Hay que tener mucho cuidado, con ese individuo que se disfraza
continuamente de Ciudadano Ejemplar,
que suele dar consejos (sin que se los pidan) haciendo continua exaltación del
valor de la moralidad y las buenas costumbres, y que incluso, te mira mal si
tiras un papel al suelo, pero que sin embargo, tiene las baldosas de su casa
con una gruesa capa de polvo, además de pasar de forma sospechosa, más tiempo
de la cuenta, en casa de su vecina, que además está casada, pero que pasa
muchas horas sola porque su marido tiene un trabajo que le hace viajar con
frecuencia, ¡vaya por Dios!
Eso de haz lo que yo te digo, pero no hagas lo que yo hago, pertenece a
otras épocas, que afortunadamente ya se quedaron muy atrás, aunque siempre
queda por ahí algún dinosaurio
moralizador, que se resiste a irse de una puñetera vez, ¡qué cansino!
Fran Laviada