El colmo

Publicado el 30 marzo 2017 por Torrens

Esta semana los barceloneses hemos tenido el gran honor de que Rajoy nos ha visitado fugazmente, además venía a anunciar descomunales inversiones en infraestructuras.

Después de esta visita ha quedado más que claro que lo que hacen mejor Rajoy y el PP es tergiversar y tomarnos el pelo.

Los que vivimos en Catalunya sabemos que en realidad Rajoy vino una vez más a tomarnos por imbéciles. Las inversiones que vino a comprometer ya habían sido presupuestadas hace años, algunas de forma repetida y el porcentaje de su ejecución hasta la fecha según el proyecto es como mucho cercano al 10% o simplemente nulo, como el proyecto del acceso ferroviario de ancho europeo al Puerto de Barcelona, que además ha sufrido varios incumplimientos a lo largo de más de una década, y encima tuvo la poca vergüenza de referirse a una cifra ridícula para las inversiones inmediatas en el Corredor Mediterráneo, cuando su gobierno se está gastando los presupuestos y la financiación de  la U.E. para el Corredor Mediterráneo en los accesos de  las líneas AVE a Madrid. Es muy curiosa la forma en que Rajoy y su gobierno pretenden solucionar el problema de Cataluña, primero montan el engaño del diálogo que el PP está dispuesto ¡¡Por fin!! a iniciar, pero como siempre con el PP hay truco porque ponen una sencilla condición: la previa rendición incondicional y que la Generalitat trague con la falsedad que el referéndum sería inconstitucional y por tanto imposible, y cuando el farol del dialogo ya ha sido bastante sobado Rajoy viene a Barcelona a intentar convencernos de que van a cumplir un plan de infraestructuras que llevan años de retraso porque los gobiernos centrales solo las utilizan para que luzcan en los presupuestos, pero sin ninguna intención de cumplirlos.

Estoy absolutamente convencido que la intención de Rajoy en su visita no era, como ha dicho todo el mundo PP incluido, convencer a los partidarios sin demasiada convicción de la independencia para que vuelvan al redil hispano, sino mentir y engañar otra vez a los que le votan y se creen todas sus falsedades y las de la caverna mediática en el resto de España, porque de aquí pocas semanas en la caverna habrá quedado bien claro que con los independentistas catalanes no hay nada a hacer porque no deponen su actitud, se niegan a dialogar y ni tan solo valoran que se ponga en marcha un plan que soluciona una de las más importantes quejas de los independentistas: la discriminación en la construcción de infraestructuras. Si algún ingenuo creía realmente que Rajoy está intentando solucionar el problema mediante el diálogo y la reparación, andaluces y extremeños se han encargado de acabar de cargarse cualquier efecto pacifista porque no han tardado nada en quejarse de que se concedan ventajas a Catalunya en lo que se refiere a infraestructuras, cuando ellos disponen de autopistas libres de peaje, en alguna de las cuales los raros son los días en que circula algún coche.

Rajoy nos toma el pelo incluso cuando da consejos. En el mismo acto en que anunció el fabuloso plan de infraestructuras Rajoy reclamo sensatez, una palabra que le gusta porque la repite con frecuencia pero que no la práctica, porque es curioso e insultante que nos reclame sensatez un individuo que se pasó del 2006 al 2010 organizando y promoviendo un boicot a los productos catalanes y pidiendo por las calles “una firmita contra Catalunya” para cargarse el Estatut.

Por si alguien está interesado en conocer los datos concretos de la inmensa tomadura de pelo de las infraestructuras anunciadas por Rajoy adjunto un artículo de Pilar Rahola en La Vanguardia del Miércoles 29 que lleva un explicativo título: “La Gran Estafa”.

La gran estafa