No se trata de relatar un viaje, un largo viaje que ha atravesado el norte de la India desde el Oeste hasta el Golfo de Bengala, con una reparadora estancia de cuatro días en Nepal. Más bien, quiero describir algunas impresiones, seguramente muy subjetivas, que en mi caso han configurado la visión contradictoria y vital que traigo de lo que hemos visto. Acaso, la primera sensación, al margen del inicial golpe de calor y humedad al salir del aeropuerto, fue el color de la verde espesura en Nueva Delhi. Al amanecer, abrí la ventana de nuestra habitación, situada en un hotel un tanto alejado del centro de la ciudad, y pude ver un paisaje que se me antojó irreal. Los británicos, tras dejar Calcuta como capital, diseñaron una nueva ciudad junto a la vieja Delhi, con inmensas avenidas ajardinadas que en cierto sentid
No se trata de relatar un viaje, un largo viaje que ha atravesado el norte de la India desde el Oeste hasta el Golfo de Bengala, con una reparadora estancia de cuatro días en Nepal. Más bien, quiero describir algunas impresiones, seguramente muy subjetivas, que en mi caso han configurado la visión contradictoria y vital que traigo de lo que hemos visto. Acaso, la primera sensación, al margen del inicial golpe de calor y humedad al salir del aeropuerto, fue el color de la verde espesura en Nueva Delhi. Al amanecer, abrí la ventana de nuestra habitación, situada en un hotel un tanto alejado del centro de la ciudad, y pude ver un paisaje que se me antojó irreal. Los británicos, tras dejar Calcuta como capital, diseñaron una nueva ciudad junto a la vieja Delhi, con inmensas avenidas ajardinadas que en cierto sentid