El Chico de las Estrellas, de Chris Pueyo

Publicado el 30 marzo 2016 por Covadonga Mendoza @Cova_Mendoza

Páginas 19-20: "Él no era mi padre y no vivíamos con él, pero cuando a mi madre (La Mujer Que en Vez de Respirar, Fuma) le daba un ataque de locuraamor, me llevaba dormido a su infierno casa."


Además, el autor alterna la primera persona con la tercera, en apariencia a modo de distinción de sus dos identidades: Chris (asustado, inseguro) y El Chico de las Estrellas (el ideal que sale a la superficie, libre), algo que funciona tras el posible desconcierto inicial. La redacción, una especie de prosa poética en la que, como hace con los nombres, rara vez menciona cada cosa por su nombre, contribuye también a ocultar lo poco original del texto.

Otras situaciones: la vida con su madre y El Señor del Bigote Negro, el papel salvador de la abuela o alguna amiga (La Arquitecta de Sonrisas, La Chica del Reloj de Pulsera, La Chica de las Arepas), el reconocimiento y aceptación de su homosexualidad, el trato que recibe por ser gay, o las sesiones con la psicóloga, reciben, al menos un poco de atención (poco profunda), incluyendo ejemplos, sin dejar de ser tópicas y convencionales.
Tampoco queda clara la finalidad de una novela en la que, pese a su poca extensión (200 páginas) hay pasajes cuya inclusión no aporta nada a la historia (el capítulo 20, sobre cómo son los cuentos de hadas originales en comparación con las películas de Disney, el Cuento de Ivo), mientras que el romance entre El Chico de las Estrellas y El Chico Más Guapo del Mundo, los pasajes que cuentan lo sucedido cuando él y su madre vivían con El Señor del Bigote Negro, o la presentación de La Dama de Hierro, son lo más emotivo de una obra que concluye, como podría hacerlo en cualquier otro momento, poco después de la historia de amor .

En conclusión, El Chico de las Estrellas, aun con sus carencias (superficial, inconcreta, a veces dispersa), funciona a nivel emocional: es fácil empatizar, identificarse, con alguien que busca su propia identidad. Cualquiera que lea la novela ha sido (o es) adolescente, con lo que esto implica, o ha sufrido algún tipo de rechazo, no necesariamente por su orientación sexual, quizá por su aspecto físico, etnia, religión, nivel social, cultura, etc...