Durante la semana pasada se reunió en Sitges el denominado Club Bilderberg, que no es otra cosa que una reunión itinerante, anual y de contenidos y resoluciones secretas, de la gente mas poderosa del planeta. Gente como Bill Gates (Microsotf y Filantropía S.A), Henry Kissinger (ex-secretario de estado EE.UU), Juan Luis Cebrián (PRISA), Ana Patricia Botín (Banesto), Cesar Alierta (Telefónica), Beatriz de Holanda, Sofía de España, Heinz Fischer (presidente de Austria), Zapatero y un chorro de nombres entre políticos y magnates mundiales. Sí, han leído bien, Zapatero estaba invitado a la reunión, el motivo no lo se, porque me da que tiene menos fecha de caducidad que el pan de molde. Según se ha rumoreado, Ana Patricia Botín le recriminó que quitase la ayuda de 2.500 euros del cheque bebé, ya que está en proceso de quedarse embarazada, y le parece injusto que su amiga Alicia Koplowitz y los Príncipes de Asturias si lo consiguiesen. Por su lado Cebrián le dijo que así era imposible, que no había por donde sacar algo en positivo, que o hablan en su editorial del mundial de Sudáfrica día si día también o dicen lo que piensan. Y entre discusiones y copas llegaron a las conclusiones, que no sabemos cuales son pero que podemos aventurar: 1º cambiar el nombre de los paraísos fiscales (eso de las Islas Caimán ya lo conoce todo el mundo y empieza a quedar feo); 2º elegir un par de países para bajarles los niveles de confianza (como por ejemplo Standard & Poor’s, que te bajan de AAA a una B el nivel de solvencia y han jodido la bolsa, la economía del país y a sus ciudadanos) para comprar su deuda muy barata y luego venderla a un precio mucho más alto; y 3º, otras minucias, como establecer el Nuevo Orden Mundial, es decir, modificar los mercados para influir en la sociedad. Por ejemplo, si quieren que la gente este contenta, pues Amancio Ortega (Inditex) hace que la ropa de Zara sea colorida o Cesar Alieta (Telefónica) saca una oferta de ADSL y cambia el logo de la compañía… Mientras tanto 350 policías (o Mossos d’Esquadra), pagados con dinero público, vigilan que estos secretos estén fuera del alcance de la plebe. Tiene narices la cosa, que seamos nosotros mismos quienes tengamos que protegernos de sus secretos.