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El cielo es azul, la tierra blanca. Hiromi Kawakami.

Publicado el 03 octubre 2017 por Meg @CazaEstrellas
El cielo es azul, la tierra blanca. Hiromi Kawakami.
Hiromi Kawakami  (Tokio, 1958) estudió Ciencias naturales  y fue profesora de Biología, hasta que publicó su primera novela. Sus trabajos han recibido numerosos premios literarios. Este es el primer libro suyo que leo.Tsukiko tiene 38 años. Es una mujer solitaria e independiente. Frecuenta una taberna al salir del trabajo, donde come siempre algo antes de volver a casa. Ella es quien nos cuenta que un día se encuentra allí a su profesor de japonés del instituto, actualmente bien entrado en la tercera edad. Él la reconoce, pero ella casi no lo hace, pues no le entusiasmaban sus clases ni guardaba ningún recuerdo significativo de él. A partir de ese día, comenzarán a coincidir con frecuencia, compartirán su soledad y nacerá entre ellos una relación muy especial.
Tsukiko nunca llama al profesor por su nombre (Harutsuna), le llama "maestro". Entre ellos surge una especie de pacto tácito: no intercambian los teléfonos, no quedan ningún día ni a ninguna hora en concreto, pero se buscan cuando acuden a la taberna. Allí comen, beben, hablan de todo y de nada. Cuando Tsukiko acude a la taberna y no se encuentra con él, lo echa de menos. Nuestra protagonista va notando cómo el maestro empieza a estar presente en su cabeza y en su corazón, pese a la diferencia de edad (unos treinta años) y lo serio, distante y chapado a la antigua  que es. Sin embargo, él parece, a priori,  no vivir la relación que tienen del mismo modo que ella...
Compré este libro hace unos seis años, cuando estaba editado por Acantilado (ahora por Alfaguara), pero no ha sido hasta hace relativamente cuando lo he leído. Estamos ante una novela que no puedo recomendar a todo el mundo. De hecho, a día de hoy todavía ando procesándola,  pues hay momentos en los que la decepción me ha podido, los diálogos no me parecían creíbles y la historia casi no avanzaba, por no hablar de que la gastronomía japonesa, que no solo no me gusta, sino que me da grima, y aquí está muy , pero que muy presente. No obstante, hay otros momentos en los que algunos acontecimientos y el estilo poético de la narración me han conmovido (especialmente la parte final).Es una novela pausada y, en cierto modo, algo contenida, que cuenta más entre líneas, va más allá de las palabras. No hay romanticismo ni azúcar, sino gestos imperceptibles, cotidianos,  soledad y sabores compartidos. Nada es idílico, tampoco los personajes, que se muestran muy naturales e imperfectos, alejados de estereotipos, como la historia en sí (algo que me ha encantado, por cierto).  Tsukiko es inconformista, poco femenina en su estilismo, llena de manías y rarezas.  El maestro anda encorvado, nunca se separa de su maletín, las arrugas ya protagonizan casi todo su cuerpo. Es un hombre tradicional, algo seco y arisco.
La literatura japonesa no está muy presente en mis lecturas, y eso ha podido influir en que no haya sabido llegar al tesoro que encierra esta historia. El cielo es azul, la tierra blanca tiene una adaptación manga y otra cinemátográfica y, hablando de cine, me ha resultado inevitable pensar en la película "Lost in translation", curiosamente una de mis favoritas, y digo curiosamente, porque ni de lejos me han gustado por igual pese a las similitudes.Llegados a este punto, solo puedo repetir lo dicho unas líneas más arriba. No puedo recomendarla. Tampoco no hacerlo. La decisión es vuestra.

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