Hace poco más de un mes denuncié en este mismo blog el crimen de la motosierra. Nuevamente tenemos que lamentar en Ibi otro atentado contra el medio ambiente, contra nuestro patrimonio natural y paisajístico, causado por la misma banda de desaprensivos, gentuza sin escrúpulos que no respeta a nada ni a nadie. Es preocupante la inusitada frecuencia con la que en nuestra Villa se comente este tipo de acciones violentas, precisamente contra quienes más indefensos están, contra seres vivos anclados a la tierra sin posibilidad de defenderse.
La víctima en este caso han sido dos grandes pinos que había en unos bancales, justo al lado de donde estaba hasta hace unos años la "Caseta Mora", allá por el Puente Picó, justo detrás de las naves de Palau Hermanos y Talleres Santa Lucía. Aquella zona se está urbanizando actualmente, parece ser que se quiere instalar allí una gran superficie y los dos veteranos ejemplares de pino estorbaban en el proyecto.
Hace unos días ya tuve un mal presentimiento. Cuando me enteré de lo que estaba pasando en aquella zona con la desaparición de gran cantidad de arbolado, me acerqué y tomé la segunda de las fotografías que adjunto, sospechando que, quizás, iba a ser la última imagen que quedará en nuestras retinas de esos árboles que nos vieron crecer.
Personalmente, me duele en especial la desaparición de estos pinos. Os contaré que a su sombra he pasado una pequeña parte de mi infancia. Los propietarios de la "Caseta Mora", Pepe y Tere, eran buenos amigos de mis padres y su casita estaba siempre a disposición de la cuadrilla para cualquier celebración. Allí nos juntábamos varias familias, hacíamos "gaspachos", allí nos comíamos la "mona", allí se jugaba a las cartas hasta que se hacía de noche, ¡qué pena!