En esta segunda parte hablaremos de cómo avanza la lactancia materna desde un par de días después del parto, el puerperio, hasta los tres meses del bebé.
- El estrés post parto: Cuando llegamos a casa con nuestro bebé después del parto nos encontramos con unos días bastante agobiantes. Debemos tener en cuenta que la situación es nueva tanto para nosotros como para el bebé que tiene que acostumbrarse a su nuevo hogar después de haber estado protegido y calientito durante nueve meses en el vientre materno. Si somos madres primerizas notaremos aún más este cambio de vida que al principio puede resultar estresante, tanto la madre como el bebé deben acostumbrarse a esta nueva situación y encima tenemos que aguantar innumerables visitas de nuestros familiares que quieren conocer al nuevo miembro de la familia. Esto causa un estrés en la madre que además está cansada y recuperándose del parto, un estado de estrés que puede perjudicar a la consolidación de la lactancia materna en esos primeros días de aprendizaje y de conocimiento mutuo. Para que esos nervios no lleguen a ese extremo debemos procurarnos un ambiente de calma y tranquilidad al llegar a casa y reducir las visitas al máximo, ya tendrán tiempo de ver al bebé, deben comprender que la madre necesita descansar, recuperarse y adaptarse. SI es posible el padre deberá asumir todas las responsabilidades del hogar y debemos pedir ayuda siempre que lo necesitemos apoyándonos en la familia.
- Pezones irritados: Al comienzo de la lactancia materna los pezones deben acostumbrarse a esta nueva situación y durante un par de semanas lo más normal es que molesten un poco y duelan cuando el bebé se pone al pecho. Suele remitir a los pocos segundos de que el bebé comience a succionar pero a veces resulta doloroso y tememos el momento de poner al pecho a nuestro hijo. Hay que asegurarse de que la posición en la que amamantamos sea correcta y cómoda tanto para el bebé como para nosotras y de que ese dolor no es causado por una mala posición de la boca del bebé pues eso podría provocar otras dolencias de las que hablaremos más adelante. Recordad, cuanto más mame nuestro hijo antes desaparecerán estas molestias.
- La subida de la leche: A partir del cuarto día de nacer nuestro bebé y de alimentarlo con el calostro notaremos como nuestros pechos crecen y están duros y calientes a tacto y seguramente gotearán esta vez de un líquido mucho más blanco que antes, eso es que están llenos de leche. Con la subida de la leche las mamas se congestionan y producen una sensación de quemazón y de dolor un tanto molesta. Cuando esto ocurre nunca hay que dejar de amamantar a nuestro bebé, sino todo lo contrario, hay que amamantarlo más a menudo y utilizar el sacaleches o la extracción manual para extraer el exceso de leche, ya que de no sacarla puede provocar más dolor incluso otras dolencias como mastitis. Para calmar un poco esas molestias también se pueden poner compresas frias sobre el pecho para ayudar a descongestionarlo. No hay que preocuparse por sacarse esa leche, no dejaremos a nuestro hijo sin leche pues ya sabéis que cuanto más leche mama o extraemos más se produce. Hay que recordar que a veces, debido a esa subida los pechos se ponen tan duros y tirantes que nuestro bebé no puede agarrarlo con facilidad; eso se soluciona de la misma forma, extrayendo un poco de leche antes de la toma.
- Malas posiciones al amamantar: En la mayoría de los casos, el dolor en los pezones al dar de mamar está causado por una mala postura. Amamantar no debe doler, debe de ser una experiencia gratificante excepto en contadas ocasiones como con la subida de la leche o con el comienzo de la lactancia, y una mala experiencia con la lactancia materna puede llevar a la madre a abandonarla, a nadie le gusta sentir dolor y menos cuando se supone que debe de ser algo placentero. Cuando el bebé está colocado en una mala postura no agarrará bien el pezón, por lo que se producirá dolor en la madre favoreciendo la aparición de grietas y heridas en el pezón. Para que esto no ocurra hay que colocar al bebé correctamente, con su cuerpo pegado a nuestro regazo y su nariz a la altura del pezón, la boca del bebé debe estar bien abierta para coger bien el pecho, los labios superior e inferior deben estar evertidos, la cabeza y el cuerpo del bebé deben formar una línea recta, la boca del bebé debe abarcar gran parte de la areola y sus mejillas no se hundirán al mamar. Si queréis más información os invito a que leáis las posturas y posiciones para amamantar de la Web de “Albalactancia” , es una guía bastante completa. Os la aconsejo.
