El club de los filosofos asesinos. Julio Murillo

Publicado el 15 noviembre 2012 por Carmina
Hay portadas que sin duda enamoran, pero lo que más me llamó la atención de esta novela cuando la vi entre las novedades de Martinez Roca, fue sin duda el titulo. Lo primero que pensé que era original, los asesinos se organizaban en clubes y encima filosóficos, sin duda la novela no debía tener desperdicio. Reforzó mi decisión esa foto de estudio lujoso, con muebles antiguos y esas vistas al Sena, y erre los tiros porque tienen mucha relación con la historia, así que me aventuré en su lectura. Iniciaba con fuerza el mes de agosto, me había embarcado en una maratón de lectura sin saber muy bien lo que me depararía el mes y más valía que eligiera los títulos con tino porque si no el fracaso estaba servido.
Ya os adelanto que con este acerté de lleno y lo disfruté muchísimo a pesar de los pocos ratos de asueto de que disfrutaba, la mayoría de las veces en el transporte público que me llevaba de casa al trabajo y del trabajo a casa, y es que el verano es lo que tiene que se vive de cara a la calle y el rato de ocio se disfruta de otra forma, dejando menos tiempo para la lectura que suele ser la reina de las estaciones frías.
Que el autor fuera español y que intuyera que me encontraba ante una novela negra, un thriller, o al menos una novela de intriga ayudó a que me adentrara en la historia, a pesar de no haber leído nada del autor no por ello desconocido para mí, ya que durante años Shangri-La me ha llamado desde las estanterías de las diferentes bibliotecas que frecuento, sin que me decidiera a llevármelo a casa. El nombre del autor pues actuó de reclamo.
El autor
Julio Murillo Llerda es escritor, periodista, director creativo y experto en comunicación, ha coordinado y dirigido todo tipo de publicaciones y revistas de información general, programas de radio, asesorías creativas y campañas publicitarias para grandes marcas. Irrumpió con fuerza en el terreno de la narrativa con Las lágrimas de Karseb. Constantinopla, 1453 (Ediciones Martínez Roca, 2005), ópera prima finalista en la quinta edición del Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio; título al que siguieron Las puertas del Paraíso. El misterio de los crímenes de la catedral de Florencia (Ediciones Martinez Roca, 2006), El agua y la tierra. Maratón, Termópilas, Salamina y Platea (2007), Shangri-La. La cruz bajo la Antartida, que fue su primera incursión en el thriller de corte histórico y que se alzó con el Premio Novela Histórica Alfonso X el Sabio 2008, y Oricalco (2010)
En la actualidad compagina la literatura con la colaboración en diversos medios de comunicación, mientras su obra empieza a traspasar con éxito nuestras fronteras.
Por si queréis más información sobre el autor os dejo unos enlaces:
juliomurillollerda.blogspot.com/
En facebook podéis visitar la página de la novela y la personal del autor
El club de los filósofos asesinosfacebook.com/juliomurillollerda
Y los que inutilicéis twitter
juliomurillo57
El argumento
La plácida existencia de Henry Gaumont, director creativo de una importante agencia de publicidad francesa, se convertirá en un infierno a raíz de la sucia jugada de su jefe, Leopold, y de la traición de su mujer, Miriam. Sin trabajo, expulsado del paraíso del éxito profesional y social, jurará vengarse y acabar con la vida de los que propiciaron su desgracia; pero un  distinguido marchante de arte, una enigmática y bellísima mujer y una tenaz inspectora de policía se cruzarán en su camino. Henry descubrirá que nada de lo que ocurre en su vida es casual. Todo parece formar parte de un plan perfecto e incomprensible, orquestado por un selecto club de asesinos...
Este texto es el que podemos encontrar en la contraportada del libro y que actúa como señuelo para el lector, a grandes líneas expone todo lo que podremos encontrar, nos muestra una gran pincelada para que tengamos la necesidad de descubrir los trazos que faltan. Yo no me arrepentí de acercarme a ella, porque me mantuvo pendiente de cada una de sus líneas hasta el final.
