Como en aquella famosa película de
John Hughes (
El Club de los Cinco, 1985), Community explora las relaciones interpersonales de, en este caso, siete personajes completamente diferentes entre sí, cuyas vidas se verán enriquecidas y motivadas gracias a la estrecha, y no siempre, productiva relación que surgirá entre ellos. Hughes utilizó, muy hábilmente, el encierro obligatorio de los protagonistas en una sala de castigo de un instituto, para obligar a los personajes a interactuar entre ellos. Community emplea un recurso muy parecido, siendo en este caso la creación de un grupo de estudio de una universidad para adultos, la que obligará esta vez a juntar a los personajes, precipitándo a los unos contra los otros, sacando de esa jaula de locos las situaciones más divertidas y disparatadas posibles. Hasta aquí el punto en común entre ambas historias, y probablemente con cualquier otra, ya sea cinéfila o seriéfila. Las demás coincidencias que Community pueda tener con cualquier otra situación o contenido audiovisual de carácter artístico son pura casualidad, o una mera incursión del destino divirtiéndose un poco y jugando al juego de los espejos distorsionados, ¿O quizá no?...
"Comienzan flojitas pero, poco a poco,
te vas encariñando de las tres"
Pues va a ser que no. Porque Community, si se caracteriza por algo, es precisamente por todo lo contrario a lo que acabo de decir. Pero, no adelantemos todavía acontecimientos futuros.
El piloto de Community no es que sea horroroso, pero en ningún caso da pie o incentiva lo más mínimo a seguir viendo la serie tras su visionado. Es más, si no me hubieran dicho (prácticamente gritado una y mil veces) que la temporada iba a mejorar hasta convertirse en algo absolutamente genial, no creo que, ni tan siquiera, estuviera aquí sentado escribiendo este post. Sigamos. El segundo, el tercero y el cuarto, puede que incluso el quinto y el sexto, tampoco es que mejoren mucho, pero ya consiguen arrancarte un par de sonrisas no forzadas, siendo el histriónico profesor Chang el único personaje capaz de provocar alguna que otra carcajada furtiva e inesperada más allá de algunos (muchos) tópicos evidentes, y otras muchas situaciones cuya originalidad y perspicacia todavía brillan absoluta y decepcionantemente por su ausencia. Pero no todo son malas noticias y palos para la serie de la
NBC.
"Sus continuas referencias a la cultura audiovisual
suelen generar los mejores momentos de la serie"
A parte del hecho de que no he conseguido todavía cogerle del todo la gracia al personaje de Chevy Chase, hay muchas otras cosas que sí que terminan mejorando, y mucho. Conforme van avanzando los capítulos, Abed se va haciendo más y más grande ante nuestros ojos. El apartado femenino al completo va encajando entre sí para formar un todo entrañable y divertidamente absurdo. Troy se va quitando de encima todo ese pesado estereotipo con el que le habían vestido al principio. Y Jeff se acaba por convertir en el perfecto anfitrión de una fiesta que, según avanza la temporada, va teniendo mejor pinta con cada nueva vuelta de tuerca que los guionistas le van sacando a las películas y series de toda la vida. El profesor Chang sigue con sus gracias y gracietas (y con sus excesivas pero divertidas idas de pinza), y conforme nos vamos acercando a la recta final de la temporada, vamos advirtiendo una mejoría clara de las situaciones y tramas que, poco a poco, no solo van encontrándote las cosquillas de la risa, sino que también van hallando su tono y público adecuado, ese al que quieren y deben ir dirigidos.
"Tan excesivo como divertido, el profesor Chang
suele poner la guinda a muchos de los episodios"
Para rematar, Community alcanza su momento álgido con un episodio, ya mítico (
Modern Warfare), donde la perfección absoluta del humor referencial se acaba concentrando en 20 minutos imprescindibles e impagables, en los que se juega constantemente a distorsionar, para el deleite y disfrute del espectador, las reglas argumentales con que se suelen crear las películas y series apocalípticas y de acción. Un episodio asombrosamente descojonante que pasará a los anales de mi existencia por ser uno de los primeros en provocarme un coma inducido por exceso de diversión y carcajadas. A partir de ese capítulo ya nada volverá a ser lo mismo, la serie ha cambiado para mí, y para siempre. Los dos episodios restantes, obviamente, no alcanza la brillantez de éste, pero igualmente me resultan de lo más estimulantes. Mis ojos ya no son los mismos y la serie parece saberlo. Con él se alejaron de mi mente todos esos días en que la pereza se me venía encima cada vez que tocaba un episodio de Community. En lugar de eso, ahora me sorprendo a mi mismo en cualquier lugar con una sonrisa en la boca provocada por un recuerdo casual de la serie.
Y es que estos siete personajes protagonistas, y sus allegados, ya me han ganado para su causa. Ahora solo queda esperar y disfrutar de lo que me regale la segunda temporada que, por lo visto, dicen (decís) que es puro oro seriéfilo del bueno. Como ya he dicho da igual, el club de los siete ya tiene un nuevo miembro, ese soy yo.