“El cine según Hitchcock”: el libro que no podrás dejar de leer

Publicado el 10 febrero 2015 por Rous85

Hitchcock fue entrevistado por Truffaut

Creo que ya ha quedado patente en este blog que otra de mis pasiones (además de la literatura) es el cine. Pues bien, una de mis etapas favoritas del séptimo arte es la conocida como cine clásico y, entre otros directores de este perídodo, Hitchcock es uno de mis predilectos. Así que no es difícil imaginar la sorpresa que me llevé cuando estando todavía en la facultad descubrí que existía un libro que, a modo de entrevista, daba mucha información en torno a este célebre director. “El cine según Hitchcock” es en mi opinión un ejemplar de obligada lectura para todo amante del cine porque  permite conocer muy a fondo al maestro del suspense a través de las preguntas de otro gran director: François Truffaut, estandarte del cine francés y colaborador en la revista “Cahiers du Cinéma”

El libro recoge las viviencias profesionales de Hitchcock desde su inicios como ilustrador de los rótulos que se insertaban en las películas mudas y pasa por explicar todas las ideas, recursos, anécdotas, problemas y exigencias que rodearon a cada una de sus películas rodadas hasta la fecha (1966). Durante más de 50 horas de conversaciones mantenidas incluso mientras comían, el director inglés hizo partícipe a su homólogo francés del motivo del resultado de sus films (mostrándose insatisfecho de muchos de ellos) desvelando la clave de la intencionalidad de muchos de sus planos y diálogos y mostrando la frustración sentida cuando las exigencias comerciales o la censura truncaban algunas de sus ideas.

Si algo queda claro leyendo estas líneas impregnadas de la esencia de Hitchcock, es que el director hacía un cine puramente visual, en el que el diálogo pasa a un segundo plano, siendo poco relevante a veces e incluso en ocasiones siendo anulado por la carga visual que las miradas o expresiones corporales de los protagonistas concedían a la escena y sirviéndose del uso de los planos para subrayar ciertas intencionalidades. La pasión, los celos y el tormento psicológico (algunos de los temas eternos del director) son expuestos al espectador de manera indiscutible con una mirada o un juego de planos simplemente. El motivo de este estilo no es otro que hacer al público parte de la obra a través de su experiencia como espectador, integrándolo como un elemento más, fundamental en el desarrollo de la historia.

Otra de las ideas predominantes en el libro es la que acuña el director con respecto a preferir siempre el suspense antes que la sorpresa. Según palabras del propio Hitchcock:

“Nosotros estamos hablando, hay una bomba debajo de la mesa y nuestra conversación es muy anodina; no sucede nada especial y de repente: bum, explosión. El público queda sorprendido, pero antes de estarlo se le ha mostrado una escena anodina, desprovista de interés. Examinemos ahora el suspense. La bomba está debajo de la mesa y el público lo sabe, probablemente porque ha visto que un anarquista la ponía. El público sabe que la bomba estallará a la una y es la una menos cuarto (hay un reloj en el decorado); la misma conversación anodina se vuelve de repente muy interesante porque el público participa de la escena.  En el primer caso se le ha ofrecido al público quince segundos de sorpresa en el momento de la explosión. En el segundo caso le hemos ofrecido quince minutos de suspense.”

Así, aunque este director no inventó ni mucho menos el género del suspense, sí supo dotarlo de nuevos elementos e ideas, alzándolo hasta lo más alto posible, quebrándose la cabeza continuamente para lograr planos y escenas muy visuales que resaltaran esta idea del suspense y del componente humano y psicológico tan presente en sus obras. Antes de los efectos especiales y los retoques digitales, él ya inventaba trucos orientados a transmitir algo al espectador. Si quería llamar la atención sobre un vaso de leche que presuntamente podría contener un veneno mortal, recurría a iluminarlo con una luz especial que captara la atención del espectador de manera casi inconsciente…

En fin, podría estar horas escribiendo sobre las ideas recogidas por Truffaut en este gran libro que, por otro lado, es muy ameno y dinámico a la hora de leer, pero mi intención es que lo leáis vosotros porque no tiene desperdicio, sobre todo si os gusta tanto como a mí el cine de Hitchcock. Y es que se trata de un libro que recoje la pasión de un hombre por su trabajo, aderezada con inteligencia y técnica y plasmada para su eterno disfrute en metros y metros de celuloide.¡Gracias Alfred!

Aahhh Si eres un lector cinéfilo te gustará mi entrada sobre adaptaciones cinematográficas de libros: Del papel al celuloide ¡Échale un vistazo!