El cine expresionista alemán

Publicado el 28 julio 2017 por Carlosgu82

Desde tiempos remotos se ha querido aprehender el movimiento para poder replicarlo tantas veces como se quisiese. Sin embargo, no fue posible hasta que los hermanos Lumière, hijos de un fotógrafo, crearon el cinematógrafo. Patentaron el invento en 1895, año en el que también proyectaron su primera película, Salida de los obreros de la fábirna Lumière en Lyon Monplaisir.  Primeramente presentaron el cinematrógrafo a la comunidad científica y el cine como espectáculo se inició en París, cómo no, el mismo año de su creación. Las primeras películas que los hermanos Lumièr rodaron se han catalogado catalogarlas como documentales ya que se centran en mostrar momentos de la vida cotidiana. No hay un afán creativo, sino que buscaban la captación de la realidad.

Si bien es verdad que en sus orígenes fue considerado como un arte menor, gracias a George Melier y su Viaje a la luna (1902), se dieron cuenta de las posibilidades que tenía. Fue él quien introdujo por primera vez unos efectos especiales, muy rudimentarios, en sus películas que proyectaba en ferias. Gracias a esto, se vieron las  múltiples posibilidades que el cinematógrafo podía ofrecer y gracias a ello se crean, en la primera década del siglo XX, un  abundante ecosistema de pequeños estudios, tanto en Estados Unidos como en Europa.

Ya que la mayoría de las veces se estudia la industria americana, es interesante centrarse también de vez en cuando en la industria europea ya que, con Francia a la cabeza (no en vano fue la cuna del cine), surgieron grandes empresas cinematográficas. Hasta la Primera Guerra Mundial fueron los mayores productores de películas. Sin embargo, debido a que Europa estuvo sumida en una fuerte crisis después de la guerra (pues se desarrolló principalmente en este continente), la industria cinematográfica estadounidense vivió un importante auge. A pesar de ello, hubo un movimiento europeo que gracias a esa crisis identitaria que para muchos supuso la guerra, crearon obras maestras que ha día de hoy se siguen considerado clásicas. No solo eso, sino que también crearon escuela y hoy en día siguen siendo estudiadas. Estamos hablando del cine clásico europeo en blanco y negro, más concretamente, del cine expresionista alemán.

Es el movimiento cultural más importante del momento en alemania y abarcó todas las artes. De facto, este movimiento no influyó al cine en un primer momento debido a que la producción cinematográfica alemana estaba en manos del gobierno para hacer publicidad tanto dentro como fuera del país.

A pesar de tener un antecedente anterior del que hablaremos más adelante, este movimiento de vanguardia surge después de que Alemania fuese derrotada en la Primera Guerra Mundial. Las condiciones que impusieron los vencedores (que dejaron en al país en una profunda incertidumbre) y a la recesión económica que Alemania estaba atravesando transformó la sociedad del momento. Esta nueva corriente esta ligada al malestar que vivía la sociedad tanto por la experiencia devastadora de la contienda como por la situación política del país. Se vivió una crisis donde el horror de la violencia vivida, la nueva civilización mecanizada, la miseria del proletariado y la tiranía de la autoridad marcó una visión trágica del mundo.  Los valores que habían imperado hasta entonces dejaron de ser verosímiles después de la contienda. El expresionismo como movimiento cultural se opone al naturalismo para hacer destacar lo subjetivo del sentir del artista. La claridad y transparencia dejó de importar ya que se buscaba expresar la visión interior tanto de los artistas plásticos como de los directores de cine.

Las obras más representativas y que desde hace años son consideradas como clásicas son El gabinete del Doctor Caligari, rodada en 1919 por Robert Wiene; Nosferatu¸ de 1922 y realizada por Friedrich Wilhelm Murnau y Metrópoli, de 1926 y dirigida por Fritz Land. Como antecedentes, podemos añadir a esta lista El estudiante de Praga, rodada en 1913 por Paul Wegener, y El Golem, creada por el mismo director en 1914. Puede decirse que son los orígenes de las películas actuales de terror.

Como características principales pueden reseñarse que son películas situadas en épocas remotas, las localizaciones no son reales y son creadas en estudios cinematográficos, rompen con la estética de la transparencia que impera en ese momento, lo que predomina es la sombra y la dualidad de los personajes, que tienen una parte humana, pero también una parte autómata. Están además fuertemente influenciadas por el expresionismo pictórico, sobre todo de autores como Much, con su obra El grito, realizado en 1893, Emil Nolde (pensemos en su obra Stormy SeaStormy Sea o Mask Still Life III) o Käthe Kollwitz.

Las formas que  ven en las películas están distorsionadas, estilizadas, y son totalmente simbólicas. Muchos de los decorados fueron creados por el diseñador Walter Reimann, quien además tuvo una gran influencia sobre el resto de diseñadores del momento. Los decorados, que rara vez era creados para otros espacios que no fuesen los estudios cinematográficos, eran creados para que no fuesen vinculados a la realidad y crear una realidad en la que se mostraba el horror y el lado más lóbrego y vil del ser humano.

La primera película que hemos nombrado en este artículo, El gabinete del doctor Caligari ya ostenta muchas de las características que se han citado. Todo en ella está deformado: la película se desarrolla totalmente en el interior de un plató, predominan los claroscuros, la luz (incluidos aquellos reflejos que parecen entrar por las ventadas) es artificial. Son además decorados teatrales, desfigurados, y sin ninguna referencia a la realidad. Además, el maquillaje de los actores es exagerado, marcadamente teatral, como los decorados, y la actuación de los mismos también. En cuanto a la cámara cabe destacar que apenas se mueve y que son planos generales. Casi podríamos decir que es un cuadro al que se le ha dado movimiento.

Metrópoli entronca con una visión futurista donde las máquinas van a regir la vida de los hombres, o más bien de los obreros, ya que en realidad, estas máquinas sirven para el bienestar de los señores que viven en la superficie de ese mundo. Es una crítica al esclavismo y el mecanicismo de la sociedad, a la miseria y explotación que viven los hombres abocados a trabajar en un submundo oscuro. Nosferatum es la única de las tres películas expresionistas que está rodada en ubicaciones exteriores. Además, se utiliza tanto la cámara lenta como la aceleración de otras secuencias. Hay mezcla entre realidad y fantasía. Es el primer vampiro de la historia y una adaptación libre de Drácula.

Por tanto, podemos decir que el expresionismo alemán cinematográfico es la puesta en escena de la forma de ver el mundo de una sociedad devastada por la Gran Guerra, de unas personas cuya fe en la humanidad (que debido a esa experiencia en la que, recordemos, mueren alrededor de dieciséis millones de personas en cuatro años) ha desaparecido. Nace también de una propuesta crítica, y es este punto el que creemos que es interesante rescatar ya que entronca directamente con la situación actual. La crisis económica que sufrimos actualmente, la guerra de Siria, en la que ya han muerto entre trescientas mil y cuatrocientas mil personan y ha huido más de la mitad de la población del país, la contaminación y calentamiento global del planeta, etc. hacen del momento actual un momento en que nuestras consciencias críticas exigen ser despertadas.