, estas campanas son las más antiguas de la torre, lo que hace más necesaria aún esta intervención.
Badajo campana del Reloj. Golpea alto ¡¡Peligro de rotura!!
3.- Si se procede a sustituir los yugos por otros nuevos tómense siempre las siguientes indicaciones:
1. Tómese el yugo de madera conservado en una de las salas de torre como modelo de yugo y háganse nuevos según dicho patrón con el tamaño apropiado para cada una de las piezas.
Yugo original de la campana gorda.
2. De no ser posible la opción anterior, sustitúyanse los yugos de cada campana por otro nuevo de forma, tamaño y peso siguiendo el esquema y los patrones que hemos indicado en la sección anterior 4.2 “El Yugo Toledano”.
Y, sobre todo, tengan en cuenta que, aunque la empresa seleccionada para hacer la intervención insista en ofrecer un modelo de yugo como toledano, SI NO TIENE BRAZO CON ESCOTADURA, EJES ACODADOS Y CABEZA ESTRECHA: NO ES UN YUGO TOLEDANO.
4.- Recuperación de toques:
La programación de los toques automáticos en el ordenador ha de hacerse siempre en base a los originales de la parroquia, pues suponen un patrimonio inmaterial genuino del pueblo. Ténganse por tanto en cuenta los toques que hemos podido documentar para su implantación.
5.- Recuperación del toque manual:
Recomendamos así mismo que se procure el conocimiento del repertorio de toques tradicional a las nuevas generaciones a través de actividades. La recuperación del toque manual de campanas forma parte de la restauración de los campanarios, ya que las campanas tocadas con martillos son “campanas sin alma”.
Por ello proponemos la creación de un taller de toque de campanas del cual puede salir un grupo encargado del toque manual y de la conservación de las instalaciones (la torre que más se estropea es aquella en la que no se sube a tocar). Sería deseable que, al menos en los días señalados para La Puebla, es decir, festividades patronales, fiestas de hermandades y fiestas solemnes de toda la Iglesia (Navidad, Semana Santa y Corpus Christi), las campanas pudiesen ser tañidas a mano.
ROMERA SOTILLO, Álvaro; JIMÉNEZ-JIMÉNEZ, Carloshttp://vozdebronce.blogspot.com/search/label/Arzobispado%20de%20Toledo&version;
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