Después de trasladarse con su marido a la minúscula isla china de Macao, Grace Miller se siente una extraña en un país extranjero. Además, su matrimonio está en jaque y sus sueños de crear una familia empiezan a caer en pedazos. Entonces decide recurrir a lo que más le gusta: preparar macarons, las deliciosas y exquisitas galletas francesas. Grace inaugura una cafetería en la que, rodeada de otras expatriadas y lugareñas, logra crear una nueva definición de lo que supone un hogar y una familia. Pero cuando unos secretos que creyó enterrados hace tiempo salen a la superficie, Grace se da cuenta de que ha llegado el momento de inhumar viejos fantasmas y empezar a confiar en sí misma.
Grace Miller tiene un sueño, o más bien una necesidad que le impide ser feliz porque se entera que nunca se hará realidad. Después de batallar durante años por conseguirlo, su matrimonio se ha resentido y la brecha entre los dos se hace cada vez más profunda. Grace está emocionalmente herida, se siente vulnerable y al acecho de la primera emoción que reavive cualquier ilusión. El primer chispazo llegará de Leon, un chef francés con mucho encanto y muy servicial; el segundo y decisivo es un pequeño local que se alquila. Grace ambiciona abrir una cafetería donde servirá unos exquisitos macarons. Pete, su marido no ve con buenos ojos esa nueva faceta de la vida de su mujer y apenas muestra interés por ello...sin embargo Lillian’s se convierte en el centro de la vida de Grace y en catalizador de una pequeña comunidad de mujeres, cada una con sus secretos, sus peculiaridades, sus penas y alegrías.
Pero hay otro asunto en la vida de Grace, un capítulo no cerrado que planea sobre su cabeza: la
El color del té no aporta novedad alguna a este tipo de novela: la historia se ha repetido una y otra vez en torno a un club de punto, de cupcakes, de lectura, etc. Lo que la hace diferente es la prosa de la autora: cuidada, elegante y evocadora. Describe el exotismo de Macao de manera realista: la cultura, la barrera del idioma, la influencia occidental, la emigración de los más pobres frente a las familias adineradas que reciben un trato privilegiado. También hay cabida para los fabulosos macarons y las exóticas combinaciones de sabores, la importancia del gusto, la mezcla de occidente y Oriente, los aromas, y de los recuerdos que pueden llegar a despertar.
Grace es una protagonista que puede irritar aunque también conmueve su confusión; la falta de dialogo con su marido la lleva a aislarse, cada uno se lame las heridas sin aportar consuelo al otro. Por eso mismo Grace se deja llevar por un espejismo de atracción y por su cafetería donde poco a poco irán apareciendo mujeres que le harán entender que el mundo no se acaba porque ella no ha conseguido su sueño.
El punto fuerte es el sentimiento de amistad que nace entre todas ellas: la anciana y serena Yok Lan; la tímida y generosa Rilla, una emigrante filipina; la despampanante Marjory, ociosa esposa de un ejecutivo estadunidense sin pelos en la lengua, la irascible Gigi de la isla de Macao y de cuya boca salen sapos y culebras y la propia Grace que no sabe de donde proviene realmente, que no llegó a conocer a su padre y cuya relación caótica con su madre la marcó de manera significativa.
El punto flojo de la novela sería la narrativa en primera persona que limita la percepción de todos los acontecimientos, siempre desde el punto de vista de Grace y deja al margen personajes como su marido o su madre en sus recuerdos. La narrativa en primera persona favorece la introspección de la protagonista que madura y crece emocionalmente, pero nos impide conocer un poco mejor a los demás.
En su conjunto El color del té es una bonita historia de superación, de perdón, de sueños rotos, de amistad y amor, todo acompañado de los famosos macarons de Grace. Como la vida, los macarons son una auténtica sorpresa, nunca se sabe qué saldrá de las múltiples combinaciones de sabores, pero cuando menos te lo piensas, encuentras el macaron perfecto, el que se derrite en la boca y despierta sentimientos y emociones que creíamos olvidados.