El carbonero

Publicado el 24 febrero 2017 por Aleon @Aleonpizarro
de Carlos Soto Femenía.

Título: El carbonero.Autor: Carlos Soto FemeníaEditorial: Destino, 2016Páginas: 288
Sinopsis.
En un pequeño y tranquilo pueblo de la Mallorca rural, a los pies de la Sierra de Tramontana, Marc y su padre pasan meses entre pinos y encinas, en absoluta soledad, con la única compañía del otro. Rodeados por el silencio y la belleza de la montaña, viven atentos al constante proceso de la quema de las encinas, sacrificando el sueño y otras necesidades en una especie de vigilia sin fin. Así es la vida del carbonero: una existencia a medio camino entre la realidad y la ensoñación.
Pero ese remanso de paz queda truncado el día que la muerte irrumpe, inesperada y brutal, en las vidas de Marc y su padre, arrebatándoles de manera violenta a uno la madre y al otro la mujer.
Con una voz serena, por contraste con las angustias que explica, Soto Femenía se erige como un sólido narrador. Su tranquilidad sostiene un relato crudo y violento en el que nos encontramos con un protagonista que tendrá que afrontar el dolor por la muerte demasiado temprana, y, después, la sed de venganza al alcanzar la madurez y tomar consciencia de que la tragedia y la injusticia vital se sirven de todos nosotros sin preguntar.
Estamos sin duda ante una nueva vuelta de tuerca dentro de la narrativa del más alto nivel: un drama rural con fondo criminal que calará en lo más hondo del ánimo del lector gracias a la minuciosidad y delicadeza de una historia enmarcada en un entorno y un paisaje únicos.
Impresión personal.
Hace unos años me enamoró el libro de Jesús Carrasco "Intemperie" y me enamoró por lo mismo que me ha enamorado esta entrega de Carlos Soto, por esa fotografía a la vez desgarrada y serena que ambos autores dibujan de un entorno rural en estado puro, una comunión perfecta entre el hombre y la naturaleza donde no hacen falta las palabras y los silencios son el lenguaje más claro en un entorno donde las leyes no están escritas en códigos legales sino en la fuerza de la práctica y la costumbre. Alguien podrá pensar que es la "Ley de la selva" y se equivoca. Esa Ley es la que regula el mundo de las ciudades y cuanto más grande la ciudad más selva, en el sentido que entienden los urbanitas lo que es una selva. En realidad, el medio rural se suele regular por una ley armónica llevada por el sentido común que suele tener la tradición y el uso continuado de ella. Y lo que a cualquiera puede asombrar, producir rechazo por la dureza de los hechos, los silencios están llenos de comprensión y obviedad para los que viven y sobreviven en ese entorno. No es que con ello yo esté justificando lo que ocurre en el novela, no. Pero sí que en el ámbito donde acontecen los hechos, el comportamiento humano se asemeja mucho al orden natural y cuando ese orden se altera, son los propios del lugar los que lo restablecen de forma autónoma. al margen de las autoridades.
El carbonero es una novela que se lee de una sentada, y lo digo, no por sus dimensiones, si no porque una vez que se empieza se es incapaz de abandonar. Tanto la historia como la manera de escribir del autor te atrapa de manera irremediable y resulta un poco absurdo resistirse a su embrujo. Es una novela dura, durísima, por su realismo y porque duro es el entorno en el que conviven sus protagonistas principales. Una novela donde suceden hechos atroces, hechos que todo el mundo calla pretendiendo que ese silencio cómplice de todo un pueblo, acabará por enterrar el asesinato de una mujer, la madre de Marc y la mujer del carbonero del lugar a manos de no sé sabe quien o quienes y cuyos motivos se esconden a los ojos del entonces niño y de su marido. Pero ellos nunca olvidan. El padre y marido, vive después de siete años, sumido en un silencio perpetuo que sólo el hijo sabe interpretar y entender. Un silencio que esconde una manera de pensar y de entender su vida con la naturaleza tan sólo como si de un animal más se tratara. Trabaja de carbonero, come y organiza su vida en función de la necesidades que sólo su cuerpo necesita para seguir viviendo. La naturaleza, las estrellas, el fuego y el silencio llenan todo su mundo desde la muerte de su mujer pero su contenido es tan profundo y tan lleno de significado que impregna y llena toda la novela.
Por otro lado, Marc, el hijo del carbonero y la mujer asesinada, vive en un estado de furia interna que apenas se deja entrever en sus pensamientos. Es una furia contenida que espera salir en cualquier momento hacia afuera hasta terminar de acallar ese dolor que se implantó en su mente y en su corazón hace ya siete años en que alguien decidió arrebatarle lo más importante que tenía. Junto a ellos, sus vecinos más cercanos son Aina y Arnau, los hijos de buhonero, dos personajes cuya mayor ambición es salir del lugar, escapar de un medio que no les devuelve nada bueno y que los mantiene inmóviles en el tiempo, como suspendidos, mientras tienen que asumir las múltiples deudas que va contrayendo su padre. Unos personajes llenos de realismo, de una realidad rural de la más dura. Nada de idílicos pasajes dedicados a paisajes, costumbres y tradiciones; nada de bucólicos personajes que disfrutan de una naturaleza amigable y feliz. No, no todo es bucólico e idílico en el medio rural como cuando aparecen turistas a visitarlo como si sus gentes vivieran en el paraíso. Carlos Soto nos dibuja el medio tal cual es, duro y contundente, un medio al que hay que domar día a día, muchas veces sin dormir como el carbonero, para que la naturaleza no retome su lugar y le saquemos algún beneficio.
No me quiero extender más en esta reseña. No le hace falta. Es una novela que no debéis perderos. Una novela llena de silencios que expresan todo en un mundo donde nadie escucha; un canto a la fuerza de la naturaleza, la humana y su hermanamiento con el orden natural de las cosas; un intento de encontrar la paz a través de la venganza y la espera por parte de todos, los heridos y los criminales, a que ese orden tarde o temprano se restablezca. Leedla!!!!