El “chino” fantasmal, el adiestrador de Dylan y el populismo trepador

Publicado el 07 agosto 2021 por Adribosch @AdriBoschMarti

l taiwanés con entrada libre a la Quinta de Olivos que el Presidente dice no conocer sintetiza la historia en torno a un oriental tornasolado en interrogantes.


Y es una muestra más de la cuarentena no fue igual para todos.

Hay un libro maravilloso del escritor chino Yan Lianke, se llama "Días, Meses, Años". Se trata de una sequía eterna (una suerte de peste eterna) y del sacrificio ilimitado de una generación que se vacía del sembradío de la vida. Todo fluye penosamente encarnado en la narración de la travesía de un hombre y de su perro. Pero este hombre chino nunca miente, nunca hizo un negocio, se desmorona en la sequía y el perro esquelético se le ha quedado ciego y triste. Ambos van tanteando el arduo camino de la vida, entre la nada y la miseria.

Son la antítesis del Primer Magistrado y de su perro con adiestrador a domicilio.

Hay en éstas latitudes una nueva historia menos bella en torno a un oriental tornasolado en interrogantes.

El Presidente afirmó que no lo conoce, que no conoce a "el Chino", tal como denominan según Fernández a la presunta pareja de la muchacha que ingresó tantísimas veces a Olivos, mientras la mayoría de los argentinos estaba confinada, confiscada su circulación, expropiado el libre tránsito, y depositados todos intramuros de sus casas.

"El chino", como se sabe es de origen taiwanés, se llama Chien Chia Hong, y en el cumpleaños del presidente fue el único de los invitados que se quedó hasta las 2.58 de la mañana, según los registros dados a conocer. El resto, su pareja y otras dos personas, habían partido unas tres horas antes.

Pero Alberto Fernández aseguró que no lo conoce.

¿Con quien estuvo entonces Chien Chia Hong entre la medianoche y casi las tres de la mañana en Olivos?

O no lo conoce o se olvidó de que sí lo conoce.

O quizás quiso olvidarlo y lo logró.

O quizás no lo conozca efectivamente, así lo juró por su hijo.

El "chino" ennoviado y enigmático ganó embutido en el clima de las seis decenas de ingresos de su pareja a la residencia y tras una madrugada de cumpleaños presidencial millones y millones en negocios con el Estado.

Brotaron como de la lámpara de Aladino altos contratos palpables vinculados a sensibles cuestiones de seguridad nacional.

Sería literariamente apto para nuestro populismo mágico que el presidente no conociera entonces a "el Chino", siendo él, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.

Mientras tanto el Ministerio de Defensa quedó vacante y su ex titular, Agustín Rossi, está ahora boyando en una candidatura bizantina en Santa Fe.

Hay un populismo ciego que avanza improvisando a espaldas del presidente, o hay un populismo aviesamente astuto, que perpetra lo que niega, y que niega lo que perpetra.

Entretanto, otras cuestiones de alta relevancia nacional como las tareas del personal training del perro de Alberto Fernández no fueron suspendidas durante la pandemia. Los paseadores caninos del común de los mortales quedaron inmóviles durante meses. Los perros plebeyos sólo podían ser paseados por sus dueños.

La libertad ambulatoria relativa estaba restringida a los dueños de los perros.

El drama incluye pero trasciende gravemente al tema de Dylan y sus privilegios, aunque de algún modo está todo relacionado.

Ahora, no alcanzan las burdas maniobras teatralizadas de victimización para conjurar el malestar.

El ataque a la Municipalidad de Lomas de Zamora por parte de movimientos de izquierda no kirchneristas fue -obvio- repudiable por la violencia efusiva y destructiva. Pero es también una señal de un deshilachamiento de una cierta organicidad controlada hasta hace cierto tiempo por el sistema de punteros peronistas o kirchneristas. La subordinación militante no es acatada masivamente y hay una traslación desde la tradición de control justicialista de los marginados, hacia la izquierda más combativa.

Lomas de Zamora es el partido con el mayor índice de criminalidad en el conurbano.

La violencia es la partera de la historia, según Engels, quizás sea la partera de la prehistoria.

La compilación de embustes del alto oficialismo inscribe ya volúmenes de falsedades. Y la pobreza extrema incuba lava como un volcán.

Este sábado es San Cayetano y la marcha reclamando trabajo será exponencialmente masiva.

El tiempo quedó calcinado en la Argentina. Siempre es igual. Siempre es peor.

Detrás de una cadena de soles declamados como rayos cósmicos que nos iluminarán a todos de bienaventuranzas, las nubes negras reales se arremolinan.

Hay un cisma entre los movimientos sociales: los que responden al gobierno, o en todo caso, los que negocian con el gobierno por un lado. Y los que directamente confrontan, de pronto, con violencia contra todo y contra todos.

El hambre se encrespa ante el vertiginoso ascenso de trepadores y trepadoras. El populismo trepador va desde abajo hacia arriba y viceversa. Es un pacto social entre autoridades y angurrientos de favores y dineros.

Pero por fuera de ese pacto, los millones de desheredados reales deambulan buscando la vida día a día y minuto a minuto, atestando comedores populares y a años luz de los perros con personal trainer.

El modelo del conservadurismo popular histórico, digamos; el magnetismo de las luces del poder por sobre las mayorías que requieren liderazgos exaltados por reflectores, se rompe cuando los índices de pobreza atraviesan todos los diques.

Cuando eso ocurre la iracundia se enciende con pocas chispas y esa es la álgida escena de la tragedia.

Origen:CLARIN