El caso del bar Balto

Publicado el 08 agosto 2014 por Carmina

No es la primera novela que leo de la editorial Funambulista y me sigue llamando la atención el formato de sus libros, más pequeño de lo habitual, con tapas en mate en color azul o amarillo, una pequeña fotografía y un titulo casi siempre poco habitual. Pero quizás lo que más me sigue sorprendiendo es la calidad de las encuadernaciones, en una letra aceptable y unos márgenes generosos, que para nada perjudican la vista.
El tamaño y la longitud lo hacían ideal para los  traslados laborales en transporte público, y además la novela se encuadraba dentro de mi género favorito, la novela negra. Tantas excelencias reunía que todavía no entiendo porque ha estado en mi estantería dos largos años.
Reconozco que también me llamó la atención  su autora, a la que yo no conocía, ni había oído nombrar a pesar de haber conseguido premios con sus novelas anteriores. Una vez terminado  el libro puedo reconocer que me ha sorprendido tanto el contenido como el continente. Me he encontrado con un soplo de aire fresco dentro del género, con un análisis profundo del mundo marginal, con que la víctima disponía de información que jamás podría ser conocida por los investigadores y además se convierte en narrador activo.
Una novela narrada las más de las veces en primera persona por protagonistas distintos que aportan una heterogeneidad a veces caótica y al mismo tiempo tremendamente ordenada. No me contradigo no creáis, me costó entender la forma en la que la autora nos expone la trama, su fina ironía se mantiene hasta el final, y después de marear la perdiz durante toda la historia, le da al lector un golpe que lo noquea, un final que como poco sorprende y deja al desnudo la naturaleza perversa de la víctima, la inocencia de un niño con retraso mental y el coraje de una madre. Todo un retrato social de los bajos fondos, en los que la autora es una verdadera especialista.
La autora:
Faïza Guène nació en Paris en 1985, de padres argelinos que emigraron a Francia. De pequeña ya contaba historias a sus compañeros a cambio de caramelos. Más tarde, en el instituto, participo en cursos de lectura y escritura. Durante años asistió a un taller de guiones en el centro cultural del barrio. Ha escrito diversos guiones y ha  realizado cortos y  mediometrajes. Mañana será otro día, su primera novela, que fue un best-seller mundial traducido a 27 idiomas, la catapultó a los platós de televisión y estudios de radio en 2004, pero Faïza Guène no ha desistido de su espontaneidad ni de su afán por dar "otra imagen" de la vida de los barrios franceses donde viven las clases menos favorecidas. En 2006 publicó Sueños para marginados, con mucho éxito también. Ha dirigido diversos cortometrajes: La zonzonniére, en 1999, RTT i Rummeurs, en 2002, Rien que des mots, en 2004. En 2002 realizó un documental titulado Memoires du 17 octobre 61. En 2008 apareció El caso del Bar Baltotraducida también a muchas lenguas y que ha supuesto su consagración literaria.
Argumento:
En una población de mala muerte de Francia, el Balto (el bar-quiosco-estanco del pueblo) es el punto de encuentro de toda una serie de personajes maltratados por la vida, pero cada cual a su manera. Joël Morvier, el amo del Balto, aparece apuñalado una mañana en el bar, pero no se puede decir que sea una tragedia para nadie, vistas las taras que acumulaba: racista, avaro, concuspisciente con las clientas...Igual que el lector del libro, el policía encargado de resolver el asesinato se va percatando de que la mayoria de los clientes del Balto tenían buenas razones para haber matado un tipo tan poco recomendable. Uno por uno todos ellos van desfilando para dar su propia versión de los hechos.
Con finura sicológica y humor negro a raudales, Faïza Guène se mete en la piel de cada uno de los personajes, recrea polifónicamente el lenguaje de cada uno de ellos al tiempo que nos brinda una radiografía de la Francia más profunda... y real.
Como afirma Marianne Payot, critica l'Express: "Es un análisis finísimo, de ritmo sostenido: rara vez alguien habrá pintado la Francia de "abajo" con tanto acierto como jovialidad".
La novela y yo:

