El comienzo del sexo

Publicado el 18 marzo 2014 por Libretachatarra


Después de la Segunda Guerra Mundial, algunas certezas en la que se basaba la sociedad norteamericana empezaron a derrumbarse. Una por una, las creencias establecidas se vieron desafiadas y, contrastadas con la realidad, se revelaron como mitos, supersticiones de una época que estaba quedando atrás. “Masters of sex” es la serie de HBO que cuenta una de esas luchas: el estudio científico de las relaciones sexuales.
Los protagonistas son el Dr. William Masters y su asistente Virginia Johnson, épicos precursores de la sexología (con el antecedente histórico de Alfred Kinsey, con una recordada película dirigida por Bill Condon: http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2005/05/la-diversidad.html). Masters es un obstetra altamente reconocido de la Washington University de Saint Louis que ha anhelado, en secreto, estudiar las relaciones sexuales con toda la metodología científica disponible. Hasta entonces el sexo era una zona gris para la medicina, con muchas creencias nunca debidamente probadas. Los consejos a los pacientes eran parciales, inefectivos, teñidos por el machismo de la época.

Masters, soberbio, maniático, brillante, no hubiera alcanzado la potencialidad sin su contraparte femenina, una liberada Virginia Johnson, divorciada, dos hijos, secretaria con ambiciones, que es la socia ideal para la investigación. Especialmente porque es mujer. Y porque es mucho más flexible para adaptarse a las pacaterías de la sociedad. Como mujer y divorciada ha conocido la discriminación. Y sabe cómo encontrarle la vuelta para salirse con la suya.
Sobre ese contrapunto de personajes pivotea el excelente guión de Michelle Ashford (firma los doce episodios de la primera temporada, en muchos casos compartido). La tensión romántica entre Masters y Johnson se apoya en el contexto social. Referentes sólidos de la sociedad sienten una insatisfacción en lo que están haciendo. Quieren algo más. Desean otra cosa. Y esa insatisfacción abre el camino a cuestionar lo tradicional, lo normado, lo debido. En eso, “Masters of Sex” nos recuerda a “Mad Men”. Hay en ambas una insatisfacción general de la sociedad. Y en ambos casos estamos en vísperas de un cambio, de algo que torcerá las cosas como venían hasta entonces.

Junto al guión, “Masters of sex” muestra un acierto notable en el casting. Michael Sheen (el recordado Tony Blair de “La Reina”) da el tono justo a su complicado Masters. Pero quien es un hallazgo y lleva todas las miradas, es Lizzy Caplan como Virginia Johnson. Caplan es el non plus ultra de la seducción. Una sola mirada de ella y comprendemos porque a Masters se le movió el piso en su presencia. Son esas interpretaciones claves para el éxito de una serie. Y Caplan lo consigue con holgura. Ella es responsable de que el muy buen guión tenga un grosor adicional al que traía de base.
Hay una escena que es paradigmática (¡ojo, spoilers! Saltar párrafo si no vieron la serie): aquella en la que Masters y Johnson llegan al orgasmo al mismo tiempo. Lo que menos importa es ver a los actores desnudos. Lo decisivo es seguir la mirada de Caplan al llegar al clímax. La mirada de ella revela algo más que la excitación cumbre del orgasmo. Su personaje se da cuenta, en ese instante, que Masters es el hombre que ama. Esa mirada es muy sutil, es una delicadeza en una escena sexual caliente. Y es la clave de una buena interpretación: transmitir más allá de las palabras y acciones escritas. Agregar esa dimensión que mejora lo ya bueno que escribió el escritor.
(Al ver esa escena, me surgió un pensamiento: la imposibilidad de encontrar por estos pagos tal nivel de sutileza en la interpretación. Una tradición de actores impostados con alto grado de narcisismo correlacionada con nula autocrítica no es el campo más apropiado para esa virtud.)

Un personaje secundario destacable es el que hace Beau Bridges como el rector Barton Scully, un padre de familia respetable, homosexual encubierto. Ese personaje (secundario en la trama) permite realzar la tesis principal de la serie: la lucha histórica del hombre por aceptar su naturaleza. Porque “Masters of sex” habla de algo más que de dos estudiosos del sexo. Lo que la serie cuenta es ese cambio generacional que significó aceptarse y aceptar nuestros instintos básicos y animarse a sentirse a gusto con si mismo.
Otra joyita televisiva que parece confirmar que las mejores ideas, últimamente, están más en la televisión norteamericana que en Hollywood. Vale la pena tenerla en cuenta y esperamos con ansias la próxima temporada.
Mañana, las mejores frases.