El campo y yo mantenemos un tipo de relación de amor odio, de esas de ni contigo ni sin ti. Me empeño en pensar que soy una chica de campo, que podría pasar un mes en mitad del monte sin problemas, pero en el fondo sé que no…Me gustan los paisajes, la brisa fresca, el olor a naturaleza, sus sonidos, pero no estoy preparada, o no se prepararme. Nunca llevo el calzado adecuado, ni la ropa, ni las herramientas necesarias. Cuánto mal hicieron las tiendas Quechua, no hace falta anclarlas al suelo…¿para qué? La ley del mínimo esfuerzo. Tendría que pasar unos meses con los Boys Scouts!
Pero no me rindo, me gusta el campo, supongo que iré aprendiendo aunque a veces me den ganas de ponerme a gritar…
Y llega la noche. Por la mañana el sonido de los pajaritos es todo paz y amor. Por la noche, los mosquitos y grillos te atormentan con sus cánticos de la muerte.
Mi parte favorita, las rutas de senderismo con sandalia suela de papel, el modelo más recomendado.
Y bueno, si pretendes permanecer las 24 horas del día impoluta la llevas clara. Al campo se va con los niveles de higiene un poco por debajo de lo normal, cuanto antes asimiles esa información mejor…
¿Y vosotras? ¿Sois de campo o de ciudad?
O sois como yo…que ni sí, ni no.
Ya os diré si sobrevivo a la acampada del fin de semana que viene…
Y el siguiente al festival Arenal Sound (o Orinal Sound)…que eso si es duro!!!!