El cansancio de los padres

Por Gabriel Benítez @BrazosMi

Hay dos tipos de personas con gran actividad física en su rutina diaria: los deportistas y los padres. Y si ya eres deportista y progenitor… bufff, ¡yo prefiero no imaginarlo!
Nosotros llevamos la casa adelante entre los dos. Intentamos que el reparto de tareas sea igualitario y siempre estamos haciendo algo. Cuando uno de los dos está liado con las labores domésticas, el otro está cuidando al niño, jugando con él o paseándolo. Pero también tenemos tiempo para realizar las labores los dos a la vez cuando el crío está pasando la tarde con los abuelos.

Entonces, ¡va todo sobre ruedas!


Esto no siempre es así. Otras veces, organizamos la casa lo mejor posible, aunque dejemos cosas por hacer. Hay que pasar tiempo en familia, así que salimos los tres o jugamos a algo en lo que podamos participar todos y, ya de paso, enseñarle cosas nuevas al pequeño.
Todo lo contado arriba sumado al hecho de que los dos trabajamos, hace que pensemos que ciertos días son interminables diciéndonos a nosotros mismos: deberíamos pasar más tiempo con nuestro niño… Por otro lado, también piensas que deberías dedicarte algo más de tiempo para ti, realizar el hobby que tengas. Esto, queridos lectores, no es egoísmo. Hay veces en las que se convierte en necesidad más que otra cosa, el poder evadirte un rato de tus obligaciones (yo tengo un blog para eso 😁).

Y cuando te sientes desbordado y exhausto por el cansancio…


Ahí llega él, tu crío, pidiéndote que juegues a lo que sea, que le acompañes a la cocina para darle algo de comer o que salgáis a la calle a pasear y corretear. Los niños no entienden de agotamiento. Ellos sólo saben que, tras esperar todo el día para poder verte, ahora quieren que les atiendas, que pases un rato con ellos.
Se deben valorar unas obligaciones y otras. Al trabajo hay que ir, no nos queda otra, es la única forma de sustentar la familia, pero fuera de éste… Ahí es donde puedes inclinar la balanza. ¿Prefieres una casa de anuncio, de las que salen relucientes en las revistas o, por el contrario, prefieres echar un rato con quienes te consideran en este momento su todo?

Para medir el peso, está la balanza


En un lado de la balanza está la casa. La suciedad de la casa seguirá ahí, no te preocupes, nadie se la va a llevar. No es que vayas a vivir en una pocilga, pero con mantenerla decente, debería ser suficiente.
En el otro lado de la balanza, están los que viven contigo en esa casa. El tiempo pasa. El amor que no se cuida, se marchita. De igual forma, únicamente se es niño una vez. Si ahora no pasas tiempo con tus hijos y tu pareja, que es cuando más lo necesitan. ¿Por qué en un futuro iban a pasarlo ellos contigo?
Yo lo tengo claro. ¿Y tú? ¿Hacia qué lado se inclina tu balanza?