Tras publicar el pasado septiembre Relatos Sombríos de Edith Nesbit, la reciente editorial La Bibliotecade Carfax ha vuelto apostar por recuperar a una autora clásica de la época victoriana en una nueva antología. Con El carruaje fantasma y otras historias sobrenaturales conocemos un poco a la figura de Amelia B. Edwards y su obra. Periodista, egiptóloga de renombre y viajera empedernida, se trata de una mujer fuera de lo común en su época. Defensora del sufragio universal y exploradora de gran fama, fundo en 1882 la Egypt Exploration Fun y escribió varias guías sobre viajes por tierras egipcias. Una escritora fascinante nacida en el Londres de 1831 que merece la pena descubrir con este título tan especial.
El volumen se compone por siete relatos en las que la aparición del elemento sobrenatural está asegurada. El toque fantástico parte de lo cotidianoy convencional. Amelia sigue al pie de la letra el esquema de las Ghost stories tradicional para crear historias sencillas con elementos sobrenaturales que podrían suceder a cualquiera de nosotros. Sin embargo, destacan las ambientaciones tan variadas y cuidadas de cada historia. La autora sabe plasmar su espíritu viajero llevándonos por Alemania, Suiza, Italia y la misma Inglaterra a la que pertenece. No hay que esperar una narración depurada y sutil, si no que debemos dejarnos hechizar por los elementos de cada historia para embaucarnos de pleno. Son narraciones en primera persona que siempre ponen en duda lo vivido para llevarnos por unas tramas bastante predecibles, pero muy disfrutables.
Abre el volumen su cuento más reconocido y que por supuesto, da título a la colección. Se trata de El carruaje fantasma, donde el joven James Murray se pierde en los bosques un mal día de caza. Su única salvación para no morir congelado llega cuando encuentra la casa de un excéntrico científico y su criado. En su vuelta a casa termina ocupando un peculiar carruaje inesperado. Con Una noche en los confines de la Selva Negrala autora nos cita con dos amigos que se enfrentan al peligro en una apartada cabaña en los bosques de la Selva Negra. Una especie de slasher que recorre tierras alemanas e implica compañías nada recomendables.
Para el tercer cuento titulado El confesionario, Amelia crea un relato dentro de otro relato. Un viajero llega a un pequeño pueblo de Suiza. Visitando la iglesia, tiene un espeluznante encuentro con un sacerdote. Cuando descubre la atroz historia que se encuentra tras él, nada será lo mismo en la localidad. El relato que menos he disfrutado es el siguiente, Una misión peligrosa. Una historia de marcada ambientación histórica donde conocemos las memorias de Frederick George Byng, un hombre que de joven se enlisto en el ejercito austriaco y acudió a las guerras napoleónicas. Allí fue testigo de un acto de valentía, pero también de un suceso sobrenatural escalofriante.
Mi favorito es El expreso de las cuatro y cuarto. Una historia detectivesca de investigación con su toque británico y tintes sobrenaturales. Amelia me mantuvo hechizado siguiendo los sucesos y la investigación del señor Langford sobre la desaparición de un importante directivo ferroviario con 45.000 libras en el bolsillo. Si tengo que elegir otro de esta pequeña colección, sería La historia de Salomé. Un relato de amor trágico en el que un viajero vuelve a Venecia con la esperanza de encontrar a una bella dama que conoció tiempo atrás. Su encuentro y peculiar petición desvelará un terrible descubrimiento para nuestro protagonista y narrador.
Finalizan los cuentos con El paso Nuevo, otro con los que tampoco he llegado a conectar. Dos amigos se van de excursión por las montañas suizas cuando una extraña aparición les advierte que se detengan. Ignorarlo, por supuesto, tendrá consecuencias. Cierra el libro un posfácio fascinante de su traductor, Alberto Chessa. Con el título Un último viaje a bordo del carruaje fantasma descubrimos detalles sobre la vida y figura de Amelia B. Edwars, a la vez que desgrana algunos detalles sobre los relatos que acabamos de leer. Un cierre perfecto para un volumen que luce como pocos en la estantería con la espectral portada de Rafael Martín Coronel.
¡Muchas gracias a La Biblioteca de Carfax por el ejemplar!
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