Antonio Parra Sanz
«Prometo misterio y también interés,
dos de los pilares que debe atesorar cualquier novela»
Ignacio Borgoñós
Antonio Parra Sanz (Madrid, 1965) acaba de publicar Apocalipsis 17, 1, una novela negra donde un asesino confeso conversa en un programa nocturno de radio con una locutora, que inmediatamente pone el caso en manos de un inspector de policía, abriendo así una historia tripartita donde cada personaje esconde luces y sombras, todo ello englobado en un ambiente claustrofóbico donde la culpa se erige como una gran amenaza. Pero Antonio Parra Sanz es mucho más que un escritor de misterio, no obstante ha ganado premios literarios de narrativa corta por toda la geografía española, donde se incluyen algunos tan prestigiosos como el Barcarola, y se confiesa admirador de obras como La Regenta y Cien años de soledad. Además, ha publicado la novela Ojos de fuego, así como los libros de relatos Desencuentros, El sueño de Tántalo y Polos opuestos. También ejerce como crítico literario en el suplemento cultural “Ababol” del diario La Verdad. Conozcamos algo más de él.
—ECP: ¿Cómo se originó su novela Apocalipsis 17, 1? —AP: Yo creo en el destino, y tratándose de la literatura, creo todavía más. Apocalipsis 17,1 formaba parte de otra novela más extensa, y era la obra escrita por el protagonista de esa novela mayor. Cuando finalicé aquel proyecto, me encontré con un número un poco desorbitado de páginas, y Amalia, mi mujer, me sugirió que diese independencia a ambas novelas, porque podían sobrevivir por sí solas. Ahí es cuando entra en juego el destino, que hizo que esta historia cobrara vida, y al mismo tiempo que la ‘novela madre’ mantuviera una extensión más adecuada que me permitiera centrarme más en su tema principal: nada menos que el sufrimiento de un autor que pretendía escribir una novela y veía cómo, a medida que su vida personal se iba resquebrajando, su calidad literaria iba en aumento. Luego, los caminos de la edición han hecho que una se publique antes que la otra, pero aún tengo esperanzas de que pronto pueda ver la luz Acabo de matar a mi editor, y, como no podía ser de otra manera, sigo sin renunciar a los crímenes. —ECP: ¿Qué lecturas de novela negra hay detrás de usted? —AP: La nómina sería demasiado larga, pero hay influencias a las que debo mucho, Vázquez Montalbán y su serie de Carvalho me volvieron incondicional del género, y poco a poco fui picando de todos los clásicos, desde Poe a los norteamericanos del ‘hard-boiled’, Chandler, Hammett, y por supuesto, también las figuras actuales europeas, Donna Leon, Andrea Camilleri, Petros Márkaris, Lorenzo Silva, Alicia Giménez Bartlett, y clásicos españoles como García Pavón o González Ledesma. Realmente no le hago ascos a ningún autor, aunque reconozco que, ante la última invasión de novelas nórdicas que sufrimos hace algunos años, llegó un momento en el que establecí filtros, porque todo empezaba a parecerse demasiado a Henning Mankell y Stieg Larsson.
Definiendo el Apocalipsis Foto: Ignacio Borgoñós
Para leer la entrevista completa: http://www.elcoloquiodelosperros.net/numero30/bask30an.html