Impresiones
Ya os he adelantado que me gustó mucho esta novela, que me mantuvo completamente pendiente de la trama desde el principio hasta el final y aunque adiviné por donde iban algunos tiros, como bien podía ser la identidad de algún personaje que se oculta detrás del nombre de un filosofo, no es para nada previsible, da muchos giros y tiene un final redondo, de esos que te deja con la boca abierta y un buen sabor de boca y sobre todo con la sensación de haber empleado el tiempo y el dinero de una forma satisfactoria.
Nos encontramos ante una novela que parte de un punto original, Le Club es un grupo de personas que ejercen la justicia poética, para ello se esconden tras nombres de filósofos y tienen un sotisficado sistema para comunicarse, cualquier persona ajena al grupo queda excluida y por ese mismo motivo ha mantenido en jaque a la policía francesa durante décadas. El autor ha sido capaz de mediante un thriller exponer los grandes males que aquejan a la sociedad actual, un capitalismo desbordado, un crisis galopante, policías y banqueros corruptos, el recurso al suicidio. Los personajes de esta novela transitan entre la delgada línea que separa el bien del mal, cruzándola en muchas ocasiones y aunque sea más o menos reprobable el hecho no me he sentido en ningún momento en disposición de juzgarlos, para horror mío me he visto compartiendo sus ideales de un mundo mejor vacío de delincuentes de toda índole.
Julio Murillo juega con maestría con la ambientación, podría haber situado esta novela en cualquier lugar del mundo, puesto que nadie se libra de los acontecimientos y premisas que se exponen en esta novela, sin embargo el lugar elegido es París, ciudad de la ilustración un guiño más a esos filósofos tras los cuales se camuflan los miembros de Le Club. Y al elegir esta ciudad lo hace con todas las consecuencias, paseas por sus calles, por sus comercios característicos, los bistrots, nada queda al azar, todo está bien pensado para hacer una novela redonda.
Nos encontramos ante una novela con multitud de personajes, aunque hay uno central alrededor del cual se orquesta la novela, el autor opta por utilizar un narrador omnisciente, de esa manera el lector va saltando de un escenario a otro para hacerse una idea completa, porque esta novela es como un gran puzzle con muchas piezas que lentamente van encajando en su lugar, para dar un golpe maestro con las últimas piezas, ese que termina convirtiendo la historia en algo inolvidable.
La venganza es el acto en torno al cual gira la novela. Henry Gaumont nuestro protagonista es un hombre de éxito, publicista de élite que de la noche al día se ve expulsado de la cumbre social, por mor de un despido orquestado por la perversa mente de su jefe que supo jugar bien sus piezas sin que Henry se percatara de la jugada maestra. A la par su mujer decide romper su matrimonio para irse con otro hombre no sin antes dejarlo en la miseria. El panorama que se abre ante Henry es tan desolador que solo piensa en el suicidio, pero antes debe vengarse de las personas que han propiciado su caída.
Pero no es el único acto de venganza, le Club nace para eso para vengar las injusticias a las que se ven sometidos sus miembros, ya tiene tantos miembros que no todos se conocen entre sí, y también vengan injusticias que atañen a la humanidad entera.
Por mor del azar o al menos eso cree Henry la fortuna le vuelve a sonreír al encontrar en un bar a un desconocido al que le cuenta su desgracia convencido de que no va a volver a verlo nunca más, aligerar el peso del alma no viene mal. Sin embargo Pierre Cassel es un marchante de Arte que piensa que Henry puede ayudarle en su negocio. Eso y el conocer a una mujer enigmática y bella le hacen creer que vuelve a encontrarse en la cresta de la ola y sobre todo le hacen olvidar sus deseos de vengaza, Miriam y Leopold dejan de ser importantes.
