El Cañón del Sumidero, la belleza contaminada

Por 21wonders @21Wonders

Sin llegar a ser un oxímoron, es común encontrar en México grandes diferencias y contrastes en escasos metros. Esto hay que conocerlo, convivir con ello y si se puede, aportar algo para solucionarlo; sin embargo, durante mi viaje por el país hubo un día que sentí una gran tristeza e impotencia al conocer uno de los símbolos del país y quizás el enclave natural más importante de Chiapas.

Ese día fue durante la excursión que realicé al Cañón del Sumidero, un lugar tan espectacularmente bonito, como sucio y contaminado. Lo peor, la triste normalidad que se le da al asunto, casi resignación. Un lugar que podría ser una maravilla, se queda en una belleza contaminada. Ésta es mi historia.

Postal del Cañón del Sumidero

Localización

Enclavado en pleno corazón de Chiapas, a escasos 10 minutos de la capital del estado, Txutla Gutiérrez y a 1 hora de la capital cultural y sentimental, San Cristobal de las Casas, encontramos esta joya de la naturaleza mexicana.

Se puede llegar fácilmente en vehículo propio o bien contratando un tour desde San Cristobal de las Casas, opción más habitual y la que elegí en esta ocasión, ya que llegar por cuenta propia y hacer la excursión en solitario podría llevarme casi todo el día sin demasiada diferencia ecónomica.

El precio del tour en Noviembre de 2014 es de 250 pesos e incluye recogida en tu alojamiento, transporte, entrada y paseo en lancha por el cañón, transporte hasta Chiapa del Corzo y regreso hasta San Cristobal de las Casas.

Símbolo de un estado

El recorrido por el cañón se realiza en una lancha rápida, de unas 30 personas, conducida por un guía local que va parando y explicando los principales puntos del recorrido.

El punto más conocido del Cañón

La importancia del cañon del sumidero se aprecia a los pocos minutos de comenzar la navegación. El símbolo de “V” que encontramos en la bandera de Chiapas proviene del cañón y es el punto estrella del recorrido. Ahí la lancha se para y se puede contemplar y hacer fotos con tranquilidad. Se siente paz entre las enormes rocas que custodian el entorno.

Tras esa breve parada continúa con el recorrido y la altura del cañón comienza a notarse, las paredes se hacen cada vez más altas. Impresiona por sus colores y por la velocidad de la lancha. El viento te molesta en los ojos y la gorra parece que quiere volar.

Incluso, haciendo un enorme esfuerzo visual, se aprecian los animales propios del cañón, los monos araña y los pelícanos.

Aves en el cañón

Seguimos avanzado y mis peores pronósticos comienzan a cumplirse. Empieza a aparecer la basura, pero no algunos plásticos o ramas, sino enormes extensiones de suciedad, de todos los tipos. La lancha avanza e incluso en algunas ocasiones tenemos que hacerlo por en medio de la basura; sin embargo, lo triste es que lo que podía ser algo puntual de una zona del cañón se normalizaba y navegamos bastantes minutos más rodeados de basuras, afortunadamente no huele, pero la imagen es muy triste.

La triste basura del cañón

La belleza contaminada

El punto culminante viene al estacionarse en una pequeña ermita donde nuestro conductor nos cuenta su historia y todas las bondades del lugar, pero mi mente estaba en otro sitio, miraba a mi alrededor y ya no veía la belleza del cañón, sólo me sentía rodeado de basura. Era estar en una mini iglesia en un vertedero, pero nadie preguntaba o decía nada al respecto.

La gente hacía fotos y murmuraban, pero silencio, hasta que mi amor propio y mi curiosidad no pudo más y tuve que preguntar: “Cómo es posible que siendo un bien protegido de México esté tan sucio”… se rompió la magia, el guía tenía preparada la respuesta, pero no le hizo demasiada gracia la cuestión. Lo peor no fue su respuesta, él es un mandado, sino la realidad de la misma, incluso las cuestiones posteriores por parte de mexicanos, no de un “insolente” español.

La belleza contaminada

La respuesta la encontramos en la simpleza de la ausencia de limpieza en las calles y la escasa cultura de guardar la basura y tirarla en los lugares adecuados. Al tener tanta basura en los árcenes de las calles, con las lluvias son arrastrados hasta el río más cercano, que casualidades es el segundo más caudaloso del país y éste lo vierte directamente en el cañón del sumidero.

No hablaba de kilos de basura, nos habló de toneladas y que, afortunadamente, estábamos en temporada baja de lluvias, que en temporada alta las cantidades de basura se multiplicaban. Demoledor. La respuesta me dejó unos minutos sin poder disfrutar del cañón pensando en la situación.

Hay que decir que había varias pequeñas barcas recogiendo basura, pero con métodos tan rústicos, que ni en años lo limpiarían. Sus armas de limpieza eran redes de pesca, arpones y las propias manos!! Tremenda la escena.

Detalles finales

Es una auténtica pena que un lugar tan espectacular como el cañón del sumidero tenga estos problemas y lo peor, no parezca que se ponen lo medios para impedirlo.

Espectáculo en el cañón

El final del recorrido, nos devuelve a una zona sin basura, que nos deja varias perlas naturales bellísimas. Desviando la vista varios metros se encuentra una cascada que suelta agua como un aspersor gigante, la llaman del árbol de navidad, porque la forma simula la nieve. Es un lugar para disfrutar del agua y sentirte afortunado por haber visitado el lugar.

Detalles del Cañón del Sumidero

La lancha continúa unos metros más hasta llegar a una presa y una central hidroeléctrica donde se pone el broche al recorrido. Allí hay varias esculturas que recuerdan a sus constructores e incluso una pequeña barca que hace de bar, vendiendo patatas, cervezas, chelas o refrescos.

La vuelta se hace a toda velocidad, surcando los 25 kilómetros de recorrido en apenas 40 minutos y volviendo a pasar por los puntos estrellas del cañón, incluidas las enormes zonas de basura, abriéndose paso por la fuerza de la lancha.

El bar acuático y la central hidroeléctrica

Nos saludan con una sonrisa los chicos que están en la barca haciendo lo que pueden por limpiar. Levanto la mano y les devuelvo el saludo, al menos en este país tan fantástico siempre están de buen humor. Quizás no son conscientes de su importancia, están trabajando para recuperar una joya de México, pero les falta personal, medios y quizás algo de organización. Espero que pronto lo consigan y pasemos de una belleza contaminada a una belleza natural. Lo merece el cañón, lo merece Chiapas y lo merecen los mejicanos.