El cementerio de Praga, la última novela de Umberto Eco nos traslada a escenarios más o menos conocidos: la Italia de la unificación, el París del II Imperio, La Comuna de París, la III República...Y más allá de los decorados está el submundo de los espías y de la construcción de las grandes conspiraciones del siglo XIX. Aunque el personaje protagonista es inventado le sirve a Eco para construir la trama de cómo se elaboraron las principales amenazas para consumo público: la de los jesuítas, los masones y especialmente la de los judíos. Una red espías, farsantes, escritores, servicios de seguridad de media Europa tramando la fabricación de una enemigo que acecha y permite proyectar en el imaginario colectivo la excusa para desviar los odios y compensar las carencias. Especialmente la creación de los falsos Protocolos de los sabios de Sión que alimentaría de forma desaforada la paranoia antijudía que culminaría con los nazis. Eco ha realizado una extraordinaria labor de documentación y articulación de muy diverso material y ha conseguido una novela muy entretenida y que permite conocer algunos datos interesantes. Por ejemplo cómo la fabricación de estas amenazas se realizó en la mayoría de los casos a través de refritos de opúsculos anteriores de tercera categoría sin ninguna base histórica, una inmensa farsa en toda regla, que sin embargo fue propiciada por gobiernos de media Europa para canalizar odios y resentimientos y que acabarían teniendo consecuencias nefastas. Hay partes que a mí me interesan menos como los pasajes de la invención de los rituales satánicos de los masones, pero en general la novela mantiene el interés a base de una erudición muy bien dosificada y ensartada en una trama novelesca que funciona.