Clasificación: novela de misterio y fantasía
Edición: Cuatrovientos, febrero 2011, 8’50€
Valoración: 4’5 sobre 5
Los padres de Gabriel han de viajar al extranjero por negocios, pero como castigo por haber suspendido él pasará parte del verano en un hotel rural de Asturias con unos amigos de sus padres. Pero Gabriel no está para nada dispuesto a pasar sus días estudiando, y encima en compañía de Laura, la hija de los dueños del hotel. No se conocen demasiado, pero para él ella es una friki. Lo que no sabe es que mientras se lamenta de su suerte, Laura monta en cólera por tener que ceder su habitación a un chico como él. A pesar de lo poco que se agradan, estos dos ni se imaginan lo que ocurrirá en sus vidas durante el verano, y es que cerca del lugar se encuentra una antigua abadía destruida por una fuerza desconocida. Una maldición de siglos de antigüedad se oculta tras los árboles del bosque. La curiosidad y temeridad de la juventud llevará a ambos a correr un grave peligro por descubrir la escurridiza verdad tras aquellos muros sagrados, envuelta en macabras solapas y sangrienta caligrafía.
Estamos ante una novela juvenil muy sencilla que parte de un prólogo situado en el siglo IV muy interesante e inquietante. En estas primeras páginas sentí una fuerte curiosidad por saber qué era aquel libro extraño que había aparecido en un navío a la deriva, y de pronto, sin darme cuenta, ya estaba leyendo la historia de Gabriel y Laura, deseando saber más. La estructura del libro se divide en dos líneas temporales conectadas por el misterioso códice medieval; de esta manera tenemos los viajes al pasado al lado de un sacerdote llamado Íñigo, y por otro lado viajamos al año 2008 junto a dos jóvenes que, mientras van desarrollando una pequeña atracción, se encargan de desvelar el misterio central. Además, el ritmo se ve beneficiado por esta dinámica temporal, ya que jamás se vuelve lento o pesado. Sin embargo, aunque ésta es una lectura ligera que entretiene, no está exenta de pequeños detalles por pulir. Por ejemplo, la relación entre Gabriel y Laura me pareció algo forzada y precipitada: primero se odian, pero de la noche a la mañana surge la atracción. Luego tenemos el final, que me dejó insatisfecho por no ser lo suficientemente oscuro y maligno para mi gusto… aunque, todo hay que decirlo, entiendo perfectamente que este libro en concreto está dirigido a un público más joven y no tan sádico como yo. Lo que sí eché en falta es un mayor protagonismo de la historia de los sacerdotes en la abadía, porque aunque parezca increíble la ambientación era tan realista y gótica que muchas veces me hizo estremecer.
Está claro que El códice Astaroth es una lectura recomendable para los lectores que buscan algo aventurero, con toques de suspense y terror. Una novela de misterio muy bien ambientada que logra transportarnos a otro mundo y mantenernos en vilo hasta el final.