Sin embargo descubre de una forma poco agradable que ese golpe de suerte no es más que un plan orquestado por la mente pensante de un club de asesinos que deciden vengar sus cuitas sin preguntarle y que lo ponen en la disyuntiva moral del bien y el mal. La entrada en su vida de Claire Valery una mujer obsesionada con Le Club le ponen las cosas más difícil todavía.
Las tramas van desarrollándose por separado para confluir en los últimos capítulos, todas  las piezas encajan en su sitio y el autor ha podido poner de manifiesto los grandes males que aquejan a la sociedad, la disyuntiva moral a la que se enfrentan muchas personas, señalar la fina línea que separa el bien del mal y sobre todo ponernos en la disyuntiva de plantearnos que habríamos hecho en su lugar.
Analizar los personajes de esta novela sería complicado, cuales son importantes y cuales no, quien merece entrar en la lista, y quien quedarse fuera, cada uno esta dibujado con gran profusión de detalles, conocemos su físico, pero también su forma de actuar, de pensar, de sentir, conocemos que le  preocupa y que pasado desea olvidar. Nos encontramos con personas de carne y hueso, marcadas por una tragedia, nada es lo que parece en esta novela, y el autor juega con los claroscuros de una forma genial. Me ha llamado mucho  la atención el personaje de Adele, esa mujer enigmática de la que se enamora Henry, intentar dilucidar que hay detrás de esa mascara me ha costado mucho, el autor va desgranando el personaje poco a poco, nos da la información en cuentagotas, aunque no hace lo mismo con todos ellos, y sin querer va centrando nuestra atención en ella.
Pero quizás si hay un personaje que verdaderamente merezca tenerse en cuenta ese es Pierre Cassel el marchante, un hombre de principios, culto, que cuando hace una apuesta llega hasta el final, aunque este no sea el mejor para él. Todo un carácter a descubrir que me mantuvo en jaque durante toda la lectura. Con nuestro protagonista tuve sentimientos encontrados, porque yo tomé partido desde el primer momento, supongo que visto fríamente y con todos los datos que yo tenía y que el desconocía era fácil hacerlo. Sólo después de reposada la lectura he podido comprenderlo, y reconocer que es un personaje muy bien orquestado, como todos los que aparecen en la novela.
Conclusión
Nos encontramos ante un thriller sicológico, no se puede decir que sea trepidante porque la acción discurre de forma tranquila y sólo al final encajan todas las piezas del puzle, con maestría y un golpe de efecto que termina haciendo confluir todas las líneas, incluso la de la investigación policial.
Julio Murillo tiene una forma particular de narrar, a mi me ha gustado mucho su estilo, su forma tejer los distintos temas, la atemporalidad de la novela, puesto que la justicia poética existirá siempre, al menos el deseo de terminar con los males que aquejan a la sociedad y que cruzando la línea entre el bien y el mal tendrían fácil solución, por reprobable que fuera esta.
Nos encontramos ante una lectura que se disfruta, que va fluyendo a diferentes ritmos, unas veces pausadas y otras los acontecimientos se precipitan, sobre todo hacia el final. A pesar de introducir pinceladas de filosofía no es complicado de leer, el autor hace gala de un estilo directo, en el que el diálogo tiene tanta importancia como la narración y ayuda a dar fluidez a la historia.
La situación de la trama en París me ha parecido un acierto por ser la cuna de la Ilustración y el libre pensamiento, algo con lo que ha sabido jugar el autor, además las reflexiones que inserta me han parecido acertadas para llevar al lector al terreno que el quería, y al menos a mi me han  resultado tan interesantes que no me han resultado pesadas ni me han enlentecido la lectura.
Si no he conseguido picar vuestra curiosidad no es culpa de la novela si no de esta que reseña que ya no da más de sí, pero la historia es totalmente recomendable, y seguro que hará vuestras delicias en estas frías tardes de otoño, acompañados de una bebida caliente y una mantita sobre las piernas.