Pero vamos al grano.
El sábado pasado fuimos al cine a ver la película “El Chef, la receta de la felicidad” que a pesar de su título y del momento de gracia que vive SandeeA, no va sobre su blog.
Es una película centrada en un personaje, un chef interpretado por Jean Reno (que vale para todo este hombre) que lleva las riendas de un clásico restaurante francés que parece vivir de las glorias pasadas y ve peligrar su estatus en forma de pérdida de estrellas Michelín.
En su camino se cruza un joven y apasionado cocinero, interpretado por Michaël Young, que ha mamado todo el clasicismo de la cocina francesa y se atreve a reinterpretarlo en clave de producto y con tintes algo modernos.
La película es una comedia amable, previsible, agradable y fácil de ver. Vamos, que no pasará a la historia, pero deja un buen sabor de boca, nunca mejor dicho.
La razón por la que hoy vamos a hablar de ella es porque en medio de la trama, cuando más agobiado está el Chef y más perdido se encuentra, se plantea darle una vuelta a su carta y contrata los servicios de un… “personaje” interpretado por Santiago Segura y que se presenta como un experto en la nueva gastronomía elaborada por los grandes chefs españoles y le aconseja adentrarse en este tipo de cocina…
Y aquí viene la visión francesa de la nueva cocina española, aunque deberíamos decir de los cocineros españoles, para lo que Santiago prepara, no una cocina, sino un laboratorio y claro está, el resultado es… terrible.
Hace poco, en un acto del que ya hablaré (mal, por cierto), escuché a Rafael Ansón, el Presidente de la Academia Española de Gastronomía decir que si los cocineros españoles son muy buenos es porque la cocina española es muy buena, de acuerdo, pero no del todo, en mi opinión algunos de los valoradísimos cocineros españoles no hacen cocina española, hacen otra cosa. ¿Qué opináis?.
Imágenes de LaButaca.net