Nunca estrenadas comercialmente en México, la dupla de cintas sobre el agente secreto OSS 117 Hubert Bonisseur de la Bath, OSS 117: Le Caire, nide d'espions (Francia, 2006) y OSS 117: Rio ne répond plus (Francia, 2009), sirven como excelente carta de presentación de su protagonista, el actor y comediante recién premiado en Cannes 2011 -por su actuación en la extravagancia silente The Artist (2011)- Jean Dujardin y, por supuesto, también del cineasta Michel Hazanavicius, que dirigió con mano maestra los dos filmes del OSS 117 y la ya mencionada The Artist.Debo confesar que antes de ver estas dos cintas no tenía idea que la existencia del tal agente secreto francés "OSS 117", cuyo largo nombre es Hubert Bonisseur de la Bath, antecesor -por unos cuantos años- de su muchísimo más famoso colega James Bond, el 007 británico. El agente OSS 117 fue creado por el novelista Jean Bruce a mediados del siglo pasado y ha merecido más de dos centenares de libros -algunos escritos por la viuda del escritor, sus hijos y otros autores más- y siete filmes entre 1957 y 1970, uno de ellos, incluso, protagonizado por el alguna vez embajador gringo en México John Gavin. Lo cierto es que, de todas formas, insisto, un servidor había vivido en la ignorancia con respecto al agente francés de marras.Estas dos películas con el nuevo OSS 117 Jean Dujardin -una ubicada en El Cairo en 1955 y la otra en Río en 1967- no representan, en realidad, ninguna competencia con las nuevas aventuras jamesbondescas sino, más bien, con las divertidas -aunque disparejas- parodias de la serie de Austin Powers. Más aún: yo diría que tête a tête, las dos cintas dirigidas por Michel Hazanavicius salen ganando frente a la serie protagonizada por Mike Myers.Pasemos rápidamente por las tramas: en la primera, el OSS 117 es enviado a El Cairo, el nido de espías del título original, para investigar la desaparición de otro agente secreto francés; en la segunda, el "espía más talentoso" de Francia llega a Río de Janeiro para echarle mano a un comprometedor microfilm en el que se encuentra una lista de los antiguos colaboracionistas nazis. Las historias fungen, en realidad, como meros excipientes para un par de brillantes pastiches del género del espionaje con referencias cinefílicas más o menos obvias -al cine de Hitchcock en los dos filmes, a las pantallas fragmentadas del cine sesentero en la segunda cinta, a las secuencias de créditos a lo Saul Bass en la primera película- y una cuidadosísima puesta en imágenes que echa manos de todos los tics estilísticos de la época, como back-projections anacrónicas, colores desaturados sesenteros o un diseño de interiores modernista muy ad-hoc.Sin embargo, lo más notable de estas dos comedias del OSS 117 -más allá del cuidado estilístico en su realización por parte de Hazanavicius y su equipo de producción- reside, precisamente, en su personaje central, encarnado por un perfecto Jean Dujardin. El OSS 117 de Monsieur Dujardin es una inspirada creación cómica: físicamente podría ser el hermano que el James Bond de Sean Connery no tuvo, pero intelectualmente tiene el cerebro de cualquier encueratriz televisiva o, peor aún, el de algún expresidente mexicano cuyo nombre empieza con la V de Vicente y su apellido empieza con la F de Fox. Así, el OSS 117 de Dujardin es ignorante, chauvinista, racista, misógino, imperialista y, de plano, francamente imbécil, lo que no evita que, de todas formas, como toda gran creación cómica, siempre salga avante al final de cuentas.Así, el OSS 117 llega a El Cairo y se queja ante una patriota egipicia que esos simbolitos "raros" -o sea, el árabe- son muy dificil de escribir, por lo que en esos países deberían de aprender otro lenguaje más civilizado; luego, en Río, al tratar con una guapisima agente del Mossad, le comenta que no entiende cómo una religión -la judía- puede prohibir comer salchichas, además que señala que es dificil trabajar de incógnito con agentes judíos porque éstos pueden ser fácilmente identificables por su nariz ganchuda; más tarde, se confunde y no recuerda cuáles chinos eran los malos en la Segunda Guerra Mundial, los chinos-chinos, o los chinos-japoneses, que estaban aliados con los nazis; en otro momento llega a la embajada de Alemania a procurar una lista de nazis que viven en Brasil y cuando un empleado le dice que no todos los alemanes son nazis, el OSS 117 contesta, sin parpadear: "Si, conozco esa teoría"... La cantidad de hilarantes gansadas que suelta el OSS 117 de Dujardin en estos dos filmes es inversamente proporcional al carisma viril que destila el actor, el mismo que, por cierto, se pondrá en duda más de una vez (¡Esa orgía en las playas brasileñas!).Evidentemente, películas como las dirigidas por Hazenevicius exigen un espectador que conozca las referencias cinefílicas/culteranas que se están parodiando -el cine clásico de Hitchcock, las cintas de James Bond, incluso "El Mercader de Venecia" en la desternillante escena climática del segundo filme- y que, además, esté dispuesto a seguir el juego hasta el final, aceptando al espía más galán, estúpido y políticamente incorrecto que haya existido: el OSS 117. ¿Cuándo harán una tercera parte?
