El cáncer de Rajoy

Publicado el 28 enero 2016 por Cronicasbarbaras

Los países y sus partidos políticos son como cuerpos humanos que pueden sufrir un gravísimo cáncer mientras hacen vida normal.

A España y al PP les han aparecido numerosos cánceres por la corrupción. Aunque muchos son curables, no haberlos atendido a tiempo ha puesto en peligro su calidad de vida e incluso su supervivencia.

Empresas, mercados, inversores, las autoridades internacionales y de la UE han alabado el trabajo del jefe del PP, Mariano Rajoy, aunque están preocupados porque el cáncer lo ha debilitado dejándolo con 123 de los 186 diputados que tenía hace cuatro años. Así no puede seguir gobernando.

En España hay un nuevo y acreditado cirujano que propone internar a Rajoy en un hospital oncológico y que deje que gobiernen su partido y España otras personas cercanas, libres de su enfermedad y de metástasis.

El tratamiento lo propone Albert Rivera, de Ciudadanos, y su diagnóstico la comparten el ojo clínico de muchos españoles, y médicos que nunca simpatizaron con el enfermo, como Felipe González, además de numerosos ministros de gobiernos anteriores socialistas, populares y de UCD.

Mientras se decide, un brazo del cuerpo, el independentismo catalán, agita una motosierra para extirparse de España. Claro que el brazo, una vez libre, se pudrirá sin su riego sanguíneo natural.

Ante Rajoy hay un camillero voceras diciendo ser internista, Pedro Sánchez. Quiere aliarse con un pedicuro, vulgo callista, titulado en Venezuela e Irán, Iglesias Turrión, ególatra autoproclamado cirujano que exige darle otra motosierra al brazo restante para que extirpe los demás órganos, y después a sí mismo.

Rajoy, hágale caso a Ciudadanos. Intérnese urgentemente. Incluso puede dejar que gobiernen ellos, en coalición con los mejores e intachables especialistas populares y socialistas, que también deberían excluir inexcusablemente al agresivo camillero chillón.

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SALAS

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Y ahora una muestra recuperada de "la nueva política" del pequeño Pablo y sus cortes. Este es el Ayuntamiento de Ferrol. Alcalde y concejales reunidos supuestamente para resolver un problema local de agua potable. Obviamente una cuestión de higiene política y estética, y ética y estética van muy unidas.