Es innegable aceptar que la ruina y el abandono de los edificios causa, entre los aficionados a los viajes y a las curiosidades de este tipo, una cierta atracción, como la que sentían aquellosviajeros románticos del siglo XIX que cruzaban Europa y Oriente Medio en busca de los fantasmas de otras culturas antiguas.
Los viajeros intrépidos nunca hemos dejado de ser unos románticos, y por ello, edificaciones como el castillo de Noisy, o Chateau Miranda, en las cercanías de Dinant, al sur de Bélgica, en total estado de abandono, nos produce tanto un sentimiento de lástima y de hermosura; lo primero por su estado ruinoso, y lo segundo, asimismo, también por su carácter de ruina.
Producto de la Revolución Francesa
Chateau Miranda, o Castillo de Noisy, es considerado uno de los más preciosos castillos abandonados de Europa, pues se encuentra en estado de abandono desde 1991. Su construcción se remonta a más de un siglo en el tiempo y a la familia del Conde de Liedekerke-Beaufort, quienes tuvieron que abandonar su residencia habitual, un castillo llamado de Vêves, una vez estalló la Revolución Francesa, para esconderse en una granja situada cerca de Celles. La Revolución Francesa tenía como objetivo, entre otros, hacer rodar las cabezas de cuantos más nobles mejor, y de ahí que muchísimos de estos condes, marqueses o barones abandonasen sus residencias y se mudasen a otras donde pasasen desapercibidos.
Así, esta familia condal se mudó a una granja, cual humildes agricultores, aunque para cuando pasó la tormenta de la Revolución, a los pocos años tras el terrible gobierno de Robespierre, volvieron a levantar un castillo donde asentar sus nobles posaderas. De esta manera, el conde de Liedekerke-Beaufort fue acrecentando la granja poco a poco en una edificación considerable hasta lograr, en 1866 y por obra de un arquitecto inglés llamado Milner, levantar una mansión gigantesca: el Chateau de Miranda.
De cuartel de operaciones Nazi a orfanato
Al castillo lo precede una espesura boscosa que da a entender que aquellos caminos que conducen a él ya no son transitados por nadie. Una vez se atraviesa este bosque, la sensación que evoca es inmensa. Tiene 550 ventanas y una torre central de 56 metros de altura, entre otras espectacularidades, y todo en estado de abandono, por lo que es de imaginar cómo ha de encontrarse ahora este castillo o palacio, a merced, durante décadas, de los vándalos y expoliadores.
Durante la Segunda Guerra Mundial, y cuando la Alemania Nazi ocupó Bélgica, el castillo de Miranda fue convertido brevemente en un cuartel de operaciones desde el que se lanzaron las siguientes acometidas sobre Holanda o Francia. Después de la contienda pasó por varios usos.
En 1958, el castillo empezó a ser utilizado por la SNCB (Compañía ferroviaria nacional belga) como un lugar de vacaciones para los niños de los ferroviarios. En la década de 1970 se convirtió en una residencia en la que se ofrecían actividades deportivas, y por último se convirtió en un orfanato, hasta que un incendio en el año 1990 debilitó sus estructuras y fue abandonado.