El círculo de punto. Ann Hood.

Publicado el 25 julio 2012 por Matilda @Matildalibros
   No sé por qué,en verano siempre me ocurre, entro en una crisis lectora en la que no consigo que ningún libro me enganche y paso semanas desesperada empezando libros que sé que en otro momento me tendrían de lo más entretenida y dejándolos para cuando llegue ese momento con una gran pena del alma mientras busco alguno que me permita terminarlo hasta el final.
   En esta búsqueda estaba cuando, saltando de blog en blog, descubrí este libro que prometía no ser apasionante pero sí agradable y entretenido, algo fundamental en estas crisis en las que casi siempre acabo buscando consuelo en Rosamund Pilcher, y hacer las delicias de una tejedora novata como yo.

   No me decepcionó, resulto ser un libro ideal para el momento que me acompaña, fácil de leer, lleno de historias y del que, además, he aprendido algunas cosas de mi nueva afición.
   Mary ha perdido repentinamente a su hija de 5 años y la vida ha dejado de tener sentido para ella, a pesar de sus esfuerzos, levantarse por la mañana es una tarea titánica y es incapaz de recordar cómo era su vida antes de que la pequeña Stella llegará.
   Para su sorpresa, su madre le insiste en que aprenda a hacer calceta y un día, sin saber muy bien por qué, entra en la tienda de lanas de Alice y deja que ella le enseñe a hacer una bufanda. Pronto irá descubriendo a otras mujeres que, como ella, recalan una tarde a la semana en la tienda y se sientan a hacer labores, a ayudarse con ellas y a hablar, de lo que sea. Pronto descubrirá también que su vida no es la única que sufrió un vuelco y que el movimiento de las agujas es capaz de sanar heridas mejor que cualquier otra cosa.

   Me llamó la atención de este libro que la autora lo escribió después de haber pasado por una experiencia similar. Ella también perdió a su hija y cuenta que, cuando eso pasó, los libros, su refugio en otros momentos, no fueron capaces de darle consuelo. Se veía incapaz de leer y de escribir y las palabras ya no tenían sentido para ella. Tejer le ayudó a recuperar el rumbo de su vida y en este libro vuelca esa idea y nos enseña a todos por qué las lanas la salvaron.
   Este es un libro lleno de historias duras y tristes, no os lo voy a negar, pero siempre vistas desde un punto de vista positivo, incluso cuando sus protagonistas aún no han remontado el mal momento.

   Tal vez os parezca muy similar a El club de los viernes, supongo que es cierto sentido lo es, pero en este caso, a mí me ha dado la sensación de que el dolor que nos muestran es menos gratuito, tiene una finalidad, algo que decirnos y es así porque este es un libro que nos enseña que hasta del golpe más duro puede uno levantarse y que la felicidad vuelve, aún cuando contemos una herida más en el alma y la vida siempre tiene algo bueno que ofrecernos. Es un libro que ayuda a tener esperanza y que nos muestra la vida como es, a veces bonita, otras maravillosa, otras brutal, de vez en cuando, ni fu, ni fa, pero siempre vida y siempre en marcha, creo que esa es una de las cosas por las que me ha gustado.
   Por otro lado, el hecho de que hable de mantas, de jerséis, de bufandas, de ovillos de lanas de colores, de puntos, etc., me ha parecido encantador, me ha dado ideas, me ha enseñado algunos trucos y me ha aclarado algunas dudas. Para mí tenía ese añadido.

Ya veis que tejer en grupo no es nada nuevo.


   Sobre la lanaterapia, debo reconocer que, desde que me inicié en esta nueva historia, alguna que otra persona me ha comentado que tejer le ayudó a pasar un mal momento y la verdad es que lo entiendo perfectamente, a mí me ayuda, me relaja y me reconforta, en general. Me hace sentir bien y animo a todo aquel que tenga ganas de probar pero creo que, cualquier hobby que nos ayude a desconectar y que nos haga pensar y concentrarnos de otra manera, obligándonos a dejar las preocupaciones en un rincón puede ayudarnos a pasar un mal momento. Por eso, en mi opinión, lo fundamental es tener esa ocupación que nos haga sentir bien. 
   Cuando leí lo que contaba la autora de El círculo de punto sobre los libros y las palabras me sentí, por un momento, bastante aterrada, las palabras son mi refugio desde bien pequeña, ¿os podéis imaginar que dejaran de tener esa capacidad? Por suerte, Ann Hood se encontró con las lanas y poco a poco, los libros también volvieron. Supongo que, si buscamos, siempre encontraremos un salvavidas.
   En fin, en general, el libro me ha gustado bastante y lo recomiendo no solo para los tejedores sino para todo el mundo porque a pesar de las historias duras, es agradable y bonito, con personajes entrañables y un mensaje positivo.