Cuando por cuarta temporada consecutiva, y quinta en los últimos seis años, un equipo alcanza las semifinales de la Champions y todo el mundo lo encuentra normal, es que algo pasa que no es normal.
Cuando en los últimos cinco años un equipo ha ganado dos Champions y tiene posibilidades de ganar una tercera y todo el mundo lo encuentra normal, es que algo pasa que no es normal.
Cuando un equipo que hace dos años alcanzó su cenit deportivo ganando tres títulos en una misma temporada, y seis en un mismo año, y dos años después está en disposición a falta de un mes y medio, de cómo mínimo, tener la oportunidad de repetir esa hazaña y todo el mundo lo encuentra normal, es que algo pasa que no es normal.
Y ese es el gran mérito de este equipo, hacernos creer a todos que lo que estamos viviendo es normal.
Como bien ha dicho Guardiola, ahora llega la fiesta, porque el equipo ha hecho todos los deberes para llegar al tramo final con todas las opciones intactas. Con la Liga virtualmente ganada y sólo a expensas de decidir si será este mismo fin de semana o bien en las próximas cuando se certificará la victoria, con la final de Copa a sólo una semana ante el eterno rival y con unas más que probables semifinales ante el mismo rival.
Y a estas alturas yo sólo le exijo a este equipo que gane la Liga. No le exijo más. Y exigirle más creo que sería muy injusto con este equipo que, en circunstancias normales, no nos ha fallado ni un solo día importante en estos tres años. Sólo hay que seguir manteniendo la confianza en ellos, que se la ganan partido tras partido.
Y si todo sigue la normalidad, muy probablemente celebraremos algún título más que la Liga, pero yo no voy a exigirles nada más. Sólo me voy a dedicar a disfrutar del próximo mes y medio histórico que nos espera y dejar que la calidad de este grupo haga el resto.
¿Se lo van a perder?
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