Nunca estrenadas comercialmente en México, la dupla de cintas sobre el agente secreto OSS 117 Hubert Bonisseur de la Bath, OSS 117: Le Caire, nide d'espions (Francia, 2006) y OSS 117: Rio ne répond plus (Francia, 2009), sirven como excelente carta de presentación de su protagonista, el actor y comediante recién premiado en Cannes 2011 -por su actuación en la extravagancia silente The Artist (2011)- Jean Dujardin y, por supuesto, también del cineasta Michel Hazanavicius, que dirigió con mano maestra los dos filmes del OSS 117 y la ya mencionada The Artist.Debo confesar que antes de ver estas dos cintas no tenía idea que la existencia del tal agente secreto francés "OSS 117", cuyo largo nombre es Hubert Bonisseur de la Bath, antecesor -por unos cuantos años- de su muchísimo más famoso colega James Bond, el 007 británico. El agente OSS 117 fue creado por el novelista Jean Bruce a mediados del siglo pasado y ha merecido más de dos centenares de libros -algunos escritos por la viuda del escritor, sus hijos y otros autores más- y siete filmes entre 1957 y 1970, uno de ellos, incluso, protagonizado por el alguna vez embajador gringo en México John Gavin. Lo cierto es que, de todas formas, insisto, un servidor había vivido en la ignorancia con respecto al agente francés de marras.Estas dos películas con el nuevo OSS 117 Jean Dujardin -una ubicada en El Cairo en 1955 y la otra en Río en 1967- no representan, en realidad, ninguna competencia con las nuevas aventuras jamesbondescas sino, más bien, con las divertidas -aunque disparejas- parodias de la serie de Austin Powers. Más aún: yo diría que tête a tête, las dos cintas dirigidas por Michel Hazanavicius salen ganando frente a la serie protagonizada por Mike Myers.Pasemos rápidamente por las tramas: en la primera, el OSS 117 es enviado a El Cairo, el nido de espías del título original, para investigar la desaparición de otro agente secreto francés; en la segunda, el "espía más talentoso" de Francia llega a Río de Janeiro para echarle mano a un comprometedor microfilm en el que se encuentra una lista de los antiguos colaboracionistas nazis. Las historias fungen, en realidad, como meros excipientes para un par de brillantes pastiches del género del espionaje con referencias cinefílicas más o menos obvias -al cine de Hitchcock en los dos filmes, a las pantallas fragmentadas del cine sesentero en la segunda cinta, a las secuencias de créditos a lo Saul Bass en la primera película- y una cuidadosísima puesta en imágenes que echa manos de todos los tics estilísticos de la época, como back-projections anacrónicas, colores desaturados sesenteros o un diseño de interiores modernista muy ad-hoc.Sin embargo, lo más notable de estas dos comedias del OSS 117 -más allá del cuidado estilístico en su realización por parte de Hazanavicius y su equipo de producción- reside, precisamente, en su personaje central, encarnado por un perfecto Jean Dujardin. El OSS 117 de Monsieur Dujardin es una inspirada creación cómica: físicamente podría ser el hermano que el James Bond de Sean Connery no tuvo, pero intelectualmente tiene el cerebro de cualquier encueratriz televisiva o, peor aún, el de algún expresidente mexicano cuyo nombre empieza con la V de Vicente y su apellido empieza con la F de Fox. Así, el OSS 117 de Dujardin es ignorante, chauvinista, racista, misógino, imperialista y, de plano, francamente imbécil, lo que no evita que, de todas formas, como toda gran creación cómica, siempre salga avante al final de cuentas.Así, el OSS 117 llega a El Cairo y se queja ante una patriota egipicia que esos simbolitos "raros" -o sea, el árabe- son muy dificil de escribir, por lo que en esos países deberían de aprender otro lenguaje más civilizado; luego, en Río, al tratar con una guapisima agente del Mossad, le comenta que no entiende cómo una religión -la judía- puede prohibir comer salchichas, además que señala que es dificil trabajar de incógnito con agentes judíos porque éstos pueden ser fácilmente identificables por su nariz ganchuda; más tarde, se confunde y no recuerda cuáles chinos eran los malos en la Segunda Guerra Mundial, los chinos-chinos, o los chinos-japoneses, que estaban aliados con los nazis; en otro momento llega a la embajada de Alemania a procurar una lista de nazis que viven en Brasil y cuando un empleado le dice que no todos los alemanes son nazis, el OSS 117 contesta, sin parpadear: "Si, conozco esa teoría"... La cantidad de hilarantes gansadas que suelta el OSS 117 de Dujardin en estos dos filmes es inversamente proporcional al carisma viril que destila el actor, el mismo que, por cierto, se pondrá en duda más de una vez (¡Esa orgía en las playas brasileñas!).Evidentemente, películas como las dirigidas por Hazenevicius exigen un espectador que conozca las referencias cinefílicas/culteranas que se están parodiando -el cine clásico de Hitchcock, las cintas de James Bond, incluso "El Mercader de Venecia" en la desternillante escena climática del segundo filme- y que, además, esté dispuesto a seguir el juego hasta el final, aceptando al espía más galán, estúpido y políticamente incorrecto que haya existido: el OSS 117. ¿Cuándo harán una tercera parte?