Swift fate tomado de http://es.althistory.wikia.com/wiki/Archivo:Swift_fate.jpg
Por Máximo Ortega Vintimilla
(Colaboración exclusiva para Ciencia ficción en Ecuador)
Máximo Ortega V. nació en Azogues, Ecuador (1966). Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogado y Doctor en Jurisprudencia por la Universidad Católica de Cuenca. Especializado en Criminología por la Universidad Complutense de Madrid y Diplomado en Estudios Internacionales por la Escuela Diplomática de Madrid. Se ha desempeñado, entre otras actividades, como Catedrático de la Universidad Católica de Azogues y de la Universidad Regional Autónoma de Los Andes, Fiscal en la provincia de Los Ríos, y Director Nacional de Rehabilitación Social. Es Miembro de la Academia de Escritores del Ecuador y de la Academia de Poesía Iberoamericana, Capítulo Cuenca. Ha publicado, entre otras, las siguientes obras: La Poesía es algo más que un sueño (Poesía, 1990), El arco iris del tiempo, Edit. Huerga y Fierro, Madrid-España, (Novela, 1996, primera edición). Vibraciones en Verde (Poesía, 1998). El hombre que pintaba mariposas muertas (Cuentos, 2004). Gigantescos elefantes dormidos (Novela, 2007)
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ESTADOS UNIDOS, 1938.-
Orson Welles (1915-1985), actor y director de cine, de origen norteamericano, allá por 1938 (con el apoyo de teatro Mercury) adaptó a una radionovela (radioteatro) la novela de ciencia ficción La Guerra de los Mundos, de H.G.Wells. Dicha radionovela, que se lo hizo en forma de noticiario, consistía en relatar la llegada de los marcianos a la Tierra, pero con la ACLARACIÓN a los radioescuchas, de que se trataba de una ficción, de una dramatización. No obstante, el público norteamericano (entre los que estaban, desde luego, los que no escucharon la aclaración), creyó que de verdad estaban siendo invadidos por los extraterrestres. A Orson Welles, obviamente, le exigieron responsabilidades por lo ocurrido; pero el asunto no llegó a mayores, gracias a que éste pido disculpas por la broma.
ECUADOR, 1949.- Once años después, en Quito, el locutor de origen ecuatoriano, Luis Beltrán Gómez y otros colaboradores (con el apoyo del director de la Radio Quito), siguieron el ejemplo de Orson Wells, y adaptaron, a la criolla, La Guerra de los Mundos, esto es el descenso en Ecuador de unas máquinas provenientes de Marte; pero SIN LA ACLARACIÓN a los radioescuchas, de que se trababa de una invención, de una obra de radioteatro, de una noticia ficticia. Minutos después, los quiteños descubrieron la farsa y se sintieron burlados, y enseguida, sin que exigieran explicaciones ni responsabilidades, atacaron las instalaciones de radio Quito, con las consiguientes desgracias materiales y personales que ocurrieron.
ECUADOR, 2015.
¿Qué pasaría, si un programa como los mencionados líneas arriba, realizados en Estados Unidos y en Ecuador hace más de 60 años, se lo hiciera actualmente en radio, televisión o en YouTube?
Cabría esperarse dos respuestas:
1.-) Si se ACLARASE al público que es una ficción, como ocurrió en el programa de radioteatro de Orson Wells, en Estados Unidos, pues, no ocurriría mayor cosa; algunos lo tomarían como una película de ciencia ficción, otros como un programa noticioso de humor, y los más conservadores, quizá, como una ofensa a los principios religiosos, etc.
2.-) Y si NO SE ACLARASE al público (espectador, radioescuchas, internautas), como ocurrió con el caso de Ecuador en 1949, probablemente, tampoco llegaría a mayores (al menos en la civilización occidental), y ello, debido a que los ciudadanos, antes de decidirse a tomar cualquier acción, considerando la tecnología digital actual, los medios informáticos, las redes sociales, etc. primeramente, se asegurarían de que la información del medio de comunicación es o no verídica; contrastarían con otros medios de información respecto de si la invasión extraterrestres es o no real.
