Uno tiene que confesarse poco admirador de las campañas electorales, me parecen un circo donde planean una serie de factores que no son prioritarios para la ciudadanía, ni para la izquierda tampoco. Una Izquierda que siempre se ha sentido mayoritariamente mal intentando vender un producto, en este caso el voto, pero podría ser muchas otras cosas.
En una entrevista reciente a Julio Anguita en la opinión de Málaga dice: “Me da la impresión de que se han olvidado de algo fundamental: los programas y para qué se está en política. En política se está en nombre de una idea, con unos valores. Creo que en las elecciones todo consiste en ver quién gana la liguilla. La política está contaminada por el espíritu deportivo, por el fútbol. A mí eso nunca me ha interesado. Afortunadamente, todavía encuentro a mi gente bastante incontaminada de este mal.”
No podría estar más de acuerdo una vez vivido otro día de inicio de campaña, con cánticos y gritos por parte de los forofos del PSOE y del PP palentino, imagino que sea algo normal en el resto de ciudades y pueblos. El caso es que nosotros y nosotras, la gente de Izquierda Unida nos sentimos mal en esos ambientes, descolocados, aceptando la incoherencia de participar en un espectáculo que está diseñado a la medida del bipartidismo, como el debate del lunes por la noche o la redacción de múltiples noticias.
Decía un militante de IU Palencia que hay que aceptar que tenemos que enfangarnos, que hay lodo en la lucha por transformar las cosas y hay que meterse en el fango. Otra cosa sería que nos revolcaramos en el fango, que eso nos gustara, que quisiéramos la propaganda electoral como mero medio de conquistar el voto. Ese no es nuestro dilema, de hecho, desaparecimos en cuanto pudimos de Jardinillos porque nos enfangamos pero lo justo, aceptamos la necesidad de tener una presencia pública en los medios de comunicación pero somos conscientes que nuestra lucha es otra. Por ello nuestros gastos en la campaña electoral son principalmente aquellos que tienen que ver con la realización y reparto de la revista tu ciudad, donde detallamos la realidad municipal y exponemos nuestro programa electoral, así como artículos de pleno interés para la ciudadanía independientemente que decida votarnos o no. Eso y nuestras pequeñas incursiones en publicidad en los medios de comunicación local.
Cabría preguntarse, y es un tema que aparece de manera recurrente en todas las Asambleas donde hablamos de preparar una campaña electoral, qué necesidades tenemos de participar en este circo, si no son nuestros esfuerzos vanos intentando luchar contra una ley electoral injusta y antidemocrática, contra una clara bipolarización, … Yo opino que merece la pena el trabajo, el compromiso de esforzarse para explicar qué es lo que pedimos desde Izquierda Unida, cuál es nuestro modelo de Estado: Federal, laico y republicano, por qué la banca pública, qué alternativas proponemos a la crisis y de qué manera podemos liberarnos del yugo que nos asfixia. Llamémosle mercado. De ahí que considere acertado el dilema con el que Izquierda Unida ha afrontado esta campaña: Democracia o mercados, ¡tú eliges!¡Rebélate!
No se puede vivir sin incoherencias, pero hay que cometerlas siendo conscientes que es un mal que habrá que ir limitando en lo posible y siendo conscientes de ellas. Prohibir el mailing a las casas, que no hace más que generar un coste absurdo y desproporcionado, tener espacios públicos para la realización de los actos, limitación de la cartelería a niveles mínimos, …