Esta es una reseña muy especial para mí. En primer lugar, porque es la primera que escribo desde que el pasado 7 de enero nació mi hijo Amets y la primera de este nuevo año 2014. Y en segundo lugar, porque este fue precisamente el último libro que leí antes de dar a luz y también mi última lectura del pasado año 2013. Por estos motivos siempre recordaré este libro con muchísimo cariño. Por si fuera poco me lo prestó mi gran amiga María, del blog De todo un poco, y encima la historia me ha encantado, así que no se puede pedir más.
Como muchos ya sabéis, soy una apasionada del té. Me encanta saborear una buena taza de té tumbada en el sofá, tapada con la manta y leyendo un buen libro y si encima fuera hace mal tiempo, mejor que mejor. Y esta novela ha sido igual que esos momentos en el sofá: cálida, reconfortante, agradable, acogedora, hogareña, placentera, deliciosa, tierna, dulce, encantadora.Las protagonistas de esta historia son tres mujeres que, aunque son muy diferentes, tienen algo en común: su afición a coleccionar tazas de té vintage. Por eso, cuando coinciden en un mercadillo en Sussex (Inglaterra), las tres se quedan prendadas del mismo juego de té. En lugar de pelearse por él deciden compartirlo y así nace una amistad que cambiará sus vidas y hará las delicias de los lectores. Jenny Davis tiene 26 años, trabaja en una revista regional, le encanta dibujar y está preparando su boda con Dan, su novio de toda la vida, con el que sale desde la universidad. Solo piensa en el vestido, el banquete, las flores, los invitados, la despedida de soltera... Todo su mundo gira en torno a la boda, y para prepararla cuenta con la ayuda de su padre, su hermano y sus compañeras de trabajo. Está deseando que llegue su gran día, lleva años soñando con él, aunque tiene sentimientos encontrados. Su madre, que les abandonó cuando ella tenía 6 años, no estará a su lado. Pero eso, ¿realmente le entristece y le apena o, por el contrario, no le importa? Maggie Hawthorne tiene 36 años y está divorciada desde hace cinco de su ex marido, Dylan. Estaba locamente enamorada, pero él se cansó pronto del matrimonio, quería más libertad, vivir nuevas experiencias y Maggie le estorbaba. Después del divorcio ella decidió empezar de cero, iniciar una nueva vida. Para eso ha montado su propio negocio, Bluebelle du Jour, una floristería. Se ha volcado en el trabajo para superar su ruptura sentimental y ahora está totalmente centrada en el que puede ser el evento más importante de su carrera profesional: encargarse de los arreglos florares en la boda de la hija de un conocido empresario. Pero no siempre es fácil huir del pasado sin hacerle frente. Alison Lovell tiene 42 años y, a simple vista, una vida perfecta. Está casada con Pete, su primer amor, desde hace 25 años, tiene dos hijas, Holly y Sophia, de 12 y 15 años y una casa preciosa... Pero de puertas adentro las cosas son muy distintas. Su marido es un parado de larga duración y de pronto el matrimonio se da cuenta de que están al borde de la ruina. Es ella la única que lleva dinero a casa gracias a la venta por Internet y en varios establecimientos de las manualidades que realiza: portavelas, cojines y otras artesanías que fabrica a mano en su propia casa mientras sueña con montar su propia tienda. Pero ya se sabe que cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana. No pueden seguir con el mismo tren de vida, tienen que recortar gastos, todos los miembros de la familia tienen que apretarse el cinturón si quieren salir adelante y todos deberán renunciar a algo. Como se puede ver las tres protagonistas tienen edades y situaciones personales y laborales muy diferentes pero eso no les impedirá ir conociéndose poco a poco, compartiendo sus problemas, inquietudes, preocupaciones, sueños, anhelos, deseos o secretos. Así, a lo largo del verano, irán convirtiéndose no solo en amigas, sino sobre todo en confidentes y cómplices, entre ellas, pero también con el lector. No es una historia con mucho ritmo, no es trepidante, no tiene demasiada acción, pero no por ello resulta lenta o aburrida. Todo lo contrario. La alternancia de los capítulos protagonizados por cada uno de los tres personajes y que además sean capítulos cortos hace que la novela se lea casi sin darnos cuenta, disfrutándola frase a frase, página a página. Es una historia sencilla, en el buen sentido de la palabra. Es cercana, con sentimiento, pero no sentimentaloide. Habla de las relaciones humanas, las de amistad, las de amor, las familiares. Pero al mismo tiempo trata temas más duros y tristes pero que, por desgracia, también son más reales. Las rupturas, el abandono, la enfermedad, el paro, la mentira, la traición... Resulta muy fácil sentirse identificada con las protagonistas, con las tres, porque cada una aporta algo a la historia. A las tres se les coge muchísimo cariño. Solo me queda recomendaros esta novela. Yo ya soy socia del club del té. Y vosotros, ¿a qué esperáis? Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.