El cerebro se equivoca: ¡el monismo al poder!

Publicado el 30 abril 2010 por Hugo
La división de la realidad en antinomias, es decir, en términos contradictorios -blanco y negro, arriba y abajo, masculino y femenino, etc.- es fruto de la actividad de una parte del cerebro, a saber, del lóbulo parietal inferior, por lo que cabe suponer que la distinción entre cerebro y mente también es producto de esta estructura cerebral, estrategia seguramente muy útil para el análisis de la realidad exterior, pero que no es válida para aprehender toda la realidad. La inmensa mayoría de las actividades del cerebro se realizan ordenando el mundo en antinomias; todo el inconsciente ignora esta división, que, por tanto, no se presenta ni el mundo emocional, ni en los sueños, ni en el arte, la religión o la creatividad. [...] La misma división entre el yo y el mundo externo no deja de ser una "realidad ficticia". Somos naturaleza, y es difícil diferenciarnos de ella; cuando lo hacemos, estamos adaptando una postura que nada tiene que ver con la realidad. Si existe un yo que habita el cerebro, ¿por qué no se encuentra dentro de éste una instancia cuya lesión produzca la supresión de ese yo? ¿Por qué la búsqueda del homúnculo que controla todas las funciones cognitivas ha sido hasta ahora infructuosa?
Francisco J. Rubia, El cerebro nos engaña, Temas de hoy, Madrid, 2000, pp. 40-41.
La contraposición de derecha e izquierda representa una típica forma de pensar por díadas, de las que se han ofrecido las más distintas explicaciones: psicológicas, sociológicas, históricas e, incluso, biológicas. De ellas, conocemos ejemplos en todos los campos del saber. No existe disciplina que no esté dominada por alguna díada omnicomprensiva: en sociología, sociedad-comunidad; en economía, de mercado-planificada; en derecho, privado-público; en estética, clásico-romántico; en filosofía, trascendencia-inmanencia.
Norberto Bobbio, Derecha e izquierda, Taurus, Madrid, 1996, p. 50.
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