El Círculo Mágico de Stonehenge y Salisbury

Por Atableconcarmen @atableconcarmen


Cuatro días de escapada por el Sudoeste británico dan para lo que dan. Ya os he contado nuestro primer día en Bristol: por la Orilla del Río Avon hasta el Puente Colgante de Clifton y nuestra completa y deliciosa jornada en Bath: Termas Romanas y el elegante Restaurante The Pump Room. Le había llegado el turno al Círculo Mágico de Stonehenge y Salisbury.    Stonehenge hacía mucho tiempo que había despertado mi curiosidad. Estas construcciones megalíticas de las cuáles se desconoce si fueron templos religiosos, funerarios, observatorios astronómicos o simplemente eran la manera que tenían los asentamientos de la época de dejar huella, encierran algo mágico. Y sobre todo, reafirman el gran conocimiento de la astronomía que se tenía ya en esta época. Pienso en Stonehenge y automáticamente lo asocio con el Templo de Abu-Simbel en Egipto. Sí, ya sé, civilizaciones completamente distintas, pero con algo en común que ahora os contaré.  

Stonehenge es un monumento neolítico, del s. XX a.c. y el Templo de Abu-Simbel es un templo egipcio construido en el s. XIII a.c., pero ambos tienen algo en común que es la causa por la que yo los relaciono. En Stonehenge, en el solsticio de verano, el sol salía justo atravesando el eje de la construcción, que estaba marcado por una gran piedra inclinada, y atravesaba los cuatro círculos concéntricos que formaban los grandes bloques de piedra enlazados unos con otros por dinteles.    En el Templo de Abu-Simbel, algo similar ocurre 61 días antes y 61 días después del solsticio de invierno. Caprichoso el interés por la astronomía ¿verdad?   
 

No sé si será por esto o habrá alguna otra razón, pero allí se siente la magia, hay algo en el ambiente por que estas piedras parecen desprender una energía especial.    Nosotros fuimos en tren desde Bristol hasta Salisbury, en un trayecto de poco más de una hora. Y desde la misma estación cogimos un autobús que nos acerca a Stonehenge, situado a unos 15 km de Salisbury. Allí el día nos recibió gris, sin lluvia pero gris, y con bastante más frío que los días anteriores. Este factor junto con que Stonehenge está situado en campo abierto y sumado a nuestro interés por hacer el recorrido tranquilamente y sin que se nos quedara nada por visitar, hizo que al final de la visita estuviéramos completamente helados. Consejo, cuando vayáis a realizar esta visita, llevar más ropa de abrigo.     

Cuando el autobús nos llevó de regreso a Salisbury, era pasado mediodía, así que antes de visitar la ciudad decidimos recobrar fuerzas y entrar en calor. Elegimos The Mill Pub, un pub-restaurante ubicado en un precioso edificio del s. XVIII que había funcionado como molino, de donde toma su nombre. Situado al lado del río, es uno de los pubs más conocidos de Salisbury, del cuál yo ya tenía buenas referencias.    ¿Y qué se come en un pub inglés? Podéis ir imaginándolo, típica comida inglesa y cerveza, aunque yo pedí vino, con el frío que había pasado, no tenía yo el cuerpo para cervezas.
Elegimos un Fish & Chips, o lo que es lo mismo, un Filete de Bacalao rebozado con patatas fritas, salsa tártara y ensalada, y un Bistec de Ternera con ensalada de col. Cocina correcta y ambiente agradable, quedamos satisfechos y con las fuerzas repuestas para continuar.        
Cuando salimos de The Mill Pub nos fuimos paseando por las calles de Salisbury hasta el complejo donde se encuentra la Catedral de Salisbury, una de las más bellas de Gran Bretaña. Resulta impresionante verla allí, aislada en medio de un gran terreno cubierto de césped.    En la catedral, un claro ejemplo del gótico inglés, destaca su aguja, que con sus 123 metros es la más alta de toda Inglaterra. Cansados como ya estábamos, desistimos esta vez de subir a la torre y disfrutar, seguro, de unas bellas vistas de Salisbury y alrededores.      
    
  
Debido a las horas que eran, hicimos la visita por nuestra cuenta, recorriendo las naves, el coro y el claustro. Y aunque por dentro es bella, por fuera creo que luce más majestuosa, así que a la salida estuvimos dando un paseo por el exterior a la vez que seguíamos contemplándola.    ¡Anda qué horas se nos están haciendo hoy! Momento de dar la última vuelta por la ciudad y dirigirnos hacia la estación paseando. El viaje de vuelta a Bristol en tren nos sirve de descanso, y es que hoy no hemos parado.     
Al día siguiente toca despedirse de Bristol y nos quedan un montón de lugares pendientes de visitar, creo que nos va a resultar imposible cumplir con la larga lista de "we must visit" que nos habíamos propuesto. No importa, ya tenemos la excusa perfecta para volver.     Espero que os haya gustado esta trilogía de posts en la que he contado mi escapada por el Suroeste de Inglaterra y espero que os sirva de ayuda, y os de ideas para preparar vuestra escapada.   Otras visitas relacionadas con este viaje:
  • Bristol: Por la Orilla del Río Avon hasta el Puente Colgante de Clifton
  • Bath: Termas Romanas y el Elegante Restaurante The Pump Room
      Bon Voyage!