Historia de una foto legendaria
La mítica imagen del rostro del Che Guevara que inmortalizó el fotógrafo cubano Alberto Korda, se recuerda con particular devoción estos días.
Esta es en esencia la historia de la fotografía que captó la mirada más tierna que se conozca del guerrillero argentino que participó activamente en la Revolución cubana y marchó hacia Bolivia, donde fue asesinado un día como hoy, hace ahora 45 años.
El ente del cubano Korda, ya fallecido, captó para la historia la mirada fija y profunda del Che un día de 1960 cuando el emblemático Guerrillero Heroico contemplaba un cortejo fúnebre en la isla.
LA FOTO DE KORDA
"El Guerrillero", como la identificaría Korda fue tomada el 5 de marzo de 1960, en La Habana, durante el acto de despedida del duelo de las víctimas del sabotaje al barco francés La Coubre.
Alberto Korda tomó la clásica foto del Che con su vieja cámara Leica, provista de un lente de 90 milímetros, un semitelefoto de potencia regular, rayado por el uso en la superficie.
En un reportaje, el periodista cubano Ciro Bianchi precisa que Korda "se hallaba a unos siete metros —¿o eran diez?— de distancia del comandante guerrillero en una tarde opaca, invernal".
"Eso explica, relata Bianchi, que la imagen no sea supernítida, que parezca envuelta en una aureola, que algunos crean verla como una nube en el ambiente: la cabeza solitaria del Che se difumina en una luz pareja y suave".
No hubo ninguna elaboración intelectual como muchas veces se ha dicho. La luz solar, escasa, y el desgaste del lente imprimieron al retrato su atmósfera.
¿Y la composición? Korda se lo contó a Bianchi en La Habana: "Es eternamente mía. Si yo le hubiera dado un poco más de negro en el hombro a la imagen, la foto se me hubiera caído. Llevé el negativo a la ampliadora, enderecé la figura y le di aire alrededor.
Por eso, siempre que hemos visto la emblemática foto de Korda, nos atrae su belleza y su armonía, y eso es lo que tal vez hizo que la foto del Che fuera única.
Dicen que Korda de movía entre la muchedumbre, planeaba con su cámara, de izquierda a derecha, el entarimado donde se emplazó la tribuna. De pronto, el Che avanzó hacia la primera fila para mirar la escena. Korda alcanzó a hacer uno, dos o tal vez tres disparos seguidos; un minuto, minuto y medio después, volvía a perderse el Che en el fondo de la tarima. Pero ya había captado la imagen histórica del Che.
Siete años después, a raíz de la muerte del guerrillero argentino, fue el editor italiano Feltrinelli quien utilizando aquella foto que le regalara el propio Korda a su paso por Cuba, difundió en millones de carteles la imagen mítica del Che.
Alberto Korda nunca cobró un centavo por aquella foto que inundó el mundo de un Che Guevara con mirada serena y sombría