El champagne, el whisky y el coñac

Publicado el 28 diciembre 2010 por Josep2010



Creo y todos vosotros estaréis de acuerdo conmigo en que los tres licores del título definen con absoluta claridad a los tres personajes de la película “Pal Joey” o del musical del mismo título, como gustéis. Estos personajes tienen nombre propio, he aquí: Vera Simpson- Rita Hayworth; Joey Evans – Frank Sinatra y Linda English – Kim Novak.
Probablemente a estas alturas del siglo XXI, muchos posibles espectadores se quedarán un poco colgados y tenderán a dar de lado a esta peli, alegando que es un musical de los cincuenta. Esto es cierto, pero si abrimos el repertorio de números musicales, más de uno se llevará una gran sorpresa al comprobar que clásicos, como “Zip”, “The Lady is a Tramp”, “Bewitched, Bothered and Bewildered” o “”My Fanny Valentine”, entre otros, pueden gozarse y escucharse a lo largo de esta burbujeante película.
Pero vayamos tranquilamente por partes y hagamos un poquito de historia si os parece, y procurando, un servidor, no ser demasiado pesado.
Hacia 1940 un tipo escribía en el “The New Yorker”, día tras día, una serie de columnas que los lectores devoraban con placer. Ese columnista se llamaba John O’Hara, un escritor, que aparte de estas historias cortas, había publicado varias novelas, auténticos best-seller como “Appointment in Samarra” y “Butterfield 8” (Esta última fue llevada más tarde a la pantalla protagonizada por Liz Taylor con el título de “Una mujer marcada”)
En España, los lectores de los años sesenta conocimos a este novelista hoy más bien olvidado.Sin embargo muchos críticos le alabaron en vida considerándole “como uno de los más grandes escritores de historias cortas en lengua inglesa e incluso otros idiomas”. O’Hara estuvo nominado al Premio Nobel, pero nunca lo consiguió. Era demasiado vanidoso y nunca le perdonó a Faulkner que se le adelantara en el galardón. Su vanidad le llevó a escribir su propio epitafio: “Fue mejor que ningún otro, y en todo dijo verdad, sobre él y su tiempo. Escribió siempre con honestidad y profesionalidad”.
“Pal Joey” fue una selección de historias cortas a las que el propio O’Hara puso este título. La recopilación se la entregó el escritor al compositor Richard Rogers y al letrista Lorenz Hart para convertirla en un musical para Broadway. El trío se puso a la tarea y en 1940 se la ofrecían al director George Abbott.

El 25 de Diciembre de aquel mismo año se abría el telón del Teatro Ethel Barrymore de Broadway ofreciendo al público una obra con un mítico elenco en cabecera: Vivienne Segal, Gene Kelly y June Havoc. Otras dos figuras, que más tarde serían punteros del cine musical participaron en el evento: Van Johnson y Stanley Donen (Otro Joey famoso sería el futuro director y bailarín Bob Fosse)
Aquella producción de “Pal Joey” fue todo un éxito que se prolongó durante 374 representaciones, ¡todo un record para las fechas! Hay un dato curioso que haría las delicias de los mitómanos musicales. Debido al éxito popular de canciones como “Bewitched, Bothered and Bewildered”, Goddard Lieberson, Presidente de la Columbia Record, decidió producir un “studio cast recording” de Pal Joey. Me imagino que esta joya haría las delicias de más de uno y no señalo con el dedo.
La historia original de “Pal Joey” transcurría en el Chicago de los años 30, donde Joey, un bailarín de segunda fila, romántico y granuja, sueña con llegar a dirigir su propio nightclub, el “Chez Joey”.
El tipo conoce a Linda English y la envuelve en sus fantasías y medias mentiras románticas al tiempo que le canta “I Could Write a Book”.
Entre ambos jóvenes se modela un romance, pero pronto se mezcla entre ambos un componente explosivo. La atractiva y madura Vera Simpson se interesa por el joven. Este, comprendiendo la utilidad que le puede reportar una mano poderosa y experimentada comienza una tórrida relación con Vera. Linda se resiente del engaño, pero Joey tiene su propio sueño y sabe que Vera es la única que lo puede hacer realidad.
El agradecimiento del bailarín granuja hacia su bienhechora no se traduce demasiado bien en la canción “Do I Care For a Dame”. Para complicar aún más las cosas entra en acción otra mujer, Melba, una ambiciosa reportera que nos deleita con la deliciosa “Zip”. Tras varios lances entre los cuatro personajes Vera, resentida decide clausurar el local “Chez Joey”. Esta pérdida no es la única que sufrirá el protagonista. También pierde al mismo tiempo a las dos mujeres que han embebido sus sentidos y el musical termina con un solitario Joey que parte en busca de otro amor anónimo y tal vez también en busca de otro sueño.
Esta es, a grandes rasgos, la historia del musical.
Naturalmente “Pal Joey” en su adaptación a la gran pantalla sufrió algunas alteraciones. Se le añadieron títulos que no figuraban en el original como por ejemplo “The Lady is a Tramp” y “My Funny Valentine”. Obviamente, tanto Rita Hayworth como Kim Novak tuvieron que ser dobladas en los números musicales. La primera por Jo Ann Greer y la segunda por Trude Erwin. Frank Sinatra se dobló, cum laudem, a sí mismo. Todas las canciones que canta son absolutos clásicos.
George Sidney, director del film optó por un happy end. Aquí Joey, tras el cierre de su local parte de la ciudad acompañado de Linda.
Joey es en la película un granuja, pero buen tipo, en el musical es mucho más cabroncete y aprovechado. El típico “anti-héroe”.
El escenario urbano también cambia en el film. En vez de Chicago la acción transcurre en la luminosa San Francisco.
El personaje de la reportera Melba se suprime en el film, y Linda es una corista. De los catorce números musicales originales de Rodgers y Hart, ocho de ellos se mantuvieron en el film , dos se utilizaron en background y cuatro se añadieron de otros musicales , concretamente de “Babes in Arms”
Dadas las fechas en las que nos encontramos, yo os aconsejaría que al abrigo de una buena chimenea gocéis de este film, que aunque no redondo, tiene tres razones y una añadida para verlo, a saber: Rita Hayworth, Frank Sinatra, Kim Novak….y un monton de clásicos de la música de todos los tiempos.
Como podréis observar, en los carteles publicitarios de la película, Frank Sinatra no ocupa el primer lugar. Por entonces la Hayworth ya no era la estrella de la Columbia, y Sinatra tras su triunfo en “De Aquí a la Eternidad” estaba en alza. No obstante el hombre se portó como un caballero y sugirió que su nombre figurara en mitad de las dos actrices.
Comentó jocosamente:

“Esto es como un sándwich y no me perdería por nada del mundo estar entre medio”

El humor, que no falte...