El primer “sueldo” que recibió Renato Casaro por sus ilustraciones fueron unas entradas de cine, cuando tenía 17 años. A partir de ahi, consiguió lo que muchos buscamos, aunar su profesión y su talento con su afición preferida: el cine. Y de sus dedos y pinceles, de sus ojos, comenzaron a surgir ilustraciones para películas, algunas de ellas más olvidables que sus dibujos. Sin saberlo, sus carteles ilustraron muchas de esas películas que nos acompañaron hace 20 años, desde las marquesinas de esos cines donde ibamos los domingos por la tarde a mirar sueños en una pantalla, antes de que el Photoshop y el 3D entrará en escena. Y después ha ido haciendo homenajes a todos esos sueños que fueron entrando por los ojos y pasando por el alma, ilustrando una Academia de Atenas repleta de ellos, o una Ultima Cena donde Norma Jean se iba a dormir y no a la tumba. Una delicia y una envidia. Joderquebueno es.
Entrada originalmente publicada en Diciembre de 2009
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