El chico de la bicicleta

Publicado el 07 diciembre 2011 por María Bertoni

Después de ver Le gamin au vélo o El chico de la bicicleta, resulta inevitable lamentar que la Palma de Oro de Cannes haya quedado en manos de Terrence Malick (por El árbol de la vida) y no de los Jean-Pierre y Luc Dardenne. Sin ánimo de generar una polémica estéril, vale expresar la opinión de quienes preferimos el arte ascético de los hermanos belgas a la verborragia visual del realizador norteamericano.

Habrá que esperar a mediados de 2012 para que nuestra cartelera presente el título dardenniano más reciente. La reseña aquí publicada surge del privilegio de haber asistido a la proyección que ayer martes cerró la 3a edición de la Semana del Cine Europeo en el cine Gaumont.

Además de una relación anecdótica*, El chico de la bicileta comparte con El hijo la preocupación por los jóvenes excluidos, que algunos adultos consideran criminales en potencia, y por lo tanto merecedores de la mano dura más despiadada. Por lo pronto, en ambos films los Dardenne se hacen preguntas más allá de lo aparente, y de la consecuente estigmatización mediática.

“Sobriedad” es el término que mejor define el guión de Le gamin…, así como el de sus antecesoras. Esto no equivale, sin embargo, a frialdad.

Con licencia almodovariana, nos atrevemos a escribir que los espectadores enseguida habitamos la piel de Cyril Catoul. Sentimos la angustia, desesperación, bronca de un niño de once años abandonado no sólo por su padre sino por gran parte de los mayores que lo rodean.

En este sentido impresionan la enorme capacidad expresiva (y aeróbica) de Thomas Doret, y la relación actoral que establece con la co-protagónica Cécile De France. Por supuesto, también cabe elogiar la intervención de Jérémie Renier y celebrar el casi cameo del camaleónico Olivier Gourmet.

Más allá de las cualidades cinematográficas, algunos celebramos El chico de la bicicleta por el solo hecho de oficiar un reencuentro con los hermanos Dardenne. Si no sucedió en esta edición de la Semana del Cine Europeo, no importa: en cuestión de meses la cita volverá a producirse en nuestras salas.

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* Entretelones de la película
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En la clase magistral que ofrecieron el miércoles pasado en el mismo Gaumont, Luc y Jean-Pierre Dardenne se refirieron a los entretelones de Le gamin au vélo. Éstas son algunas de sus declaraciones:

 ”El origen de El chico de la bicicleta se remonta a 2002, cuando viajamos a Tokyo para presentar El hijo. Tras la proyección, que tuvo lugar en el marco de un debate sobre la abolición de la pena de muerte, una jueza nos contó la historia de un chico huérfano de madre y abandonado por su padre, que nunca cumplió la promesa de volver para recuperarlo.
Ya mayor de edad, este niño convertido en adolescente pudo irse del instituto donde había crecido. Lo primero que hizo fue cometer un asesinato”.

 ”Tuvimos ganas de contar esta historia con un final diferente. Por eso imaginamos el personaje interpretado por Cécile De France, que calma la terrible experiencia de abandono. Nos preguntamos entonces: ¿es posible o no cambiar vivencias como éstas?”.

 ”En cuanto a los niños que actúan en nuestras películas, no los dirigimos realmente. En cambio sí creamos un clima de trabajo: en el caso de Le gamin au vélo ensayamos quince días antes de la filmación y empezamos con la parte física antes de convocar al equipo técnico”.

 ”Los chicos tienen tendencia a imitar y eso no está bien. Por eso, aún mientras encarnaba a Cyril, dejamos que Thomas fuera un poco él mismo”.

 ”Para un actor profesional, enfrentar la falta de técnica en un niño representa todo un desafío. Si esto no se maneja bien, se notará mucho la diferencia entre la experiencia del primero y la improvisación del segundo. Por eso, apostamos a que Cécile De France y Thomas Doret construyeran una relación laboral en base a la confianza: de ahí la importancia de los ensayos”.