El ciclismo hecho pasión (Tour de Flandes 2014)

Por Rafael @merkabici
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Imagen un país entero peregrinando y movido por un interés común. Una fiesta conjunta con todos sus aderezos. Comida, bebida (cerveza) y un espectáculo al que mirar y del que participar. Eso es De Rondé para los flamencos de Bélgica. El Tour de Flandes es ‘la carrera’ y durante cuatro días los viajeros de ciclored.com pudieron vivir in situ la esencia de un ciclismo distinto, que mueve desde 16.000 ciclistas de todos los niveles para hacer la marcha cicloturista del sábado a masas ingentes de aficionados para ver el paso del pelotón por los muros adoquinados del sur de Oudenaarde, centro neurológico del adoquín flamenco.

PEDALEA CON ALBERTO CONTADOR EN SU MARCHA CICLOTURISTA.

TE LLEVAMOS DESDE MADRID>

El Tour de Flandes te atrapa con sus tentáculos. Amarra la pasión con la que las ciudades se vuelcan con el ciclismo, el ambiente que dan a una prueba de un día, la admiración que emana de cualquier belga cuando le hablas de tu experiencia por los adoquines y sobre todo, cómo hacen que el visitante se sienta héroe y flandrien por un día.

LA MARCHA

Los viajeros de ciclored.com, 12 cicloturistas de Madrid, Zaragoza y Albacete se enfrentaron al reto de la Ronde Van Vlaanderen cyclo, 250 kilómetros por los mismo adoquines que al día siguiente aplastaron Cancellara, Vanmarcke y compañía. Jugaron la final del Mundial de Brasil en Maracaná un día antes que los profesionales y además pudieron ver in situ la evolución de sus ídolos.

La aventura arrancó temprano, al alba. Con las primeras luces del día del sábado se ponía en marcha el Tour de Flandes Cicloturista desde Brujas. Por delante 100 kilómetros planos para ir abriendo boca antes de los muros y el adoquín. El primero siempre pilla frío. La bicicleta da la sensación de que se va a desarmar en cualquier momento. Suenan todas las tripas y la cabeza sólo sueña con el instante en el que se van a acabar las piedras. Al segundo se le empieza a coger el ‘tranquillo’ y al quinto se pueden hasta medir las dotes como escalador ‘Flandrien’. Las trampas vienen en forma de bajada adoquinada en MarieBorrestrat, los porcentajes imposibles de Koppenberg y Paterberg (rondando el 20%) o las curvas estrechas con piedra incorporada. Y siempre con la sensación de que en cualquier momento puede haber un estrechamiento, repecho o cambio de sentido para evitar el aburrimiento.

Para superar el reto fueron esenciales la media docena de avituallamientos completos diseminados por todo el recorrido. Muesli, fruta, dulces, algún waffle (gofre belga), bebida isotónica y siempre en cantidades industriales. Incluso algún regalo extra de cafeína en forma de bebida estimulante.

Y es que cuando en el horizonte aparece el encadenado final del Oude Kwaremont y el Paterberg el objetivo está a un paso. Aún así, los 15 kilómetros planos hasta Oudenaarde se hacen a todo trapo, como si las piedras no hubieran causado estragos en el cuerpo. El premio del paso por la misma línea de meta que un día después atravesó Cancellara era la plaza de Oudenaarde plagada de cervecerías y ambiente ciclista. Una excusa para retrasar la llegada real a meta, cinco kilómetros después en el Qubus, que recibe al ciclista con una medalla para colgar en un lugar preferente de la vitrina cicloturista de casa. Y todo aderezado con una temperatura media de 15 grados y sol. Un paraíso tratándose del Tour de Flandes en abril y más oyendo a los veteranos de 2013, que sufrieron con no más de 3 grados.

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Pese al cansancio acumulado del sábado el domingo olía a ciclismo del bueno. La plaza del mercado de Brujas se convierte en una fiesta para recibir a los profesionales del Tour de Flandes. Una hora y media de la salida todas las calles están plagadas esperando a los que van a ser los gladiadores del día. Las cuatro gotas que cayeron mientras presentaban uno a uno a los ciclistas en el escenario buen sólo una amenaza incumplida.

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El sol volvió a brillar en el Fan Zona del Oude Kwaremont, lugar por el que el Tour de Flandes pasó hasta seis veces... con su versión femenina incluida. En ella, dos equipos españoles, Bizakia Durango y Lointek, además de Anna Sanchis vistiendo los colores del Wiggle. En comparación, más chicas españolas que chicos ante el reto de los adoquines flamencos.

Cancellara, Boonen, Sagan, Irizar, las caídas, los acelerones se convirtieron en protagonistas. Vista a pie de adoquín en el muro más viejo del Tour de Flandes y la pantalla gigante del Fan Zone para seguir el resto de la carrera, todo, además, aderezado con cerveza, comida, exposición de bicicletas antiguas y una competición de GoldSprint con una Ridley de regalo. Alguna vez te levantaste soñando con algo así.

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Y como colofón más de 10.000 personas conteniendo la respiración durante el mítico surplace de meta entre un suizo y tres belgas. El resultado lo saben ya todos, pero no disminuyó ni un ápice la fiesta. Nada más terminar, música a todo trapo y a seguir disfrutando del ‘Día Internacional del Ciclismo’. La última parada fue el Museo del Tour de Flandes en Oudenaarde, el lugar en el que la historia de 100 años de carrera se hacen realidad como también se hizo palpable el viaje ciclored gracias a la colaboración de todos sus componentes. La alegría de Santiago, la locuacidad de Gonzalo, la experiencia de los hermanos Luis y Álvaro (curtidos en mil batallas ciclistas), la pasión de Carlos, la tranquilidad de Antonio, las ganas de Santiago, la fuerza de los Joses, el poso ciclista de Alejandro o las decisiones acertadas de los dos Danis.

Lo mejor… que ya pensamos en el de 2015… y ojo, que será en Semana Santa.

Y en abril… las clásicas de Bélgica, Francia y Holanda.

– Y la Mallorca 312

Y todas estas marchas cicloturistas en el mes de mayo.

Y en las marchas cicloturistas de junio… seguiremos pedaleando.

Y las marchas cicloturistas de julio… que tampoco vamos a dejar de pedalear.