Leí hace tiempo El cerebro del niño explicado a los padres, de Álvaro Bilbao y editado por Plataforma Actual, y me ha gustado tanto que no puedo por menos que dedicarle unas palabras. Maestr@s, padres y madres, si no lo habéis hecho ya, tenéis que leerlo porque os va a encantar. Divulgación de la buena, escrito para que os llegue a pesar de tener poco tiempo para leer y poca capacidad de concentración: claro, conciso, práctico, con capítulos cortos y letra grande. En un par de semanas se lee y se disfruta.
Me ha gustado sobre todo porque pone en relieve la importancia para el desarrollo del cerebro de nuestros pequeños gestos, frases, actitudes, decisiones ... A veces tengo la sensación de que cuando se argumenta por qué son malas las pantallas, por qué son mejores tales actividades para los niños, por qué usamos determinadas metodologías en las aulas, etc. ; como los efectos no se ven a corto plazo, se trivializan bastante dichos argumentos y oímos respuestas como “bueno, no será para tanto”, “pues mi hijo ve el móvil para comer desde que tenía 6 meses y no le pasa nada”, “tampoco importa tanto porque son pequeños”, “al final aprenden igual”, “porque le digamos esto así no le vamos a crear un trauma”, etc.Como dice el autor, estamos en una época en la que, más que nunca, podemos acertar con nuestros hijos ya que las investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro ponen a nuestra disposición información, herramientas y técnicas para favorecer su desarrollo. Yo soy la primera que necesito releer todo esto que ya sabemos porque como todos, tengo mis pequeños malos vicios educativos, pero no podemos obviar dicha información.
El libro tiene una introducción que no tiene desperdicio y reúne claves para maestr@s y familias. Después se divide en cuatro bloques: fundamentos, herramientas, inteligencia emocional y potenciar el cerebro intelectual.
I. FUNDAMENTOS. El autor da una explicación básica del desarrollo y funcionamiento del cerebro durante los primeros años de vida. El capitulo "Disfruta el momento" nos da esa visión positiva de la maternidad que a veces perdemos. A raíz de tener hijos coincido con madres muy variadas en parques, escuela infantil,...y he conocido algunas que siempre se están quejando de lo que han perdido por tener hijos y desean que se pase rápido el día, la semana, que pasen ya los niños al colegio, que vengan rápido los abuelos para cuidarles, etc. A mi me sorprende porque aunque, como todas, vivo momentos críticos con mis hijos, el tiempo pasa con ellos tan sumamente rápido que intento agarrarme a cada segundo.
II. HERRAMIENTAS. De esta parte me impactó especialmente cómo funciona el cerebro de acuerdo al modelo que los adultos ofrecemos al niño: "las neuronas espejo ensayan silenciosamente muchos de tus comportamientos y programan el cerebro del niño, a modo de preparación, para que pueda repetirlos en situaciones similares". Se me ponen los pelos de punta.
Son especialmente útiles los capítulos sobre cómo motivar la conducta del niño mediante refuerzos emocionales y sociales y no materiales. Pero a veces, sin darnos cuenta, no reforzamos de la mjeor manera posible simplemente por matices en el lenguaje. ¿no habeís usado nunca lo de "lo has hecho muy bien pero puedes hacerlo mejor"? Caemos en un refuerzo-trampa, que deja ver nuestra insatisfacción y por tanto lo que recibe el niño a cambio de su esfuerzo es que se siente triste o frustrado. Como propone el autor, mejor decir solo "lo has hecho genial".Esta parte incluye otros cuatro capítulos: alternativas al castigo (con un apartado imprescindible sobre por qué los castigos no funcionan), poner límites sin dramas, empatía y comunicación. Dentro del capítulo de empatía incluye una tabla muy muy útil con las emociones agradables y desagradables en sus distintas intensidades para poder poner palabras a los que están sintiendo nuestros hijos en los momentos en que se enfada, cogen rabietas, lloran, etc.III. INTELIGENCIA EMOCIONAL. Esta parte se divide en seis capítulos: uno introductorio, vínculo, confianza, crecer sin miedos, asertividad y sembrar la felicidad. No tiene desperdicio ni una palabra de cada uno de ellos pero quiero destacar cómo explica el autor que podemos ayudar a los niños a integrar las experiencias traumáticas. Con bastante frecuencia vivimos sin tiempo y quitamos importancia a experiencias negativas de nuestros hijos o alumnos intentando convencerles de que no pasa nada y buscando sólo que se calmen. Cuando cuentan la experiencia y establecemos un dialogo pausado ayudamos a que sus dos hemisferios cerebrales se comuniquen y la parte verbal y lógica, al hablar de lo sucedido, ayude a la parte visual y emotiva a superar la experiencia. Con 25 niños o más en clase y jornadas laborales tan largas a veces es tan complicado...