Revista Libros

"El club de la lucha", Chuck Palahniuk (1996)

Publicado el 20 septiembre 2015 por Joaquinvarela
No he conseguido saber qué clase de droga se mete el Palahniuk para escribir estas cosas. Pero aquí comenzó su carrera y resulta difícil creer que lo hubiese hecho sin tomar nada: whisky, coca, LSD o lo que se metan ahora, algo se pondrá fijo antes de darle a la tecla.
Supongo que como casi todo el mundo, llego a la novela a través de la película de David Fincher (Brad Pitt, Edward Norton...), ya que fui el primer sorprendido al descubrir que estaba basada en un libro de Chuck Palahniuk.
El libro es bastante violento  Tanto por lo que cuenta como  por la manera que tiene de presentar la historia : Frases cortas, episodios aparentemente sin sentido... A pesar de todo, el contenido impacta. Hay algunos libros que, por la razón que sea, tienen episodios que te vienen a la mente en momentos concretos y reales de la propia vida. El club de la lucha es uno de ellos.
El narrador odia su forma de vida y su trabajo  (estudiar si las indemnizaciones por las muertes que provocan los modelos de coches defectuosos son superiores a lo que costaría corregirlas). Padece insomnio, y para poder dormir acude a grupos de autoapoyo de enfermos de cáncer, en donde conoce a otra tarada como Marla Singer, que acude por la misma razón. Su vida cambia definitivamente cuando entra en contacto con  Tyler Durdeen. Guiado por Tyler, el narrador comienza una espiral de violencia al participar en la mayor creación de Durdeen: el Club de Lucha, en el que oscuros trabajadores sacan brillo a sus vidas partiéndose la cara a guantazos en una pelea sin reglas.
Esto viene siendo un resumen muy simple, porque hay contenido para dar y tomar. Pero no sigo, porque no todo es lo que parece y no quiero reventarles el libro. O la película.
Un último y gratuito consejo: Palahniuk es un escritor peculiar, y su estilo alucinatorio no será del gusto de todo el mundo. Y además, si están en un momento de bajo control emocional, dejen el libro para otra ocasión, igual acaban cagando a trompadas a ese hijoputa en el que están pensando.

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