Porque Willian tuvo el 1-0 nada más comenzar, tras una mala salida de Muslera, y a los 9 Torres, en su primera titularidad tras la lesión, ya había hecho el primero a pase de Azpilicueta. Decía Mourinho en la previa del encuentro que con once futbolistas como el lateral español podría ganar la Champions y el navarro respondió a la alabanza con una jugada excelente. Tocó con Schürrle desde la defensa, dobló al extremo alemán, y se adentró en el área rival para regalarle el gol a su compatriota. A partir de ahí, el Chelsea jugó su partido, el que le gusta a Mourinho. Se agazapó atrás, regaló el balón al rival y espero a sentenciar el encuentro al contragolpe. El problema es que solo Torres estuvo a su nivel en el ataque. Willian y Schürrle aparecieron a cuentagotas y Hazard ni la tocó.
El Galatasaray lo aprovechó para meterse en el partido y terminó la primera parte con un aviso de Telles a Cech en un buen disparo desde la frontal. Tras el descanso mejoró aún más y en el minuto 64 acabó encontrando el merecido premio del gol. Drogba forzó un córner y Sneijder, que hasta ese momento ni había aparecido, hizo el resto para servir el empate a Chedjou, que entró solo a placer ante la mirada de Terry. El Chelsea no logró reaccionar porque tampoco lo intentó. Mourinho prefirió defender el empate y confiar su suerte a la magia de Stamford Bridge. Allí será otra historia.