A pesar de ser un género que frecuento, que me gusta y proporciona ratos de autentico placer lector reconozco que esta novela me chocó, me costó cogerle el hilo, un crimen, un protagonista que nos cuenta su propia muerte como podría estar contándonos una película o radiando un partido de futbol. Original, sí por supuesto, porque es la primera vez que me encuentro a una víctima dándonos su visión del hecho, incluso juraría que disfrutando del hecho de estar desangrándose, sintiendo una pizca de orgullo por saberse en la prensa al día siguiente, e incluso de la impresión que podría dar la simple visión de la escena en cuanto la descubrieran  los clientes del bar. El personaje no se gana las simpatías del lector en cuando habla en primera persona, pero tampoco cuando lo hacen el resto de personajes, sin duda era una joyita digna de poner a buen recaudo, por ello ninguno siente la muerte del dueño del bar y todos ellos se transforman en sospechosos.
Todos los capítulos están narrados en primera persona, pero por un narrador distinto, cada uno de los personajes incluso la víctima se presentan al lector, y nos dejan ver que sus relaciones no siempre son cordiales, sin embargo son muy verosimiles porque todo no son mieles entre amigos, vecinos, clientes... cada personaje tiene su propio modo de hablar, y la autora es capaz de ponerse en la piel de cada uno de ellos y crear registros distintos adaptados a la edad de cada personaje y su condición social, todos ellos de extracto bajo, pero generacionalmente a años luz.
Un mismo hecho lo vemos desde distintos puntos de vista, se trata de una comunidad pequeña, en la que todos se conocen y todos interactúan entre sí, el punto de encuentro el Bar Balto, así que por momento podemos darnos cuenta de cuan distintamente perciben cada uno de ellos el mismo suceso, sin embargo todos coinciden en lo mismo, la víctima merecía morir y la población no se ha perdido nada con su muerte.
Sabemos que ha habido un asesinato porque el autor nos lo cuenta en el primer capítulo con una pizca de orgullo. Una vez conocemos a todos y cada uno de ellos, y creedme que podemos hacer una radiografía bastante buena de ellos sicológicamente hablando, nos encontramos un artículo de la prensa, exponiendo los hechos, unos que el lector conoce de primera mano y que la policía descubre más tarde.De nuevo toma la palabra la víctima, para explicarnos el momento estrella de su muerte, aquel en el que los parroquianos descubren el cuerpo sin vida del que fuera el dueño del bar, es desconcertante la forma en la que nos presenta el hecho, como mínimo el lector se pregunta si realmente la víctima no tenía algún trastorno mental. Acto seguido todos y cada uno de ellos vuelven a  tomar la palabra, como si contestaran a un interrogatorio policial, al que le faltan las preguntas... y dan su visión de los hechos, explican sus coartadas y vamos conociéndoles con mayor profundidad, y al mismo tiempo vemos como se ven entre ellos, porque en el relato de uno van apareciendo otros personajes. El lector se da cuenta de que todos se guardan un as en la manga que no se lo cuentan todo a la policía y supongo que por ende esta también se da cuenta.
Una vez terminada la ronda, aparece una nueva noticia del caso, y se produce de nuevo una toma de palabra de los personajes, aunque esta vez no la encabeza la víctima, puesto que ella es quién tiene toda la información y cierra la novela. El orden en el que se presentan los personajes y hacen sus distintas apariciones es aleatorio y no se repite nunca, excepto la victima que toma dos veces la palabra en primer lugar para luego cerrar la novela.
En esta última ronda somos conscientes de que la policía ha hecho algún avance en la investigación, porque algunos personajes como Yéva está absolutamente indignada, y contesta de malas maneras, aunque en ningún momento ha colaborado de buen grado, cada personaje saca el as que ha escondido en la manga y que en la mayoría de las ocasiones no es más relevante en la investigación que descartarlo como sospechoso, así uno a uno van cayendo todos menos uno... Una vez descubierto, la autora nos da el golpe de gracia para en lugar de redimir a la víctima hacerla más odiosa a los ojos del lector, no hay perdón, porque una persona de su calado no lo merece.
Aunque en ocasiones pueda parecer un poco repetitiva, y no voy a negar que no lo sea, entre todos crean un buen mosaico de un barrio marginal, en el que se respeta ya no tan solo la idiosincracia de este, si no su forma de hablar, de expresarse y de comportarse, el trabajo de la autora en este campo ha sido titánico, su forma de narrar fresca y su manera de estructurar la trama cuanto menos original para involucrar al lector en la investigación, o más bien en la unión de piezas.
Los personajes en sí son piezas únicas, irrepetibles y representantes de distintas etnias, y generaciones sociales. Resaltaría la labor que ha realizado Faïza con Yeznig, un chico con retraso mental que no controla los tiempos, su forma de expresarse es caótica, su mente la de un niño a pesar de la edad que tiene. La ternura con que trata la figura de este personaje otorgándole la dignidad que merece es encomiable, y posiblemente el mayor logro que le he visto a esta historia.
Conclusión:

Recomendar esta novela es un tanto difícil, a mi me ha gustado, me ha parecido innovadora,  fresca y distinta, un soplo de aire fresco dentro de un género en el que suelen abundar los clichés y esta autora se libera de todos y cada uno de ellos. Sin embargo creo que es una historia que tiene su público, en la que el asesinato es solo una excusa para realizar una radiografía social de las clases menos favorecidas.
La autora encuadra la acción en una localidad inventada, cuyo nombre esconde una gran ironía ya en sí mismo, porque es un juego de palabras, y en este pueblo cada cual sobrevive a su manera, todos y cada uno de ellos son perdedores, gente a la que la vida ha golpeado y que tratan de vivir de la forma más digna posible.
Y solo por ello y por descubrir el enorme trabajo realizado por la autora para dotar de voz propia y al mismo tiempo congruente a todos y cada uno de los personajes, merece la pena acercarse a esta novela, también para descubrir que la ironía bien utilizada es un arma más en manos de un escritor para dar a conocer una realidad que como poco los gobiernos pretenden esconder. El humor es la mejor forma de destapar aquello que permanece escondido por comodidad de unos y por conveniencia de otros.
Y esta misma realidad la podemos encontrar en cualquier zona marginal de España, estoy segura, no es necesario trasladarnos a Francia para encontrar culturas que se dan de bruces, jóvenes que fracasan en sus estudios y tienen problemas de violencia, con las drogas y tontean con chicas populares que se disputa medio barrio...
Retos:

12 meses 12 libros
Cruce de caminos: negro y criminal