No se puede comprender el Carnaval de Cádiz, sin el de toda la Bahía durante la Segunda República. Así, resulta curioso el papel que cobra tarifa y toda la Bahía en el carnaval previos a la guerra, donde le pueblo a pesar de que ya entonces el gobierno republicano ejercía cierta censura o control sobre estas fiestas, salía a la calle para lanzar al viento sus criticas políticas o sus chascarrillos picantes tal la efímera seguridad que ofrecía la mascara de un disfraz.
El carnaval de nuestros abuelos fue una forma de protesta en Tarifa y el carácter protestón y reivindicativo lo hacía importante, pues es la fiesta que no comulga con nadie y por ende la más sincera