- Gases y cólicos del lactante: Hay otras dolencias en el bebé que pueden influir en las veces que amamantamos a nuestro hijo, como el cólico del lactante, del que no se conoce una causa evidente y se cree que puede ocurrir por una sobre estimulación del bebé o la inmadurez de su aparato digestivo. Suele durar hasta los tres meses y no tiene una solución concreta, aunque se ha demostrado que mucho contacto entre madre e hijo piel con piel y muchos brazos pueden ayudar a calmarlos. Otra cosa habitual en los bebés son los gases, que se acumulan en su intestino y hay que ayudarles a expulsarlos. De estos temas hablaremos más detalladamente otro día. De momento hay que saber que son totalmente normales en el bebé y que no son causa para disminuir las tomas sino todo lo contrario, las propiedades de la leche materna pueden ayudar a solucionar estos problemas mucho antes.
- Pechos blandos: Cuando llevamos un tiempo amamantando a nuestro bebé ocurre que un día descubrimos que nuestros pechos ya no están duros ni tan llenos como antes y además ya no gotean. Esto lleva a pensar a muchas madres que se están quedando sin leche con la que alimentar a sus pequeños y muchas suelen recurrir a “completar” con algún cacillo de leche artificial en biberón, entonces es cuando existe un verdadero problema. Pero no es así, lo que ocurre es que llega un punto en el que el pecho produce la leche conforme la va necesitando el bebé, es decir, cuando mama se va produciendo la cantidad que necesita. Aunque nuestros pechos ya no estén como el principio seguimos produciendo leche de sobra para nuestro bebé y él sabrá muy bien cómo mamar para conseguir la que desee en cada momento. Por eso lo más importante es confiar en nuestra capacidad para alimentar a nuestros hijos y nunca introducir leche artificial porque no la necesita, pues si lo hacemos corremos el riesgo de que al reducir las tomas de pecho nuestro bebé mame menos y entonces si que se puede reducir la cantidad de leche que producimos; recordad siempre que cuanto más mama más leche se produce.
- La crisis de los tres meses: La crisis de los tres meses es un periodo de adaptación del bebé que va muy ligado a esos pechos blandos de los que hemos hablado anteriormente. Alrededor de los tres meses notamos que nuestro pequeño está mucho más inquieto, quiere pecho a todas horas y las tomas son más cortas que antes. No engorda a la misma velocidad que antes y para colmo nuestros pechos están blandos, y como he dicho antes, tendemos a pensar que nos estamos quedando sin leche. Pero todo esto es normal y no hay que preocuparse, sólo tener un poco de paciencia. Esta crisis suele coincidir con una etapa de crecimiento de nuestro bebé por lo que necesita más leche para alimentarse, por eso mama mas veces que antes, pues se ha dado cuenta de que si mama más sale más leche. Lo del peso es totalmente normal, durante los primeros meses se dedicó a engordar y ahora le toca crecer, si siguiera el mismo ritmo que antes se convertirían en bebés obesos.
- Presión social, publicidad y malos consejos: Este tema es demasiado extenso como para resumirlo en tan sólo una líneas, por ello hablaremos de este tema en otra ocasión. Pero si se puede decir que esto puede acabar con una lactancia materna feliz e incluso puede provocar el destete no deseado. Es importante estar seguras de nosotras mismas y no dejarse llevar por lo que nos dicen los demás. Y como siempre digo, nunca, jamás hay que dudar de nuestra capacidad para amamantar a nuestros hijos.
Ya habéis observado como son multitud de causas las que pueden provocar que la lactancia materna no transcurra con normalidad pero prácticamente todas estas causas son fácilmente solucionables y el resto pasarán solas. Hay que tener mucha paciencia al principio, pero al final nos habrán valido la pena todas esas noches en vela y todos esos esfuerzos que hemos hecho por darle a nuestro hijo el mejor regalo que le podemos ofrecer, nuestro pecho y nuestro amor.
Si tenéis alguna duda en concreto sobre este tema no dudéis en contactar conmigo.