El censor que quería hacer méritos ante Camps

Por Barrinto
El hombre de la foto se llama Máximo Caturla Rubio y, aunque le gustaría ser conseller de Economía en el Gobierno de Francisco Camps, sólo es vicepresidente cuarto de la Diputación de Valencia, responsable del área de Economía y Hacienda. Caturla es el inductor de la censura impuesta a diez fotografías de la muesta Fragments d'un any, según se desprende de la carta de dimisión presentada por el director del MuVIM, Román de la Calle, después de que la Unió de Periodistes Valencians retirase la exposición en señal de protesta por un atentado contra la libertad de expresión que sólo Rita Barberá entre los dirigentes del PP se ha a atrevido a criticar, auque sea levemente.
Máximo Caturla acudió el pasado viernes a la inauguración de la exposición, junto al diputado de Cultura, Salvador Enguix, con la actitud del censor que no tiene ni puta idea de lo que es el arte porque su misión no es disfrutar de la muestra o criticarla, sino ejecutar un trabajo que consiste en eliminar lo que pueda molestar al jefe, como los censores del Régimen que tachaban párrafos enteros de los libros que ni entendían, los que confundían en el cine un beso con la pornografía y los que en la pintura tapaban con una hoja de parra el sexo de Eva.
El problema del hasta ahora poderoso Caturla es que fue más allá de lo que al presidente Camps le habría gustado. Ha conseguido que todo el mundo vea y disfrute las magníficas fotos (a la izquierda, la de Vicente Bosch que fue portada de El Mundo) que él quería ocultar, pensando que avergonzarían al presidente, que se había ido a Brasil a olvidar el vapuleo recibido por su declaración de bienes mileurista. Y Camps, a su vuelta, se encontró convertido en censor y con las cinco fotos gürtelianas en todos los periódicos. "Máximo, ¿qué has hecho?, Máximo, la has cagado". "Jefe, pensé que le gustaría, y de paso, me he cargado al De la Calle". Caturla, pobre, aún cree que ha hecho bien y que está más cerca de sustituir a Gerardo Camps en la vicepresidencia económica del Consell, pero ha demostrado que a lo único que puede aspirar con esa manera de actuar es a dirigir Canal 9.
Román de la Calle, por cierto, ha llegado a la conclusión de que iban a cargárselo y que la exposición era sólo la excusa. Así lo expresa en su carta: "¿Dónde puede terminar la censura y comenzar la represalia? Mi suerte ya estaba echada –lo sabía, con meridiana claridad- desde que escuché, -a tu lado, Diputado Enguix, aguantando a pie firme y observándote enmudecer- las intervenciones, en cadena, del Diputado Máximo Caturla. Era la primera vez que venía a las inauguraciones del museo. ¿Azar o cálculo?"