En estos tiempos que corren, mucha gente —al menos a la que le sobran unos cuantos euros para poder ir al cine— va en busca de una película para evadirse durante un rato, o bien ese tipo de títulos que nos fascinan por sus efectos visuales o una bonita historia; en resumen, los espectadores, en principio, prefieren pasarlo bien en el cine. Esto parece obvio. ¿Quién quiere sufrir o pasar un mal rato viendo una película? Pero claro, como suele ocurrir, todo es relativo. ‘El Club’ es de esas películas de temática dura que suelen ser calificadas como ‘necesarias’, ‘crudas’ o ‘inolvidables’.
Entonces, ¿Es recomendable ‘El Club’, o se pasa un mal rato viéndola? Brevemente, podría decir sí y sí, pero quizás sea algo confuso, pudiendo entrar en un bucle filosófico-moral fatal en plan: ¿se puede disfrutar pasándolo mal? y cuestiones del estilo. Pablo Larraín —quien ya sorprendiera con la notable ‘No’—, dirige esta película, cuyo impacto en el espectador es alcanzado no tanto por lo que nos muestra sino por lo que nos sugiere, siendo capaz de mantener una objetividad casi clínica para que seamos nosotros, como espectadores, los que reflexionemos sobre los asuntos tratados. ¿La temática? Abusos sexuales, homosexualidad, iglesia católica.
Es esto último, lo que hace de ‘El Club‘ una obra formidable y como he mencionado antes, necesaria. No lo digo solo porque sea una temática tristemente de actualidad, sino porque gracias a ese distanciamiento sobre la narración, Larraín consigue generar un debate silencioso con cada espectador, gracias a una sutileza cimentada en los silencios y voces de cada protagonista. La acción transcurre en un entorno alejado, donde cuatro curas y su ciudadora viven un día a día rutinario, rodeados de una densa y perturbadora calma hasta que ésta se ve alterada.
‘El Club’ es una nueva cota dentro del cine latinoamericano que tiene en Pablo Larraín, un deslumbrante nombre propio que algunos han comparado con directores como Michael Haneke, con mucho atino en mi opinión. Solo puedo morderme los dedos para no desvelar nada que pueda alterar el gran trabajo del director chileno. Sin duda, la complejidad del ser humano, sus claros y sombras; lo correcto y lo incorrecto, lo moral y lo inmoral… todo se pone en tela de juicio durante cada minuto de ‘El Club‘.