En esta parte vale aclarar que en el caso de Ecuador está en vigencia la Ley Orgánica de Comunicación, la cual, en caso de que una persona natural o jurídica pretendiera realizar un programa televisivo, radial, en fin, como el que se hizo en radio Quito en 1949, se debería sujetar a las disposiciones establecidas den dicha norma legal. De no ser así, se someterían a las sanciones administrativas de la Superintendencia de la Información y Comunicación. Para muestra vale señalar lo que señala el Art. 10 de la precitada ley, cuando habla de las Normas Deontológicas, esto es, que las personas naturales o jurídicas relacionadas con los medios de comunicación, que participen en un proceso comunicacional, a efectos de evitar caer en responsabilidades ulteriores, deberán considerar, entre otras, “abstenerse de difundir publirreportajes como si fuese material informativo”
Pero también se debe considerar que actualmente el Código Orgánico Integral Penal, tipifica delitos sancionados con penas de prisión para el caso de los DELITOS COMETIDOS MEDIANTE LOS MEDIOS DE COMUNICACION SOCIAL. Tenemos el caso, por ejemplo, de los directores, editores, propietarios o responsables de un medio de comunicación social que no manifiesta el nombre del autor, reproductor o responsable de una publicación prohibida por la ley.
NUEVAMENTE, ECUADOR, 1949.
En esa época, en la que no había la televisión; pero sí unas cuantas emisoras de radio, prácticamente, éstas eran las dueñas de la información que se suministraba a los ciudadanos (no diría lo mismo de los periódicos porque el analfabetismo en el país era notorio). Además, si consideramos que la radio era una de las pocas diversiones que tenía la gente de ese entonces (radionovelas, radioteatro, música en directo, etc.), es obvio decir que se tenía mucha fe en lo que decían los locutores. Por tanto, la noticia de la presencia de marcianos en Ecuador (tómese también en cuenta el factor cultural y religioso: el apocalipsis), sin lugar a dudas, se volvió creíble, y lógicamente, debido a que no se anticipó que el programa de marras, era ficticio.
Sobre las responsabilidades, tomando en cuenta de que, en esa época, en la que estaba vigente el código penal de 1938, y no había leyes que regulaban la información y a los medios de comunicación, lo del programa de radioteatro realizado por radio Quito, podría haberse encuadrado dentro de una contravención de tercera clase. En efecto, el Art. 580 del precitado código de 1938, establecía: “Serán reprimidos con multa de veinte y uno a treinta sucres y con prisión de dos a cuatro días, o con una de estas penas solamente: (…) Los propagadores de noticias o rumores falsos que digan relación al orden público, a la seguridad del Estado, o al honor nacional (…)”. Pero, en lo que tiene que ver con las acciones vandálicas y delictivas que se dieron a raíz de dicho programa radial relacionado con la invasión de los marcianos, las sanciones que podrían haberse aplicado eran varias, siempre tomando en cuenta el código de 1938: incendio, homicidio, asesinato, lesiones, etc. Es probable que haya habido detenidos para las investigaciones, para determinar a los autores, cómplices y encubridores de este caso; pero ante la magnitud de los hechos, presión de los presuntos ofendidos, de los políticos y religiosos de esa época, quizá no se dictó auto cabeza de proceso en contra de nadie. Los jueces, y comisarios (que en ese entonces eran instructores), para evitarse problemas, quizá se hicieron de la vista gorda.
A veces, tengo la impresión de que lo que ocurrió con la tragedia de Radio Quito, en 1949, no fue provocada por los locutores del radioteatro, ni por el pueblo quiteño, sino más bien, que fue obra de los EXTRATERRESTRES, que de verdad llegaron a Quito en esa época y desde un OVNI dispararon un rayo que destruyó las instalaciones de la radio, y que se las arreglaron para hacerles creer a los quiteños que lo de la radio Quito fue producto de los humanos.
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