Perfecto, has pasado unas buenas vacaciones de Navidad, los Reyes Magos te han traído esas ruedas tan bonitas que viste hace un tiempo en Merkabici y tu máquina te espera, triste, en el garaje, apartada desde hace algún tiempo. Porque, reconozcámoslo, en invierno dan menos ganas de andar en bici, ¿verdad?, hace frío, en los puertos que tanto nos gusta subir hay nieve y no podemos sufrir un poquito, y además en nuestras casas se está tan calentito. Y eso sin pensar en que también hay que descansar, y que, vale, lo reconozco, quizás estas navidades hayamos estado más de la cuenta de fiesta, pero es que tenemos otros amigos aparte de los de la grupeta y a ellos también hay que atenderlos, ¿no?
Pero bueno, ya no hay excusas, porque cuando miras tu listado de objetivos para este año y ves allí lo de “acumular más kilómetros” o “subir ese puerto que tanto miedo me da” sabes que poco a poco te tienes que acercar a la bicicleta. Eso sí, no de cualquier manera, porque una reentrada inadecuada sobre tu máquina puede provocarte algún tipo de lesión o desmoralizarte por completo. Y los dos sabemos que cuando estás en casa lesionado comes un montón y subes de peso y todas esas cosas que luego tanto te cuesta olvidar sobre la bici. Así que comencemos.
Y, ya que estamos, vamos a hacerlo hablando del peso. Seguramente habrás cogido algún kilo durante la inactividad sumada a las navidades. Tranquilo, es lo más normal del mundo, pero debes de tenerlo en cuenta para programar tus primeros entrenamientos del año. Así, olvídate de largas subidas o pendientes extremas donde lo más que puedes llegar a hacer es lesionarte (o tener que echar pie a tierra, con el golpe moral y de orgullo que eso supone, no nos engañemos) y céntrate en recorridos planos y lisos, con las menores pendientes. Trabaja de esta forma y poco a poco podrás ir incorporando algunas subidas, progresivamente más exigentes, a tu rutina.
Y esa rutina, ¿cómo será? En primer lugar tienes que tener en cuenta que al principio de la temporada lo más importante es realizar un llamado trabajo de base. En otras palabras, que es más importante que acumules una base adecuada de fondo físico en lugar de buscar la calidad en tus salidas. Así que prepárate para devorar kilómetros y kilómetros, siempre por terreno sin dificultades, y completar el máximo número de horas posible sobre tu bici. Evidentemente al principio puedes notar ciertas molestias (dolores en el trasero debido al tiempo de entrenamiento, o algunas molestias en las cervicales) pero son normales. Eso sí, si después de unos días no han desaparecido o remitido severamente, no dudes en cesar en tu progresión y acudir a un médico. Una lesión ahora podría ser fatal.
Evidentemente lo anterior es válido para los cicloturistas, los globerillos de la carretera. No hagas caso de lo que dicen los profesionales sobre sus cargas de trabajo, su entrenamiento por potencia y su búsqueda de kilómetros de calidad por encima de cualquier otra cosa. Nosotros no competimos y lo único que pretendemos preparar es a nuestro cuerpo para que pueda hacer frente con más seguridad a los esfuerzos de dentro de unos meses. Así que….criba.
En cuanto al desarrollo hace años había una frase entre los ciclistas que decía que los primeros mil kilómetros había que hacerlos con el plato pequeño. Evidentemente esto hoy no es así, entre otras cosas por los cambios en los desarrollos, que hacen que las combinaciones sean muchas más, pero la idea básica nos sigue valiendo perfectamente. En otras palabras, los primeros días de entrenamiento tenderemos a ir siempre sueltos de piernas, procurando no cargarlas en demasía. Tendones y músculos nos lo agradecerán mucho no dándonos problemas en nuestra progresión, algo que en el pasado no era tan habitual, con continuas tendinitis a principios de año.