Siempre me han recordado los puentes del Canal de Cabarrús las imágenes de esos barcos varados en tierra y lejos ya del mar, en este caso atrapados por un mar de secano y cereal, como si los hubiesen clavado allí, sin una gota de agua que los de esperanza y motivos para estar, con un aspecto casi fantasmal, añorando que alguien los salvara e hincara un kilómetro más allá en pleno Jarama para volver a sentir la vida, el agua bajo sus ojos, pero quizá sufran también la maldición que cayó sobre quien los mandó construir, Francisco Cabarrús, afrancesado que murió en Sevilla en 1810 siendo ministro de finanzas de José I, "Pepe Botella", el Bonaparte, enterrado en la capilla de La Concepción de la catedral sevillana y que tras la vuelta del felón Fernando VII, según algunas versiones, sus restos fueron arrojados al Guadalquivir.
El canal estaría operativo solo unos pocos años hasta 1822 y sus restos serían engullidos por el cultivo del cereal de secano pero hay quedan como muestra de una época ilustrada, principalmente la de Carlos III.
Francisco Cabarrús fue el padre de Teresa Cabarrús, dama de gran belleza que protagonizó importantes sucesos durante la Revolución francesa.
Sobre Teresa tiene DLT en su blog "desdelaterraza" esta entrada:
Una francesa de Carabanchel